Prensa y militares en Chile: continua el desencuentro
15 de marzo de 2004
por Juan Pablo C�rdenas (Informe para el Instituto Prensa y Sociedad)

La dictadura de Pinochet naci� re�ida con el periodismo. La historia recuerda que entre los primeros bandos militares estuvieron los que clausuraban temporal o definitivamente a algunos medios de comunicaci�n, mientras se le impon�a la censura previa al resto. Ya en La Moneda muere el primer periodista -Augusto Olivares- mientras que muchos otros son detenidos en campos de concentraci�n o forzados al exilio. En m�s de 17 a�os de autoritarismo, las relaciones entre militares y comunicadores sociales fue muy tensa y el ejercicio de la profesi�n de informar fue perseguido sistem�ticamente.

Sin embargo, esos tensos a�os registran el surgimiento de varios diarios, revistas y radios democr�ticas a trav�s de los cuales la disidencia pudo expresarse, denunciar las graves violaciones a los Derechos Humanos y promover la movilizaci�n. Por lo mismo es que estos medios sufrieron diversas formas de persecuci�n judicial a trav�s de los tribunales civiles y militares. Muchos periodistas, asimismo, fueron v�ctimas del amedrentamiento constante, y ya bastante avanzada la Dictadura, el editor internacional de la Revista An�lisis, Jos� Carrasco Tapia, fue ultimado con catorce impactos de bala, crimen que hasta hoy sigue impune, aunque los autores materiales est�n ya identificados.

Las organizaciones gremiales de los periodistas han completado el balance de los profesionales que fueron asesinados, encarcelados y acosados de distinta manera. El Informe oficial de la Comisi�n de Verdad y Reconciliaci�n tambi�n registra caso a caso la persecuci�n que afect� a m�s de un centenar de periodistas, fot�grafos y camar�grafos, entre ellos varios corresponsales extranjeros. Los tribunales de justicia, en tanto, han abierto investigaci�n y procesado a algunos militares por su participaci�n en casos de los periodistas que fueron asesinados o hechos desaparecer y todo indica que en los pr�ximos meses van a ejecutoriarse las primeras condenas. Ello, a pesar de que sigue vigente en Chile la Ley de Amnist�a dictada por la Dictadura y que protege con el manto de la impunidad los actos de represi�n entre 1973 y1977. Asimismo, en lo que toca al Estado, los profesionales de la prensa perseguidos por la Dictadura han sido favorecidos por algunas discretas reparaciones de car�cter previsional y la eliminaci�n de sus prontuarios judiciales a objeto de facilitarles sus tr�mites de jubilaci�n y posibilidades laborales. En este momento, otra Comisi�n de car�cter oficial estudia la situaci�n de los chilenos que fueron torturados y encarcelados, entre los que probablemente se consignen una treintena de periodistas. Seg�n la Ley, estos ser�n reparados moral y pecuniariamente, aunque el mismo texto establece que �sta ser� m�s simb�lica que efectiva.

En el balance de los desprop�sitos cometidos por la Dictadura contra los medios y sus profesionales resulta n�tido que la represi�n fue ejercida fundamentalmente por la Direcci�n Nacional de Inteligencia (DINA)y su sucesora la Central Nacional de Inteligencia (CNI), entidades represivas creadas por Pinochet e integradas principalmente por efectivos del Ejercito. Sin embargo, en el actual per�odo de transici�n a la democracia no se conoce de parte de las Fuerzas Armadas un "mea culpa" por las violaciones cometidas contra la Libertad de Expresi�n y la dignidad de los profesionales de la prensa. Hasta aqu�, los nuevos mandos militares no han emprendido acci�n alguna destinada a esclarecer hechos tan dram�ticos como el homicidio de Carrasco Tapia, las expropiaciones de inmuebles y maquinarias de imprenta, las detenciones arbitrarias y los diversos atentados contra la propiedad personal y familiar de varios periodistas. Despu�s de 14 a�os, por ejemplo, las oficinas del diario El Clar�n, sus talleres y mobiliario siguen ocupadas por dependencias del Ej�rcito. Luego de demandar por a�os la devoluci�n de estos bienes, los propietarios del que fuera el diario de mayor circulaci�n nacional han debido querellarse en un tribunal extranjero contra el Estado Chileno, a objeto de recuperar los bienes arrebatados y ser indemnizados por el enorme perjuicio de imped�rseles la circulaci�n por m�s de 30a�os.

Tampoco se aprecia un esfuerzo de los institutos militares por recuperar su deteriorada imagen ante los medios de comunicaci�n. La oficialidad, en general se muestra muy reacia a enfrentar a los reporteros, informar sobre sus actividades castrenses y trasparentar sus gastos y operaciones. En estos meses, especialmente el Ej�rcito y la Armada est�n adquiriendo gran aviones de combate y nav�os, sin que la opini�n p�blica chilena conozca las razones estrat�gicas o t�cticas de tales compras. En el debate p�blico provocado por estos millonarios gastos, las distintas ramas de las FF.AA se abstienen de participar o hacer p�blicos informes o estudios los justifiquen.

Finalmente, tampoco la ciudadan�a ha recibido se�al alguna del Ej�rcito en cuanto a renunciar a los abultados ingresos que recibe esta instituci�n m�s all� del presupuesto fiscal regular. Se trata nada menos que del 10 por ciento de todas las ventas de cobre efectuadas por la Corporaci�n del Cobre (Codelco), empresa estatal que produce m�s del 30 por ciento de la principal extracci�n minera del pa�s y de cuyas exportaciones se alimenta fundamentalmente la econom�a chilena y el erario p�blico. Demandada por la propia empresa y la ciudadan�a, las autoridades pol�ticas no se atreven todav�a a contrariar el deseo de los militares de continuar privilegiados por este aporte que podr�a destinarse a la educaci�n, la salud o la construcci�n de viviendas, en el que se sindica como uno de la s naciones de mayor inequidad social en el continente. Un pa�s, por lo dem�s que no tiene en el horizonte posibilidad de conflicto b�lico alguno, toda vez que ha ido resolviendo por la v�a diplom�tica todos sus pendientes en cuesti�n de l�mites y tensiones con sus vecinos.

S�lo la polic�a uniformada o Carabineros de Chile ha logrado importantes avances en la recuperaci�n de su imagen p�blica y relaciones con la prensa. Encuestas nos dicen que esta instituci�n es la mejor evaluada por el pa�s y que en pocos a�os los chilenos han olvidado los terribles agravios que sus efectivos cometieron contra la poblaci�n durante la Dictadura Militar. La presencia de Carabineros en las calles, colaborando con el flujo del Transito, la prevenci�n de la criminalidad, la resoluci�n del delito y otras m�ltiples tareas los ha reconciliado con la naci�n. Aporta a ello, tambi�n, su disposici�n a colaborar con las investigaciones judiciales y el haber marginado de la instituci�n a quienes delinquieron en materia de Derechos Humanos. Los polic�as, adem�s, demuestran solvencia en el combate a la corrupci�n, tema que preocupa much�simo en este momento al pa�s, cuando se suceden con inquietante frecuencia los esc�ndalos contra la probidad de pol�ticos y administradores p�blicos. Episodios, �stos, en que tambi�n se han visto comprometidos oficiales de las Fuerzas Armadas.

Volver al índice de Artículos