Julio 24, 2024

Dan asco don Tito y el Deán: Ezzati debe ir preso como pell

La novela picaresca española (la picaresca, como escuela literaria en Chile no ha existido), nos mostró, en la Edad de Oro europea, a personajes inmersos en nuestra cultura católica, sin oficio productivo conocido, ladrones o “vivos”, todos ellos caracterizados por poseer nula conciencia moral, esa que- ahora sabemos- caracteriza a la inmensa mayoría de los seres humanos e incluso a otros primates desarrollados. Eran “los pícaros”.

 

Depravados sexuales, como el australiano Monseñor Pell (recientemente condenado), los nacionales Karadima, Precht, Ezzati, don Tito y el Deán de la Catedral, entre otros, han Ido en la realidad mucho más lejos que los personajes de la literatura picaresca y están por debajo de algunos primates en su desarrollo ético, ese que portan (para su vida social) muchas especies animales.

 

Esa anomalía es lo que produce asco, arcadas,repugnancia,náuseas, y distancias aún mayores con la institución a la que pertenecen.

Don Tito no se ha dado cuenta que lo produce, y ha dado entrevistas de prensa y TV para entregar detalles de su “normalidad”; el Deán, por su parte, en su “picardía”, ha dado clases de cinismo, como un celestino de verdad.

 

Ejemplos de dichos de estos asquerosos.

 

El cura Tito Rivera (acusado de haber violado a un hombre en situación de calle):

“El 50%, más o menos, son homosexuales”(“Él sabrá” dijo otro cura “pícaro”). “Sin mujeres en la Iglesia es más fácil relacionarse con hombres”. “Sostuve relaciones homosexuales pero no forcé a nadie”

“Mis acciones en el fondo constituyen pecado pero ahí llegamos a un círculo vicioso: se peca y se confiesa, se peca y se confiesa. Entonces esa especie de libertad para caer en el pecado y sentirse perdonado da la posibilidad de repetirlo”.

 

(La confesión católica actual -privada y auricular- de un católico a un sacerdote se estableció en el siglo XIII, en el Concilio de Letrán. En y desde los primeros siglos de nuestra era la confesión era colectiva y pública. Los antiguos egipcios, cuando los sacerdotes constituyeron la clase alta y más poderosa, confesaban como los católicos de hoy.)

 

Palabras del Deán de la Catedral:

“Venía con varios acólitos a la sacristía, mal vestidos, sin buena apariencia, y yo le decía aquí hay mejores, bien vestidos”.

“Al padre Tito yo le decía sea más discreto”.

“Nunca, yo no le pasaba las llaves”.

 

¿Pícaros? No, degenerados. Y degenerados voluntarios.

Eligieron serlo. Son delincuentes.

 

Ezzati, jefe de la asociación para delinquir a nivel local, sin duda debe ir preso, como el australiano Pell.

 

Su cinismo llegó al colmo poco después de conocida la decisión papal de aceptarle la renuncia.

 

Dijo:

“El Papa aceptó mi renuncia debido a que cumplí 75 años de edad (!), límite para dejar el cargo según el Código de Derecho Canónico” (Ezzati tiene hoy 77 años”) Ello en relación al derecho religioso.

 

En relación al derecho que rige su situación ante la justicia chilena señaló: “No basta con que se diga que soy encubridor, hay que probarlo, y estoy seguro que en el curso del proceso judicial eso será probado”.

 

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