�Corrupci�n? �Intereses pol�ticos de lado y lado para impedir la reedici�n de un peri�dico de izquierda?
Lo que est� claro es que hay muchos poderes jug�ndose a fondo en el "caso Clar�n" -incluida la prensa-
provocando la desinformaci�n ciudadana en un asunto que le ata�e. Porque los millones de d�lares salen del
bolsillo del contribuyente. Porque est� en juego el sacrosanto derecho de propiedad privada. Y porque est�
en juego la clave ampliaci�n de un derecho vapuleado: la libertad de prensa.
Partamos por lo simple. En 1998, el Comit� de Inversiones Extranjeras -dependiente del Ministerio de
Econom�a- encarg� un estudio en derecho al abogado Enrique Testa sobre el "caso Clar�n". En 1999, se
constituy� la sociedad Asesor�as e Inversiones S.A. (ASINSA) con dos socios: Isidoro Godorischen Rapaport
y Ronald Youlton Vasen. Capital: cien mil pesos. El socio Godorischen es yerno del abogado Testa.
Cinco d�as despu�s de constituida, el 27 de abril de 1999, la sociedad ASINSA compr� el 40 por ciento
de los derechos hereditarios de la Sucesi�n de Emilio Gonz�lez Gonz�lez en un mill�n 600 mil pesos. �Qu�
ten�an los herederos de Gonz�lez, muerto en 1991, que ameritara esta compra? Nada. El inventario,
protocolizado ante notario, lo dice todo: una caja de fondos, un amoblado de comedor, un amoblado de
living de madera, cuatro camas, dos veladores, un juego de vajilla de 41 piezas y restos de una
destartalada camioneta Toyota del a�o 89. Peor a�n. Los socios de ASINSA compraron un pasivo de nueve
millones 325 mil pesos, la mayor parte adeudado al Banco del Estado.
Cualquiera, con dos dedos de frente, dice "aqu� hay gato encerrado". Y el gato result� millonario en
d�lares cuando el Ministerio de Bienes declar� luego al fallecido Gonz�lez como uno de los propietarios
del diario Clar�n. De este modo, s�lo en esta operaci�n, ASINSA invirti� 1,6 millones y obtendr�a una
ganancia de mil 260 millones de pesos. Negocio redondo, con una utilidad sobre el capital invertido
�de 78.750 por ciento!
Buscamos al ingeniero civil Isidoro Godorischen, hoy concejal PPD por Las Condes. Y esta fue su
explicaci�n:
- La verdad de las cosas es que form� la sociedad con Youlton, para buscar negocios, hacer asesor�as y
meternos en el tema de la restituci�n de bienes expropiados por el gobierno militar. Pero a los 30 d�as
me retir� de la sociedad y no tengo ning�n antecedente sobre el caso Clar�n.../p>
- Si fue socio por un mes, deber�a saberlo. Porque Asinsa se constituy� el 22 de
abril y la compra de derechos a la Sucesi�n Gonz�lez ocurri� el 27 de abril del mismo a�o 1999. As� lo
indican los documentos que tengo en la mano, firmados ambos en la notar�a de Samuel Klecky Rapaport.
- No particip� de esa compra y no firm� ning�n documento. Me sal� de Asinsa, porque no quer�a tener
cuentos que pudieran despu�s tener connotaci�n p�blica. Otra persona me reemplaz� en la sociedad.
- �Se sali� cuatro d�as despu�s de entrar?
- Me sal�, no me acuerdo cu�ndo exactamente, y nada supe de esa compra de derechos.
- �Qui�n lo reemplaz�?
- No me acuerdo del nombre. Eso fue hace tres a�os...
- Su suegro, el abogado Enrique Testa, sab�a desde el a�o anterior, 1998, del
caso Clar�n a fondo. Todo indica que fue �l quien les pas� los datos...
- Clar�n nunca fue tema entre nosotros. No tuve idea de este asunto.
El socio Ronald Andrew Youlton Vasen no figura en gu�a telef�nica. Pero dimos con su oficina y,
tras pasar por confusas secretarias que desconoc�an a "Ronald" y trabajaban para "Andrew", sali� finalmente
al tel�fono para rechazar toda posibilidad de entrevista.
- Quiero hablar con usted sobre el caso Clar�n.
- No, ninguna posibilidad...
- �Por qu�?
- Porque hay gente involucrada a trav�s de nuestra empresa y esto no se ventila por la prensa.
- Pero se est� ventilando, con portadas y p�ginas completas en los principales
diarios...
- Mire, nosotros hicimos un negocio privado, no p�blico.
- �Y c�mo se enteraron de este negocio?
- No le voy a contestar...
- �El se�or Testa es abogado de su empresa?
- No, no le voy a contestar.
El abogado Enrique Testa no contest� nuestra reiterada petici�n de entrevista.
La venta en Estoril
A esta altura la pregunta es qu� tiene que ver la Sucesi�n de Emilio Gonz�lez con la propiedad del
diario Clar�n. Vamos por la respuesta.
Clar�n naci� en 1954, por iniciativa del entonces director de La Naci�n, Dar�o Sainte-Marie, un h�bil
comunicador nacido en Bolivia. Su seud�nimo period�stico era Volpone. Fue un poderoso asesor del
Presidente Carlos Ib��ez, con tanto poder como para instalar a su hermano en dos cargos ministeriales
(Justicia y Relaciones Exteriores). Hasta su dentista fue ministro de Tierras y Colonizaci�n (actual
Ministerio de Bienes Nacionales). Hombre de izquierda sin militancia, hizo de Clar�n un poderoso
instrumento comunicacional -250 mil ejemplares de tiraje diario- contando con el talento de un director
de excepci�n, Alberto Gamboa.
Para la elecci�n presidencial del 70, Sainte-Marie estaba convencido del papel clave de Clar�n en los
poco m�s de 30 mil votos que determinaron el triunfo de Salvador Allende, su amigo de larga data.
"Hist�ricamente, yo te eleg� Presidente", le dec�a en una carta. Pero una vez en La Moneda, Allende no le
dio poder de influencia tras bambalinas. As�, entre su ya fr�gil salud, su nostalgia de poder y otras
razones personales, decidi� partir a Espa�a y vender el diario. �A qui�n? A otro de sus grandes amigos,
el espa�ol V�ctor Pey.
- Eramos muy buenos amigos y recuerdo que iniciamos las conversaciones para la venta del diario a
comienzos de 1972. Desde antes, claro, yo le hab�a ayudado en el dise�o del nuevo edificio y a decidir la
compra de las rotativas -asegura Pey.
Sainte-Marie se fue en marzo a Espa�a y pidi� a Pey que el negocio se formalizara en Madrid. Pero �ste
no quer�a volver a Espa�a, con Franco en el poder, y pidi� que la reuni�n fuera en Lisboa.
- �l, con su peculiar sentido del humor, dijo "mejor en Estoril, capital de los monarcas destronados".
Y as� fue como firmamos el contrato en Estoril finalmente, en tanto yo hab�a asumido la presidencia del
directorio ya desde el 30 de marzo de 1972 -asegura Pey.
Pocos meses m�s tarde, septiembre del '72, Sainte-Marie y Pey se reunieron en Suiza. El vendedor
entreg� las acciones y los traspasos firmados en blanco. El comprador pag� un total de un mill�n 280 mil
d�lares.
- El dinero era m�o. S� que se divulg� la especie de que mi "socio secreto" era el Presidente Allende,
pero eso es falso. �Yo no soy testaferro de nadie! -asegura Pey.
�Qui�n es Pey?
El ingeniero V�ctor Pey Casado es un respetable personaje que ha jugado un rol clave, tras bambalinas,
en la historia pol�tica de Chile de las �ltimas tres d�cadas. Su nombre figura en la historia de la Guerra
Civil espa�ola, en la defensa de Barcelona contra las tropas fascistas de Franco. Tras la derrota
republicana, cruz� los Pirineos y finalmente lleg� a Chile como refugiado, en 1939, en el barco
Winnipeg.
Pey hizo luego fortuna en Chile, junto a su hermano Ra�l, tambi�n ingeniero, como contratistas de obras
p�blicas. Muchos puertos, puentes, carreteras y edificios a lo largo del pa�s llevan la impronta de estos
ingenieros espa�oles que aprendieron a amar a Chile al tiempo que nac�an sus hijos y sus obras de
infraestructura desde Arica hasta Puerto Williams. As� tambi�n los hermanos Pey Casado fundaron en Per�,
en 1964, la pr�spera empresa Ingenier�a Civil e Industrial ICISA.
La historia registra, por ejemplo, que fue V�ctor Pey quien dio refugio al senador comunista Pablo
Neruda cuando se dict� la orden de arresto tras promulgarse la vergonzosa Ley de Defensa de la Democracia
en 1948 e hizo los arreglos para que escapara de Chile por un sure�o paso cordillerano.
As� tambi�n se registra su �ntima amistad con el senador Salvador Allende durante muchos a�os. Todos
los datos apuntan hacia el papel clave y leal de Pey junto al Presidente Allende, a partir de 1970, en sus
casi cotidianos encuentros ya sea en el Palacio de La Moneda o en la residencia de Tom�s Moro. De eso dan
fe todos los dirigentes de la Unidad Popular, aunque el com�n de los chilenos nada supo dada la
personalidad de Pey, enemigo de c�maras y flashes.
En las Memorias del cardenal Ra�l Silva Henr�quez qued� registrado su nombre como "el asesor de
confianza" a quien Allende encarga, en el dif�cil invierno de 1973, un punto clave de lo acordado con el
entonces senador Patricio Aylwin, presidente del PDC: resolver el conflicto con la Papelera, poderosa
empresa privada del Grupo Matte, cuyo suministro aseguraba la plena libertad de prensa. Y Pey lleg� a un
acuerdo.
El mismo d�a del golpe de Estado, sabiendo que se jugaba la vida, el Presidente Allende confi� en sus
dos amigos y asesores espa�oles: Joan Garc�s y V�ctor Pey. Con Garc�s se fue a La Moneda y luego lo oblig�
a salir, antes del bombardeo, con el encargo de relatar al mundo lo all� ocurrido. Pey se qued� en la
residencia presidencial.
La lealtad de Pey y Garc�s los llev� a fundar en Madrid -en 1990- la Fundaci�n Presidente Allende. Y,
ese mismo a�o, Pey don� a dicha fundaci�n el 90 por ciento de las acciones de Clar�n. Luego, en 1996, la
Fundaci�n gatill� en Espa�a la acusaci�n contra el general Pinochet que finalmente determin� su arresto
por 504 d�as en Londres y el cambio en la transici�n chilena. Entre el desafuero, la encargatoria de reo
y la renuncia a la senatur�a vitalicia, el ex-dictador qued� fuera del escenario pol�tico.
Hablan los periodistas
Volvamos a 1972. El mando de Pey en Clar�n no implic� cambios en el equipo period�stico ni en la
l�nea editorial del diario. El director Alberto Gamboa, hoy periodista de La Naci�n, reconoce que
"fue muy respetuoso, al igual que lo fue Sainte-Marie, de la libertad period�stica. De modo que tuvimos
una muy buena relaci�n".
El subdirector Alejandro Arellano, hoy radicado en Australia, recuerda que "d�as antes de viajar a
Espa�a, Sainte-Marie me inform� que 'V�ctor Pey es ahora el hombre que est� a cargo de todo'. Ya todos
conoc�amos en el diario al se�or Pey. Pero desde ese ceremonioso anuncio, a m� no me qued� duda alguna de
que se hab�a concretado el traspaso de la propiedad. De hecho, se produjeron cambios evidentes en el
aparato administrativo, entraron nuevos directivos y, desde luego, a nivel de gerentes se produjo un
recambio. El equipo period�stico no fue tocado, ya que Alberto Gamboa es, lejos, el mejor director de
diario que haya habido en la historia del periodismo chileno".
La segunda prueba acerca de la venta la tuvo el subdirector Arellano en Madrid: "En 1974, viviendo con
mi familia en Espa�a, me reun�a con Sainte Marie casi todas las semanas, comentando las noticias de Chile.
Como era natural, me cont� de la venta y traspaso de Clar�n. Y creo entender que los tres o m�s
departamentos que �l adquiri� en el edificio Col�n, uno de los m�s elegantes y caros de Madrid, fue con
el dinero que recibi� de la venta de Clar�n. Y tambi�n recuerdo que estaba preocupado porque a�n se
le adeudaban plata. 'A�n queda que algunos elefantes crucen el oc�ano', me dijo en su imaginativo
lenguaje. Y me pidi� averiguar d�nde estaba viviendo Victor Pey luego del golpe militar. S� que se
reunieron en Madrid, fui testigo de eso, y Sainte-Marie me inform� luego que todo estaba bien".
Para Arellano, la prueba concluyente est� en el testamento de Volpone: "Si a�n hay quienes dudan en
Chile que Sainte-Marie vendi� Clar�n (o quisieran creer o hacer creer que �sto no ocurri�) ser�a
conveniente que revisaran su detallado testamento. Nadie en su sano juicio podr�a pensar que Dar�o
Sainte-Marie Soruco se olvid� de incluir su m�s exitosa empresa comercial y period�stica entre los bienes
que dej� a sus leg�timos herederos".
Pero el hecho es que V�ctor Pey decidi� no ser el �nico propietario de Clar�n. Y pact� -en 1972-
la venta de parte de las acciones a tres amigos: Emilio Gonz�lez (DC), Jorge Venegas (PS) y Ram�n Carrasco,
abogado del diario. "Pactamos que tanto el precio como la forma de pago se convendr�an una vez que se
estabilizara la econom�a. De ah� que yo me qued� con todas las acciones en mi poder y ellos me firmaron
los traspasos en blanco. Vino el golpe de Estado y obviamente no hubo pagos", explica Pey.
Tras el golpe militar y la clausura de Clar�n, vino la persecusi�n. El director Gamboa fue
prisionero pol�tico en campos de concentraci�n. Y V�ctor Pey logr� salir a exilio. Su oficina fue allanada
y su caja fuerte, abierta con una carga de dinamita. Dentro estaban las acciones de Clar�n y el contrato
de venta firmado en Estoril. Con esc�ndalo p�blico, el coronel Enrique Montero -subsecretario del
Interior- y el contralor Lorenzo De la Maza denunciaron que "de los antecedentes expuestos y considerando
que se encontraron en poder de V�ctor Pey todos los t�tulos de las acciones y los traspasos en blanco de
las personas a cuyo nombre figuran esos t�tulos (�) resulta que fue �ste quien compr� el Consorcio
Publicitario y Period�stico S.A. y la Empresa Period�stica Clar�n, efectuando los pagos correspondientes".
Al "criminal" Pey, entonces, se le confiscaron "todos los bienes muebles e inmuebles, derechos y
acciones" por decreto supremo 580, donde expresamente se libera de toda confiscaci�n a Emilio Gonz�lez y
Jorge Venegas. �Qu� paso con los inmuebles del diario? El nuevo edificio de Clar�n pas� a manos de la
justicia militar. El antiguo edificio se transform� en cuartel central de la Direcci�n de Inteligencia de
Carabineros. Las dos bodegas, con reserva de papel para seis meses, pasaron a manos del Estado. La
rotativa en uso estar�a en poder del Instituto Geogr�fico Militar. Pero de la nueva rotativa GOSS y de
todas las m�quinas de los talleres, nunca m�s se supo. "Yo asesor� en la compra de esas rotativas en
Alemania Oriental y Estados Unidos, en los muchos a�os que ayud� a Sainte-Marie", dice Pey.
La pesadilla
Retornado del exilio y ya iniciada la transici�n, Pey pidi� la devoluci�n de sus acciones al 8� Juzgado
del Crimen. Y el tribunal resolvi� en su favor en mayo de 1995. Hoy las acciones est�n en la b�veda de un
banco madrile�o. Ese mismo a�o, entabl� una demanda pidiendo la devoluci�n de la flamante rotativa GOSS.
El juez fue a los subterr�neos de las fiscal�as militares y no la hall�. Le dijeron que estaba en FAMAE,
instituci�n del Ej�rcito que luego explic� que "hab�a sido vendida como chatarra". El Consejo de Defensa
del Estado sostiene que fue confiscada por decreto supremo y por tanto s�lo el Estado puede reclamarla.
Pero la Corte Suprema -en mayo del 2002- declar� nulo el decreto confiscatorio de la dictadura. Y el
litigio sigue...
Con las acciones ya en su poder, desde 1995, Pey intent� repetidas veces negociar con el gobierno de
Eduardo Frei, de modo que el Estado compensara la expropiaci�n hecha por la dictadura. Objetivo: volver a
poner a Clar�n en circulaci�n. Al no tener respuesta, en 1997 decidi� -con Joan Garc�s- recurrir al
arbitraje del CIADI, tribunal internacional del Banco Mundial. Pod�an hacerlo en su calidad de
inversionistas espa�oles, amparados en el tratado de protecci�n rec�proca de inversiones firmado por Chile
y Espa�a. Como en dicho tribunal comercial se contempla el lucro cesante, se hizo el c�lculo de las
ganancias que habr�a dado Clar�n de haber circulado libremente desde 1973 y el resultado fue de
517 millones de d�lares.
En 1998 se promulg� en Chile la ley 19.568 que restitu�a o indemnizaba los bienes confiscados, sin
contemplar la posibilidad de demandar lucro cesante. Pey y Garc�s no se acogieron a dicha ley, por estar
el caso en el tribunal internacional. A esta altura, el abogado Testa ya estaba haciendo el estudio en
derecho para el Comit� de Inversiones Extranjeras. Y aqu� conectamos con el comienzo de esta historia.
El yerno de Testa, el consejal PPD Isidoro Gorodischen form� ASINSA con Youlton, esa empresa compr�
derechos sucesorios y as� -acogi�ndose a la nueva ley- entr� en 1999 al Ministerio de Bienes Nacionales
un curioso "paquete" de herederos pidiendo indemnizaci�n.
Aunque las acciones no figuran en los testamentos de Sainte-Marie, Gonz�lez y Carrasco, sus herederos
y la curiosa empresa ASINSA dijeron ser due�os a partir de un oficio de la Superintendencia de Sociedades
An�nimas de fecha octubre de 1974, m�s de un a�o despu�s del golpe. Y representado por la misma empresa
ASINSA, se sum� Jorge Venegas, �nico "socio" sobreviviente de la operaci�n de traspaso que Pey asegura
que nunca se materializ�. No se sabe cu�nto ganar� ASINSA por representar a Venegas, quien recibir�a m�s
de mil millones de pesos.
Seg�n el abogado Garc�s, tanto el C�digo Civil como la ley de Sociedades An�nimas y el C�digo de
Comercio chilenos establecen que es due�o quien tiene un contrato de compraventa de acciones, posee las
acciones originales y los traspasos firmados, as� como los justificantes del pago de su precio. Y V�ctor
Pey tiene todos estos elementos.
Pero el Ministerio de Bienes Nacionales decidi� lo contrario en abril del 2000. Y el entonces ministro
Claudio Orrego acogi� la solicitud de ASINSA y los herederos, fij�ndose luego la indemnizaci�n en seis
mil 300 millones de pesos (nueve millones de d�lares). Y a fines de julio pasado, el contralor Arturo
Aylwin tom� raz�n de los decretos y orden� el pago.
Pey pidi� al contralor que enmendara un acto que calific� de ilegal. Joan Garc�s, por su parte, declar�
a TV-13 que el pago de esos nueve millones de d�lares "es una operaci�n delictual. Se trata de un caso de
corrupci�n con complicidades muy altas en las esferas m�s altas del gobierno de Chile".
- El problema es c�mo hacer que el peri�dico Clar�n salga de nuevo a la calle. Eso requiere de una
indemnizaci�n de da�os y perjuicios. Y para evitar esa indemnizaci�n, por 500 millones de d�lares, es que
algunas personas en la administraci�n chilena han ingeniado una operaci�n de defraudaci�n al Fisco de
Chile -asegur� Garc�s.
La acusaci�n es grave. Como grave tambi�n es que se disponga del dinero de todos los chilenos sin que
haya total claridad respecto de a qui�n se debe pagar. El presidente del Instituto Libertad, Roberto
Ossand�n, sostuvo que el caso "puede significar una p�rdida econ�mica para el pa�s de dimensiones
inconmensurables" y pidi� la intervenci�n de la C�mara de Diputados. Con votos de RN, la UDI y el PDC,
los diputados acordaron una sesi�n especial para el pasado 21 de agosto.
El caso en Washington
El gubernamental Comit� de Inversiones Extranjeras (CIE) ha llevado la defensa del Estado chileno, en
Washington, contra la demanda de Pey y Garc�s. Y en dicha defensa, seg�n el presidente del Instituto
Libertad, ya ha gastado (o malgastado) dos mil millones de pesos. Mientras se investiga esa acusaci�n de
la derecha, digamos que el CIE concentr� hasta ahora su bater�a en demostrar que el tribunal internacional
del Banco Mundial carece de jurisdicci�n y, por tanto, es incompetente para conocer este caso.
Los argumentos del CIE, en resumen, son los siguientes:
- V�ctor Pey es chileno desde 1958, cuando se acogi� al convenio de doble nacionalidad.
- El tratado de protecciones de inversiones entre Chile y Espa�a se firm� en 1994 y no puede
aplicarse con efecto retroactivo.
- No se trata de una inversi�n extranjera porque Pey habr�a comprado a Sainte-Marie en el extranjero,
"no ingres� ni un centavo de d�lar a Chile", no hubo transferencia de capitales.
- La Fundaci�n Presidente Allende no realiz� las "conversaciones amistosas" que son obligatorias,
seg�n el tratado, durante seis meses a lo menos.
- La Fundaci�n Presidente Allende se inhabilit� para acudir al tribunal internacional cuando, en
1995, puso una demanda en Chile para recuperar la rotativa GOSS.
- El Estado de Chile no ha dado su consentimiento para que la controversia sea sometida al tribunal
internacional.
Para Pey, el tema de la nacionalidad es doloroso. Tras el golpe militar, la dictadura lo despoj� de la
chilena. E iniciada la transici�n, hizo expresa renuncia de ella para conservar solamente su nacionalidad
espa�ola. �Qui�n tiene la raz�n? Est� por verse. Por ahora el tribunal internacional de arbitraje decidi�
-en mayo pasado- recordar al Estado chileno que est� obligado a someterse a sus decisiones, en caso de que
se declare competente.
�Qu� hay detr�s?
Con esta dantesca danza de de miles de millones de pesos, plata que nos pertenece a todos, la pregunta
obvia es qu� hay detr�s de este caso. Para la derecha, su prejuicio es que Pey y sus "socios" actuaron
como testaferros del Presidente Allende. Y como a Allende no pudieron encontrarle m�s bienes que su casa
en Santiago y su casa en Algarrobo, infieren que los fondos le fueron regalados por alg�n "amigo" del
mundo socialista, Fidel Castro quiz�s.
Para enredar m�s el caso, El Mercurio, por ejemplo, ha reiterado en sus informaciones un dato incre�ble.
Que en 1975, el contralor de la dictadura -Lorenzo De la Maza- dijo que un "testigo" le hab�a asegurado
que el Presidente Allende amenaz� de muerte a Sainte-Marie. Y dicho "testigo" result� ser el periodista
Rom�n Alegr�a, quien describi� lo que supuestamente le dijo Sainte-Marie: que el primer Mandatario lleg�,
rodeado de sus escoltas armados, y le dijo: "Conmigo no va a hacer lo que has hecho con Ib��ez y con Frei.
Te hago matar, culpo al imperialismo, te declar� h�roe nacional".
Nadie que haya conocido a Allende -por muy antimarxista que sea- puede creer esa historia. Y, para m�s
remate, El Mercurio olvid� su propia publicaci�n en febrero de 1975. Joan Garc�s tuvo que
record�rselo. Para comprobar las turbias relaciones entre mal�ficos marxistas, el diario public� una carta
escrita por Sainte-Marie, desde Espa�a, que fue encontrada en los archivos del bombardeado Palacio de La
Moneda. All� se dirig�a a Allende con el apelativo amistoso de muchos a�os: "Has de saber, Peyuquito, que
a pesar de todo lo que me has pelado y desplumado en nuestra larga y peleadora amistad, yo y Clar�n no
s�lo hemos estado siempre firmes junto al pueblo, sino tambi�n firme junto a ti".
Para la prensa de derecha est� en juego -adem�s- la posibilidad de que le salga competencia al camino.
La Fundaci�n Presidente Allende se ha comprometido a reeditar Clar�n con equipos period�sticos de
primera l�nea y tecnolog�a de �ltima generaci�n.
En la Concertaci�n, en tanto, reina el desconcierto. El prejuicio del PDC es que, de ganar la Fundaci�n
su demanda, el nuevo diario y las platas servir�an los intereses del Partido Socialista. Del PPD nada se
sabe, salvo que uno de sus concejales est� en el oscuro origen de la empresa ASINSA. Y para el gobierno
del Presidente Lagos, el caso Clar�n es cada d�a una piedra m�s grande en el zapato.
Y si en algo concuerdan la Fundaci�n Presidente Allende y la derecha chilena es en exigir transparencia
para dirimir este caso. El respeto por los ciudadanos as� lo exige.
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