Para Rusia el fin de la dinastía de la familia Al Assad, con el padre Hafez y el hijo Bashar, que gobernó Siria el medio siglo reciente no sólo es un duro golpe para la imagen del presidente Vladimir Putin en el sentido de que ahora dejó caer a un aliado suyo, aunque le salvó la vida al darle asilo político, después de que en septiembre de 2015, en un contexto similar,