¿Corrupción? ¿Intereses políticos de lado y lado para impedir la reedición de un periódico de izquierda?
Lo que está claro es que hay muchos poderes jugándose a fondo en el "caso Clarín" -incluida la prensa-
provocando la desinformación ciudadana en un asunto que le atañe. Porque los millones de dólares salen del
bolsillo del contribuyente. Porque está en juego el sacrosanto derecho de propiedad privada. Y porque está
en juego la clave ampliación de un derecho vapuleado: la libertad de prensa.
Partamos por lo simple. En 1998, el Comité de Inversiones Extranjeras -dependiente del Ministerio de
Economía- encargó un estudio en derecho al abogado Enrique Testa sobre el "caso Clarín". En 1999, se
constituyó la sociedad Asesorías e Inversiones S.A. (ASINSA) con dos socios: Isidoro Godorischen Rapaport
y Ronald Youlton Vasen. Capital: cien mil pesos. El socio Godorischen es yerno del abogado Testa.
Cinco días después de constituida, el 27 de abril de 1999, la sociedad ASINSA compró el 40 por ciento
de los derechos hereditarios de la Sucesión de Emilio González González en un millón 600 mil pesos. ¿Qué
tenían los herederos de González, muerto en 1991, que ameritara esta compra? Nada. El inventario,
protocolizado ante notario, lo dice todo: una caja de fondos, un amoblado de comedor, un amoblado de
living de madera, cuatro camas, dos veladores, un juego de vajilla de 41 piezas y restos de una
destartalada camioneta Toyota del año 89. Peor aún. Los socios de ASINSA compraron un pasivo de nueve
millones 325 mil pesos, la mayor parte adeudado al Banco del Estado.
Cualquiera, con dos dedos de frente, dice "aquí hay gato encerrado". Y el gato resultó millonario en
dólares cuando el Ministerio de Bienes declaró luego al fallecido González como uno de los propietarios
del diario Clarín. De este modo, sólo en esta operación, ASINSA invirtió 1,6 millones y obtendría una
ganancia de mil 260 millones de pesos. Negocio redondo, con una utilidad sobre el capital invertido
¡de 78.750 por ciento!
Buscamos al ingeniero civil Isidoro Godorischen, hoy concejal PPD por Las Condes. Y esta fue su
explicación:
- La verdad de las cosas es que formé la sociedad con Youlton, para buscar negocios, hacer asesorías y
meternos en el tema de la restitución de bienes expropiados por el gobierno militar. Pero a los 30 días
me retiré de la sociedad y no tengo ningún antecedente sobre el caso Clarín.../p>
- Si fue socio por un mes, debería saberlo. Porque Asinsa se constituyó el 22 de
abril y la compra de derechos a la Sucesión González ocurrió el 27 de abril del mismo año 1999. Así lo
indican los documentos que tengo en la mano, firmados ambos en la notaría de Samuel Klecky Rapaport.
- No participé de esa compra y no firmé ningún documento. Me salí de Asinsa, porque no quería tener
cuentos que pudieran después tener connotación pública. Otra persona me reemplazó en la sociedad.
- ¿Se salió cuatro días después de entrar?
- Me salí, no me acuerdo cuándo exactamente, y nada supe de esa compra de derechos.
- ¿Quién lo reemplazó?
- No me acuerdo del nombre. Eso fue hace tres años...
- Su suegro, el abogado Enrique Testa, sabía desde el año anterior, 1998, del
caso Clarín a fondo. Todo indica que fue él quien les pasó los datos...
- Clarín nunca fue tema entre nosotros. No tuve idea de este asunto.
El socio Ronald Andrew Youlton Vasen no figura en guía telefónica. Pero dimos con su oficina y,
tras pasar por confusas secretarias que desconocían a "Ronald" y trabajaban para "Andrew", salió finalmente
al teléfono para rechazar toda posibilidad de entrevista.
- Quiero hablar con usted sobre el caso Clarín.
- No, ninguna posibilidad...
- ¿Por qué?
- Porque hay gente involucrada a través de nuestra empresa y esto no se ventila por la prensa.
- Pero se está ventilando, con portadas y páginas completas en los principales
diarios...
- Mire, nosotros hicimos un negocio privado, no público.
- ¿Y cómo se enteraron de este negocio?
- No le voy a contestar...
- ¿El señor Testa es abogado de su empresa?
- No, no le voy a contestar.
El abogado Enrique Testa no contestó nuestra reiterada petición de entrevista.
La venta en Estoril
A esta altura la pregunta es qué tiene que ver la Sucesión de Emilio González con la propiedad del
diario Clarín. Vamos por la respuesta.
Clarín nació en 1954, por iniciativa del entonces director de La Nación, Darío Sainte-Marie, un hábil
comunicador nacido en Bolivia. Su seudónimo periodístico era Volpone. Fue un poderoso asesor del
Presidente Carlos Ibáñez, con tanto poder como para instalar a su hermano en dos cargos ministeriales
(Justicia y Relaciones Exteriores). Hasta su dentista fue ministro de Tierras y Colonización (actual
Ministerio de Bienes Nacionales). Hombre de izquierda sin militancia, hizo de Clarín un poderoso
instrumento comunicacional -250 mil ejemplares de tiraje diario- contando con el talento de un director
de excepción, Alberto Gamboa.
Para la elección presidencial del 70, Sainte-Marie estaba convencido del papel clave de Clarín en los
poco más de 30 mil votos que determinaron el triunfo de Salvador Allende, su amigo de larga data.
"Históricamente, yo te elegí Presidente", le decía en una carta. Pero una vez en La Moneda, Allende no le
dio poder de influencia tras bambalinas. Así, entre su ya frágil salud, su nostalgia de poder y otras
razones personales, decidió partir a España y vender el diario. ¿A quién? A otro de sus grandes amigos,
el español Víctor Pey.
- Eramos muy buenos amigos y recuerdo que iniciamos las conversaciones para la venta del diario a
comienzos de 1972. Desde antes, claro, yo le había ayudado en el diseño del nuevo edificio y a decidir la
compra de las rotativas -asegura Pey.
Sainte-Marie se fue en marzo a España y pidió a Pey que el negocio se formalizara en Madrid. Pero éste
no quería volver a España, con Franco en el poder, y pidió que la reunión fuera en Lisboa.
- Él, con su peculiar sentido del humor, dijo "mejor en Estoril, capital de los monarcas destronados".
Y así fue como firmamos el contrato en Estoril finalmente, en tanto yo había asumido la presidencia del
directorio ya desde el 30 de marzo de 1972 -asegura Pey.
Pocos meses más tarde, septiembre del '72, Sainte-Marie y Pey se reunieron en Suiza. El vendedor
entregó las acciones y los traspasos firmados en blanco. El comprador pagó un total de un millón 280 mil
dólares.
- El dinero era mío. Sé que se divulgó la especie de que mi "socio secreto" era el Presidente Allende,
pero eso es falso. ¡Yo no soy testaferro de nadie! -asegura Pey.
¿Quién es Pey?
El ingeniero Víctor Pey Casado es un respetable personaje que ha jugado un rol clave, tras bambalinas,
en la historia política de Chile de las últimas tres décadas. Su nombre figura en la historia de la Guerra
Civil española, en la defensa de Barcelona contra las tropas fascistas de Franco. Tras la derrota
republicana, cruzó los Pirineos y finalmente llegó a Chile como refugiado, en 1939, en el barco
Winnipeg.
Pey hizo luego fortuna en Chile, junto a su hermano Raúl, también ingeniero, como contratistas de obras
públicas. Muchos puertos, puentes, carreteras y edificios a lo largo del país llevan la impronta de estos
ingenieros españoles que aprendieron a amar a Chile al tiempo que nacían sus hijos y sus obras de
infraestructura desde Arica hasta Puerto Williams. Así también los hermanos Pey Casado fundaron en Perú,
en 1964, la próspera empresa Ingeniería Civil e Industrial ICISA.
La historia registra, por ejemplo, que fue Víctor Pey quien dio refugio al senador comunista Pablo
Neruda cuando se dictó la orden de arresto tras promulgarse la vergonzosa Ley de Defensa de la Democracia
en 1948 e hizo los arreglos para que escapara de Chile por un sureño paso cordillerano.
Así también se registra su íntima amistad con el senador Salvador Allende durante muchos años. Todos
los datos apuntan hacia el papel clave y leal de Pey junto al Presidente Allende, a partir de 1970, en sus
casi cotidianos encuentros ya sea en el Palacio de La Moneda o en la residencia de Tomás Moro. De eso dan
fe todos los dirigentes de la Unidad Popular, aunque el común de los chilenos nada supo dada la
personalidad de Pey, enemigo de cámaras y flashes.
En las Memorias del cardenal Raúl Silva Henríquez quedó registrado su nombre como "el asesor de
confianza" a quien Allende encarga, en el difícil invierno de 1973, un punto clave de lo acordado con el
entonces senador Patricio Aylwin, presidente del PDC: resolver el conflicto con la Papelera, poderosa
empresa privada del Grupo Matte, cuyo suministro aseguraba la plena libertad de prensa. Y Pey llegó a un
acuerdo.
El mismo día del golpe de Estado, sabiendo que se jugaba la vida, el Presidente Allende confió en sus
dos amigos y asesores españoles: Joan Garcés y Víctor Pey. Con Garcés se fue a La Moneda y luego lo obligó
a salir, antes del bombardeo, con el encargo de relatar al mundo lo allí ocurrido. Pey se quedó en la
residencia presidencial.
La lealtad de Pey y Garcés los llevó a fundar en Madrid -en 1990- la Fundación Presidente Allende. Y,
ese mismo año, Pey donó a dicha fundación el 90 por ciento de las acciones de Clarín. Luego, en 1996, la
Fundación gatilló en España la acusación contra el general Pinochet que finalmente determinó su arresto
por 504 días en Londres y el cambio en la transición chilena. Entre el desafuero, la encargatoria de reo
y la renuncia a la senaturía vitalicia, el ex-dictador quedó fuera del escenario político.
Hablan los periodistas
Volvamos a 1972. El mando de Pey en Clarín no implicó cambios en el equipo periodístico ni en la
línea editorial del diario. El director Alberto Gamboa, hoy periodista de La Nación, reconoce que
"fue muy respetuoso, al igual que lo fue Sainte-Marie, de la libertad periodística. De modo que tuvimos
una muy buena relación".
El subdirector Alejandro Arellano, hoy radicado en Australia, recuerda que "días antes de viajar a
España, Sainte-Marie me informó que 'Víctor Pey es ahora el hombre que está a cargo de todo'. Ya todos
conocíamos en el diario al señor Pey. Pero desde ese ceremonioso anuncio, a mí no me quedó duda alguna de
que se había concretado el traspaso de la propiedad. De hecho, se produjeron cambios evidentes en el
aparato administrativo, entraron nuevos directivos y, desde luego, a nivel de gerentes se produjo un
recambio. El equipo periodístico no fue tocado, ya que Alberto Gamboa es, lejos, el mejor director de
diario que haya habido en la historia del periodismo chileno".
La segunda prueba acerca de la venta la tuvo el subdirector Arellano en Madrid: "En 1974, viviendo con
mi familia en España, me reunía con Sainte Marie casi todas las semanas, comentando las noticias de Chile.
Como era natural, me contó de la venta y traspaso de Clarín. Y creo entender que los tres o más
departamentos que él adquirió en el edificio Colón, uno de los más elegantes y caros de Madrid, fue con
el dinero que recibió de la venta de Clarín. Y también recuerdo que estaba preocupado porque aún se
le adeudaban plata. 'Aún queda que algunos elefantes crucen el océano', me dijo en su imaginativo
lenguaje. Y me pidió averiguar dónde estaba viviendo Victor Pey luego del golpe militar. Sé que se
reunieron en Madrid, fui testigo de eso, y Sainte-Marie me informó luego que todo estaba bien".
Para Arellano, la prueba concluyente está en el testamento de Volpone: "Si aún hay quienes dudan en
Chile que Sainte-Marie vendió Clarín (o quisieran creer o hacer creer que ésto no ocurrió) sería
conveniente que revisaran su detallado testamento. Nadie en su sano juicio podría pensar que Darío
Sainte-Marie Soruco se olvidó de incluir su más exitosa empresa comercial y periodística entre los bienes
que dejó a sus legítimos herederos".
Pero el hecho es que Víctor Pey decidió no ser el único propietario de Clarín. Y pactó -en 1972-
la venta de parte de las acciones a tres amigos: Emilio González (DC), Jorge Venegas (PS) y Ramón Carrasco,
abogado del diario. "Pactamos que tanto el precio como la forma de pago se convendrían una vez que se
estabilizara la economía. De ahí que yo me quedé con todas las acciones en mi poder y ellos me firmaron
los traspasos en blanco. Vino el golpe de Estado y obviamente no hubo pagos", explica Pey.
Tras el golpe militar y la clausura de Clarín, vino la persecusión. El director Gamboa fue
prisionero político en campos de concentración. Y Víctor Pey logró salir a exilio. Su oficina fue allanada
y su caja fuerte, abierta con una carga de dinamita. Dentro estaban las acciones de Clarín y el contrato
de venta firmado en Estoril. Con escándalo público, el coronel Enrique Montero -subsecretario del
Interior- y el contralor Lorenzo De la Maza denunciaron que "de los antecedentes expuestos y considerando
que se encontraron en poder de Víctor Pey todos los títulos de las acciones y los traspasos en blanco de
las personas a cuyo nombre figuran esos títulos (…) resulta que fue éste quien compró el Consorcio
Publicitario y Periodístico S.A. y la Empresa Periodística Clarín, efectuando los pagos correspondientes".
Al "criminal" Pey, entonces, se le confiscaron "todos los bienes muebles e inmuebles, derechos y
acciones" por decreto supremo 580, donde expresamente se libera de toda confiscación a Emilio González y
Jorge Venegas. ¿Qué paso con los inmuebles del diario? El nuevo edificio de Clarín pasó a manos de la
justicia militar. El antiguo edificio se transformó en cuartel central de la Dirección de Inteligencia de
Carabineros. Las dos bodegas, con reserva de papel para seis meses, pasaron a manos del Estado. La
rotativa en uso estaría en poder del Instituto Geográfico Militar. Pero de la nueva rotativa GOSS y de
todas las máquinas de los talleres, nunca más se supo. "Yo asesoré en la compra de esas rotativas en
Alemania Oriental y Estados Unidos, en los muchos años que ayudé a Sainte-Marie", dice Pey.
La pesadilla
Retornado del exilio y ya iniciada la transición, Pey pidió la devolución de sus acciones al 8º Juzgado
del Crimen. Y el tribunal resolvió en su favor en mayo de 1995. Hoy las acciones están en la bóveda de un
banco madrileño. Ese mismo año, entabló una demanda pidiendo la devolución de la flamante rotativa GOSS.
El juez fue a los subterráneos de las fiscalías militares y no la halló. Le dijeron que estaba en FAMAE,
institución del Ejército que luego explicó que "había sido vendida como chatarra". El Consejo de Defensa
del Estado sostiene que fue confiscada por decreto supremo y por tanto sólo el Estado puede reclamarla.
Pero la Corte Suprema -en mayo del 2002- declaró nulo el decreto confiscatorio de la dictadura. Y el
litigio sigue...
Con las acciones ya en su poder, desde 1995, Pey intentó repetidas veces negociar con el gobierno de
Eduardo Frei, de modo que el Estado compensara la expropiación hecha por la dictadura. Objetivo: volver a
poner a Clarín en circulación. Al no tener respuesta, en 1997 decidió -con Joan Garcés- recurrir al
arbitraje del CIADI, tribunal internacional del Banco Mundial. Podían hacerlo en su calidad de
inversionistas españoles, amparados en el tratado de protección recíproca de inversiones firmado por Chile
y España. Como en dicho tribunal comercial se contempla el lucro cesante, se hizo el cálculo de las
ganancias que habría dado Clarín de haber circulado libremente desde 1973 y el resultado fue de
517 millones de dólares.
En 1998 se promulgó en Chile la ley 19.568 que restituía o indemnizaba los bienes confiscados, sin
contemplar la posibilidad de demandar lucro cesante. Pey y Garcés no se acogieron a dicha ley, por estar
el caso en el tribunal internacional. A esta altura, el abogado Testa ya estaba haciendo el estudio en
derecho para el Comité de Inversiones Extranjeras. Y aquí conectamos con el comienzo de esta historia.
El yerno de Testa, el consejal PPD Isidoro Gorodischen formó ASINSA con Youlton, esa empresa compró
derechos sucesorios y así -acogiéndose a la nueva ley- entró en 1999 al Ministerio de Bienes Nacionales
un curioso "paquete" de herederos pidiendo indemnización.
Aunque las acciones no figuran en los testamentos de Sainte-Marie, González y Carrasco, sus herederos
y la curiosa empresa ASINSA dijeron ser dueños a partir de un oficio de la Superintendencia de Sociedades
Anónimas de fecha octubre de 1974, más de un año después del golpe. Y representado por la misma empresa
ASINSA, se sumó Jorge Venegas, único "socio" sobreviviente de la operación de traspaso que Pey asegura
que nunca se materializó. No se sabe cuánto ganará ASINSA por representar a Venegas, quien recibiría más
de mil millones de pesos.
Según el abogado Garcés, tanto el Código Civil como la ley de Sociedades Anónimas y el Código de
Comercio chilenos establecen que es dueño quien tiene un contrato de compraventa de acciones, posee las
acciones originales y los traspasos firmados, así como los justificantes del pago de su precio. Y Víctor
Pey tiene todos estos elementos.
Pero el Ministerio de Bienes Nacionales decidió lo contrario en abril del 2000. Y el entonces ministro
Claudio Orrego acogió la solicitud de ASINSA y los herederos, fijándose luego la indemnización en seis
mil 300 millones de pesos (nueve millones de dólares). Y a fines de julio pasado, el contralor Arturo
Aylwin tomó razón de los decretos y ordenó el pago.
Pey pidió al contralor que enmendara un acto que calificó de ilegal. Joan Garcés, por su parte, declaró
a TV-13 que el pago de esos nueve millones de dólares "es una operación delictual. Se trata de un caso de
corrupción con complicidades muy altas en las esferas más altas del gobierno de Chile".
- El problema es cómo hacer que el periódico Clarín salga de nuevo a la calle. Eso requiere de una
indemnización de daños y perjuicios. Y para evitar esa indemnización, por 500 millones de dólares, es que
algunas personas en la administración chilena han ingeniado una operación de defraudación al Fisco de
Chile -aseguró Garcés.
La acusación es grave. Como grave también es que se disponga del dinero de todos los chilenos sin que
haya total claridad respecto de a quién se debe pagar. El presidente del Instituto Libertad, Roberto
Ossandón, sostuvo que el caso "puede significar una pérdida económica para el país de dimensiones
inconmensurables" y pidió la intervención de la Cámara de Diputados. Con votos de RN, la UDI y el PDC,
los diputados acordaron una sesión especial para el pasado 21 de agosto.
El caso en Washington
El gubernamental Comité de Inversiones Extranjeras (CIE) ha llevado la defensa del Estado chileno, en
Washington, contra la demanda de Pey y Garcés. Y en dicha defensa, según el presidente del Instituto
Libertad, ya ha gastado (o malgastado) dos mil millones de pesos. Mientras se investiga esa acusación de
la derecha, digamos que el CIE concentró hasta ahora su batería en demostrar que el tribunal internacional
del Banco Mundial carece de jurisdicción y, por tanto, es incompetente para conocer este caso.
Los argumentos del CIE, en resumen, son los siguientes:
- Víctor Pey es chileno desde 1958, cuando se acogió al convenio de doble nacionalidad.
- El tratado de protecciones de inversiones entre Chile y España se firmó en 1994 y no puede
aplicarse con efecto retroactivo.
- No se trata de una inversión extranjera porque Pey habría comprado a Sainte-Marie en el extranjero,
"no ingresó ni un centavo de dólar a Chile", no hubo transferencia de capitales.
- La Fundación Presidente Allende no realizó las "conversaciones amistosas" que son obligatorias,
según el tratado, durante seis meses a lo menos.
- La Fundación Presidente Allende se inhabilitó para acudir al tribunal internacional cuando, en
1995, puso una demanda en Chile para recuperar la rotativa GOSS.
- El Estado de Chile no ha dado su consentimiento para que la controversia sea sometida al tribunal
internacional.
Para Pey, el tema de la nacionalidad es doloroso. Tras el golpe militar, la dictadura lo despojó de la
chilena. E iniciada la transición, hizo expresa renuncia de ella para conservar solamente su nacionalidad
española. ¿Quién tiene la razón? Está por verse. Por ahora el tribunal internacional de arbitraje decidió
-en mayo pasado- recordar al Estado chileno que está obligado a someterse a sus decisiones, en caso de que
se declare competente.
¿Qué hay detrás?
Con esta dantesca danza de de miles de millones de pesos, plata que nos pertenece a todos, la pregunta
obvia es qué hay detrás de este caso. Para la derecha, su prejuicio es que Pey y sus "socios" actuaron
como testaferros del Presidente Allende. Y como a Allende no pudieron encontrarle más bienes que su casa
en Santiago y su casa en Algarrobo, infieren que los fondos le fueron regalados por algún "amigo" del
mundo socialista, Fidel Castro quizás.
Para enredar más el caso, El Mercurio, por ejemplo, ha reiterado en sus informaciones un dato increíble.
Que en 1975, el contralor de la dictadura -Lorenzo De la Maza- dijo que un "testigo" le había asegurado
que el Presidente Allende amenazó de muerte a Sainte-Marie. Y dicho "testigo" resultó ser el periodista
Román Alegría, quien describió lo que supuestamente le dijo Sainte-Marie: que el primer Mandatario llegó,
rodeado de sus escoltas armados, y le dijo: "Conmigo no va a hacer lo que has hecho con Ibáñez y con Frei.
Te hago matar, culpo al imperialismo, te declaró héroe nacional".
Nadie que haya conocido a Allende -por muy antimarxista que sea- puede creer esa historia. Y, para más
remate, El Mercurio olvidó su propia publicación en febrero de 1975. Joan Garcés tuvo que
recordárselo. Para comprobar las turbias relaciones entre maléficos marxistas, el diario publicó una carta
escrita por Sainte-Marie, desde España, que fue encontrada en los archivos del bombardeado Palacio de La
Moneda. Allí se dirigía a Allende con el apelativo amistoso de muchos años: "Has de saber, Peyuquito, que
a pesar de todo lo que me has pelado y desplumado en nuestra larga y peleadora amistad, yo y Clarín no
sólo hemos estado siempre firmes junto al pueblo, sino también firme junto a ti".
Para la prensa de derecha está en juego -además- la posibilidad de que le salga competencia al camino.
La Fundación Presidente Allende se ha comprometido a reeditar Clarín con equipos periodísticos de
primera línea y tecnología de última generación.
En la Concertación, en tanto, reina el desconcierto. El prejuicio del PDC es que, de ganar la Fundación
su demanda, el nuevo diario y las platas servirían los intereses del Partido Socialista. Del PPD nada se
sabe, salvo que uno de sus concejales está en el oscuro origen de la empresa ASINSA. Y para el gobierno
del Presidente Lagos, el caso Clarín es cada día una piedra más grande en el zapato.
Y si en algo concuerdan la Fundación Presidente Allende y la derecha chilena es en exigir transparencia
para dirimir este caso. El respeto por los ciudadanos así lo exige.
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