La reciente derrota de Francisco Orrego a la gobernación de la Región Metropolitana, no solo es una buena noticia para quienes creemos que personajes así son un peligro para la democracia del país, sino también porque es una derrota para cierta masculinidad enojada, que se ha instalado con fuerza en muchos países, usando las plataformas digitales para difundir un discurso
La postura de hacer volver la figura del general Baquedano a la Plaza Italia, entusiastamente planteada por el candidato Orrego (Francisco) de la derecha; ha sido también replicada por el otro candidato Orrego (Claudio) de la “centro-izquierda”.
Como dice un lúcido amigo, el candidato de la elite es Claudio Orrego, por quien ya votó la elección pasada. El Orrego emergente no es muy fiable por cuna, condición social y notoria falta de inteligencia. El actual gobernador es más de aquella derecha que volverá a votar por él porque lo reconoce como uno de los suyos por clase e intereses. El otro es un picante tirado a gente.