El «nuevo» Sename: los únicos perjudicados son los niños
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 32 segundos
Previo a titularme, realicé mi práctica en el Centro Integral por los Derechos del Niño de San Miguel, dependiente de la Corporación de Asistencia Judicial Metropolitana en el que se dedicaban a la protección de derechos para los Niños, Niñas, Adolescentes (NNA) en su mayoría., víctimas de delitos sexuales.
En esa época no sabía en qué me iba a especializar y llegar ahí cambió, sin duda, mi manera de ver el derecho.
La primera vez que leí un expediente me conmoví hasta los huesos, se trataba de tres pequeños hermanos que en su casa eran vulnerados por su padrastro y, en la casa de la abuela, por el abuelastro.
Recuerdo haberme estremecido hasta las lágrimas. Al otro día, en tribunales conocí a los niños, sentí que no podría seguir adelante con esta área del derecho, que era demasiado fuerte, y que no estaba preparada para ver tanto sufrimiento; sin duda me conmoví, uno no puede imaginar cómo es posible que exista tanta maldad hacia seres tan inocentes.
La madre, entraba y salía de la cárcel de manera constante y, el padre, que quedaba como esperanza, en audiencia en el tribunal dijo “que a su polola no le gustaban los niños y que él no podía cuidar de ellos y que estas eran cosas que pasaban todos los días”, aun cuando escuchó las aberraciones de las cuales eran víctimas sus hijos.
Recuerdo haber sentido que estaba en presencia de la miseria humana hecha persona. Finalmente, al leer que no existía familia que pudiese resguardar sus derechos, la única opción que queda en ese caso es institucionalizarlos.
En ese tiempo como postulante abogada me sentí acongojada, afligida, sin saber qué hacer, pues, finalmente, llevar a los niños a una residencia significa que cambiaremos a los niños de lugar de vulneración y no que los rescataremos ni reivindicaremos sus derechos, por el contrario, solo cambiaremos de agresor.
De aquella época que sueño con un sistema de protección para la niñez que efectivamente cumpla su rol “Proteger y garantizar sus derechos”, y no las medidas con las cuales hemos llegado desde el Congreso y el Ejecutivo.
Con el tiempo me especialicé en niños, niñas y adolescentes, y el sistema judicial y, además, para poder ser un aporte técnico en el área, curso un Magíster en Derechos Humanos.
También, desde mi puesto como asesora legislativa del Congreso, que es donde me imaginé que en verdad se podría hacer un cambio a nivel estructural, digo responsablemente que hemos fracasado.
El proyecto de ley, que crea el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y la Adolescencia estará a cargo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, versus la creación de otro servicio a cargo de los NNA vinculados a la justicia juvenil y la reinserción, que estará bajo la directriz del Ministerio de Justicia.
Sin embargo, no se ha podido lograr el cambio estructural que sí se pudo lograr con los NNA infractores de ley, pues los incentivos y el sistema de protección, mantendrán el modelo económico utilizado por décadas en el SENAME, se mantendrá el modelo fracasado de financiamiento, lo que ha ido es desmedro directo de los grandes y únicos perjudicados del sistema: “los niños”.
El actual sistema, genera incentivos macabros para todas aquellas organizaciones colaboradoras de SENAME, las que, sin duda alguna, seguirán viéndose favorecidas al tener un número mayor de niños en sus residencias y mantenerlos ingresados por el mayor tiempo posible para poder seguir recibiendo el dinero mensual.
Finalmente, nos encontramos ante un cambio de casa, de Ministerio en Ministerio y no un cambio estructural; se han hecho caso omiso a las recomendaciones realizadas por el Comité de Derechos del Niño, quiénes ya en el año 2007 recomendaban tener un sistema integral a cargo del Estado y no tercerizar.
La única luz de esperanza para resguardar a nuestros NNA, es esperar que el Presidente no vete la indicación realizada por la diputada Castillo y diputado Walker, apoyados por la diputada Olivera, en cuanto a que esté supeditada a la entrada en vigencia de la Ley de Garantías de la Niñez que duerme en el Senado desde 2015 y que, como se recomienda en la Comisión Investigadora de Niños, Niñas y Adolescente perdidos, suspendida en el Congreso, es poder contar con una ley marco, que fije el piso mínimo y que se entienda que de lo contrario tendremos el mismo SENAME DE SIEMPRE.
Natalie Leyton Rodríguez
Abogada especialista en Niños, Niñas y Adolescentes y el Sistema Judicial
Postulante a Magister de Derechos Humanos