Mayo 15, 2024

Oliverio Coelho: “Los apegos morales coartan la libertad”

Guadalajara.- En entrevista con Clarín.cl Oliverio Coelho (1977), escritor argentino, presenta la antología Hacia la extinción: “Fue fácil encontrar un hilo conductor y descartar cuentos, incluir otros, pensando que hay eslabones de un cuento a otro. Además está el talante de muchos hombres solos que aparecen en los cuentos y me parece que le dan una unidad temperamental que se reflejaba en el tono, tratamos que no hubieran cuentos que desentonaran, pensaba que un cuento tenía que conducir a otro, tenía que existir un eslabón para que pudieran leer la antología de corrido, como una novela”. Oliverio Coelho recibió –en México- el Premio Latinoamericano de cuento Edmundo Valadés (1915-1998) y la beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA).

 

 

Autor de: Tierra de vigilia (2000), Los invertebrables (2003), Borneo (2004), Promesas naturales (2006), Ida (2008), Parte doméstico (2009) y Un hombre llamado Lobo (2011). Oliverio Coelho colabora en los suplementos culturales de La Nación (Argentina), El País (España) y Clarín (Argentina). A pesar de su vinculación periodística, el escritor argentino confiesa su poco interés en conceder entrevistas: “En general prefiero hablar solo, creo que hay una intimidad en el monólogo que se transforma en escritura, pero en un caso como este, cuando tu libro está publicado afuera y resulta ser una compilación tan entrañable, las entrevistas se vuelven necesarias para que el trabajo se vuelva visible, tal vez un libro de estas características deseaba ser publicado en México”.

 

MC.- Oliverio, ¿cuándo surgió la idea de publicar una antología con la editorial mexicana Almadía?

OC.- El primer contacto se dio en Buenos Aires cuando conocí al editor de Almadía, en noviembre de 2012 viajé a la Feria del Libro de Guadalajara, volvimos a encontrarnos y hablamos sobre la posibilidad de hacer un libro de cuentos, una antología que reuniera inéditos y los cuentos que me interesaron de mi anterior libro, sobre esa idea trabajamos 30 cuentos, fue fácil encontrar un hilo conductor y descartar cuentos, incluir otros, pensando que hay eslabones de un cuento a otro. Además está el talante de muchos hombres solos que aparecen en los cuentos y me parece que le dan una unidad temperamental que se reflejaba en el tono, tratamos que no hubieran cuentos que desentonaran, pensaba que un cuento tenía que conducir a otro, tenía que existir un eslabón para que pudieran leer la antología de corrido, como una novela.

 

MC.- ¿Cómo describirías tu relación literaria con México?

OC.- México siempre fue mi segunda patria literaria, vine en 1998, me quedé un tiempo recorriendo México, en aquel año me dieron el Premio Edmundo Valadés y aproveché para conocer la literatura mexicana, para viajar por México. Dos años más tarde recibí una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) para residir en México, conocí a más escritores mexicanos, de hecho, después de Argentina, México es el país cuya producción y tradición literaria conozco mejor, me involucré al punto que hice una antología de literatura mexicana.

 

MC.- ¿Quién publicó tu antología?

OC.- Nuca se publicó, la intención era hacerla, no que se publicara, la antología era el motivo de estudio para mi beca.

 

MC.- ¿Cuál era el criterio de tu antología inédita?

OC.- Mis gustos, en realidad traté de encontrar estéticas que estuvieran acabadas y que fueran honestas respecto a la propuesta.

MC.- La única referencia mexicana en la antología “Hacia la extinción” está en el cuento “Treinta dólares”, sin embargo, Park Chang-ho, el protagonista es un turista coreano…

OC.- Tengo un vínculo espiritual con el cuento que mencionas, creo que me marcó como experiencia mi viaje a Corea del Sur, no establecí un vínculo espiritual con el país oriental, pero fue una experiencia vital extrema: viajar por Corea del Sur, China y Japón, por eso el paisaje oriental me resulta tan bueno para crear verosímiles cuando una vida se parte en dos, creo que si ambiento cuentos en oriente se debe a que es una sociedad que conozco y vuelve verosímil que un hombre viaje y encuentre una gran inflexión.

 

MC.- En “Los especialistas”, el personaje Hugo Alí dice: “Escribir no tiene la más mínima importancia en la vida de nadie”, al parecer a este escritor le incomoda hablar de literatura. Oliverio, ¿te gusta conversar sobre tus libros?

OC.- En general prefiero hablar solo, creo que hay una intimidad en el monólogo que se transforma en escritura, pero en un caso como este, cuando tu libro está publicado afuera y resulta ser una compilación tan entrañable, las entrevistas se vuelven necesarias para que el trabajo se vuelva visible, tal vez un libro de estas características deseaba ser publicado en México.

 

MC.- 5 cuentos están escritos en primera persona, ¿al hablar solo prefieres escribir en primera persona?

OC.- Me gusta escribir en primera persona, pero no todos los cuentos son para una primera persona, cada vez me cuesta más narrar en primera persona, no es tan simple, creo que en general, la primera persona surge espontáneamente cuando la historia y vos se juntan al momento de crear, cuando comienzas a escribir sin saber cuál es la historia y tenés que tramar una estrategia que a veces compite contra la espontaneidad del cuento.

 

MC.- En tu antología encontré varias referencias literarias y epígrafes. ¿Durante la espontaneidad creativa escuchas música, miras películas o lees a tus escritores de culto?

OC.- Las citas textuales son predilecciones, me parecen caprichos que valen para un cuento, poner en escena esos caprichos, contagiar a los lectores, y también ponerse en ridículo, porque la grieta que se abre en cualquier cuento o novela al momento de escribir es sucumbir a la solemnidad, entonces creo que esa la lucha intestina de muchos escritores, no sé si de muchos, en este periodo de mi vida trato de establecer cierta distancia con mis temas para no tomarlos tan en serio y poder verterlos para restarles solemnidad.

 

MC.- Tus personajes se interesan en asomarse al espacio de otros personajes, ¿por qué tienen la curiosidad de observar desde adentro?

OC.- En ciertos espacios cerrados se refleja y retrata la realidad de una sociedad, entonces te acercas a ciertas miserias que se transmiten en esos espacios poco dinámicos, como en el cuento Vigilia, donde se retrata en el fondo -a través del encierro- lo incestuoso de la clase aristocrática.

 

MC.- Otro tema es la aparente libertad después del “abandono”, sea por la muerte del padre o del enemigo, o por la ruptura amorosa. ¿Qué hacen tus personajes ante el abandono?

OC.- Claro, cuando sucede la pérdida uno tiene la intención de conquistar la libertad, tal vez sea así, pero lo difícil es el cierre, que el duelo no se evapore, que termine, que culmine en una herencia, lo verdaderamente heredable es la libertad, yo no narro eso, sino la sucesión cuando hay muchas interferencias y dudas respecto al sentido de la libertad, en el fondo no todo el mundo quiere ser libre, tan libre como podría serlo, hay cierto apego a lo moral y a todo tipo de sentimientos cristianos que acompañan a la moral -como la culpa-, los apegos morales coartan la libertad. Los personajes de algunos cuentos están atravesados por sentimientos morales, o por sensaciones morales, o por imperativos, entonces parecen que se estuvieran traicionando.

 

MC.- ¿En tu narrativa exploras la moral argentina?

OC.- Es un derrotismo a la Argentina, una especie de culto al fracaso que tiene el argentino y que circula en la atmósfera de Buenos Aires todavía, sobre todo en los hombres mayores.

 

MC.- El cuento más lúdico fue “La muerte del crítico”, reí cuando el escritor “Min Gyu” atropelló con su automóvil al crítico literario “Kim Sung Jung”, ¿era una revancha ante los atropellos de la crítica?

OC.- Este cuento se me ocurrió en Corea del Sur. Las miserias del ambiente literario eran muy parecidas a las miserias de cualquier ambiente literario, pero noté que en Corea la academia tenía mucho peso y que hacían concursos, siempre hay una estancia de legitimación que a la larga es absurda. Quería narrar la historia de alguien había sido rechazado en esa instancia, pero había resistido y se había transformado en una especie de zombie literario, sin publicaciones, con una escritura automática relacionada con el alcoholismo y en medio de esa escritura automática atropella a su enemigo, para colmo después descubre que fue amante de su mujer. Sería una venganza involuntaria.

 

MC.- El último cuento es “El Don”, ¿la escritura es una herencia por reclamar?, ¿cuándo descubres tu vocación literaria?

OC.- De joven, sin querer comencé a escribir como si fuera un juego, El Don existe siempre que sea posible jugar con él, alterar su orden, su interior y sus variantes. Mientras no sea rígido, mientras no esté sometido a las leyes de la inercia, ni a una fórmula.

 

MC.- Finalmente, ¿llevas una bitácora durante tus viajes por México?

OC.- En este momento no, pero cuando estuve en México en 1998 y 2007 residiendo como escritor llevé un diario. También escribo una columna para un diario, la mayoría de estas crónicas de viaje están ambientadas en México o en Cuba, estoy fascinado por estos dos países, pueden leer mis crónicas de viaje en el blog Conejillo de indias.

 

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