Crónicas de cuarentena y efectos políticos de la pandemia
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El tema de la fiabilidad de los datos estadísticos y sobre quienes recaen las responsabilidades de recogerlos, ha dado origen para nuevos ataques al Gobierno Español, del que se ha llegado a decir, en el propio Parlamento, que miente deliberadamente. Lo dicen entre otros, los Presidentes de las Comunidades Autónomas, los mismos que están mandatados a recogerlas y a entregarlas al Gobierno para su agregación y toma de decisiones. Si se trata de ineficiencia por parte de las Comunidades (de diversos colores políticos) o de mala intención, es difícil de discernir. Lo que está claro es que esto cumple con el objetivo de minar la confianza en el Gobierno ante los ojos de una ciudadanía que entiende poco de competencias territoriales. El Portavoz del Gobierno en materia de la pandemia debe hacer malabarismos cada día para explicarle al público a que se deben los cambios sorprendentes, para mejor o para peor, de las cifras diarias. Afortunadamente, y a pesar de tantos dimes y diretes, se ve claramente que las tendencias en las cifras disponibles son muy positivas.
Estos buenos resultados han dado el respaldo al Gobierno para anunciar un plan de des-escalada gradual, asimétrica y coordinada, para recuperar la vida cotidiana y la actividad económica, protegiendo al mismo tiempo la salud y la vida de las personas, evitando que las capacidades del Sistema Nacional de Salud se puedan desbordar. Este Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad no tendrá un calendario cerrado, sino que se regirá por los principios de precaución, cautela y proporcionalidad, adaptable a los cambios de orientación necesarios en función de la evolución de los datos epidemiológicos y del impacto de las medidas adoptadas. Vale decir, que se ha advertido que de no seguir siendo tan positivas las tendencias, el Gobierno se reserva el derecho de dar marcha atrás en alguna medida o retrasar la puesta en marcha de algunas de las etapas que contempla el Plan. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido prudencia a los países cuando inicien su des-escalada, y al parecer, el Gobierno Español, consciente del riesgo de rebrotes, la está teniendo.
Las fases de des-escalada vendrán determinadas por la situación de cada uno de los territorios en función de sus capacidades estratégicas que incluyen una asistencia sanitaria reforzada, un modelo eficaz y seguro de alerta y vigilancia epidemiológica, una capacidad de detección y control precoz de las fuentes de contagio y un refuerzo de las medidas de protección colectiva. Vale decir, la progresión de una fase a otra tendrá un ritmo diferente para cada territorio sobre una base de indicadores comunes para todos y con un conjunto de medidas también comunes para cada una de las fases de la des-escalada. Esto implica que la movilidad entre territorios permanece suspendida salvo entre aquellos territorios contiguos que hayan superado simultáneamente las mismas fases.
De acuerdo con el enunciado del Plan, la recuperación social y económica tendrá en cuenta la incidencia desigual que ha tenido la crisis provocada por la COVID-19 en los distintos sectores y grupos sociales, prestando una atención especial a la protección de los trabajadores más afectados, con el fin de que el proceso de recuperación contribuya a la reducción de las desigualdades. La re-activación de la economía dependerá de la evolución de los indicadores sanitarios, y se hará en paralelo a la activación de la movilidad personal y a los esfuerzos por una conciliación familiar y laboral.
Las medidas adoptadas durante el Estado de Alarma de apoyo a la liquidez empresarial, la flexibilidad interna, el mantenimiento del empleo, la adaptación de las condiciones laborales a las necesidades familiares y la protección de las rentas de los trabajadores y familias, están desempeñando un papel fundamental de cara a amortiguar el impacto económico negativo y de proporcional una base adecuada para la reactivación, con un tejido productivo que pueda adaptarse a la nueva realidad y una demanda nacional dinámica. Sin embargo la magnitud de la crisis es tal, que todo esfuerzo por no dejar a nadie atrás, se queda corto y sometido a una burocracia que aunque se esfuerce, no está a la altura. La realidad es que recuperación del pulso que la tenía economía antes del Estado de Alarma no sólo depende de estas loables medidas que hace falta seguir financiando y del del levantamiento de las restricciones existentes, sino también de la confianza de la ciudadanía y el empresariado, así como del volumen de la demanda exterior.
El hecho que la coordinación de la elaboración del Plan haya sido asignada a la Vicepresidenta Cuarta, Teresa Rodríguez, Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pudiera ser un buen presagio porque si bien hay que actuar decididamente en la emergencia y en evitar su recurrencia, se requerirá impulsar acciones europeas, o mejor aun, globalizadoras de nuevo tipo como la reconversión del modelo productivo, de los sistemas energéticos, de los sistemas impositivos, el fortalecimiento de la protección social y del fin de las prácticas eco-depredadoras.
Siguiendo la tónica política, el Plan ha sido mal recibido por la oposición al argumentar que no han participado en su elaboración, dado que las videoconferencias entre el Gobierno y los Presidentes Autonómicos, han sido mas bien informativas que participativas, y en consecuencia la falta de participación real los enfrenta a hechos consumados. Lo mismo reclaman los partidos políticos. Es por esto que el Gobierno va perdiendo terreno en el Congreso de los Diputados. Cada vez le será mas difícil la aprobación de prórrogas al Estado de Alarma que el gobierno estima imprescindibles al proceso de des-escalada, habida cuenta que se trata de la figura constitucional que permite restringir la libre circulación. De no haber aprobación sería equivalente a desatar todos los demonios de los rebrotes. Esperemos que no se siga utilizando la pandemia como instrumento de la lucha política.
Independiente de quien tenga la razón, este Plan se ha hecho basado en tendencias pero no en base a un estudio Serológico de Prevalencia como inicialmente había sido la intención. Afortunadamente el Estudio finalmente ha comenzado, aunque con un retraso de dos semanas respecto a lo previsto, y sus resultados estarán disponibles aun mas tarde. Se trata de tests a una muestra representativa de la sociedad, que medirá la existencia de anticuerpos – no la existencia de la infección ni la potencialidad de contagio. Dará una fotografía de cuanto y donde se ha propagado la epidemia en el conjunto de la sociedad española. La diferencia respecto de los resultados de tests existentes consiste en que hasta ahora, con toda justicia, se daba prioridad en los tests al personal sanitario y demás trabajadores en la primera linea de la lucha en contra de esta enfermedad, así como a los ingresos y egresos hospitalarios. Esto quiere decir que lo que teníamos era información sesgada hacia los casos de mayor riesgo. Las buenas prácticas estadísticas indican que si el tamaño de la muestra es el adecuado y si es realmente aleatoria, osea, no es sesgada, el resultado será interpolable a la sociedad entera y el Gobierno podrá respaldar su toma de decisiones sobre una realidad documentada.
Con respecto a los ingresos públicos, el Gobierno de España ha pronosticado una caída del 5% sin subir ni bajar impuesto alguno, solo con perseguir el fraude fiscal y con un impuesto a las transacciones financieras, si se aprobara. La realidad es que España tiene una gran dependencia en el turismo internacional, que no solo está afectado por los aspectos sanitarios de la pandemia y por el reinicio del tráfico aéreo. Con la depresión global generalizada, es mas que probable que se viaje menos y que el sector turismo/restauración no logre una pronta recuperación. De la Unión Europea tampoco se puede esperar mayores ingresos porque esta mantiene su posición respecto a no entregar liquidez por la vía de las transferencias, e insiste en la opción de prestamos a reembolsar y con condiciones muy estrictas sobre el gasto. El Parlamentario Europeo Guy Verhofstadt al oponerse a esta negativa postura europea, advierte que «Amontonar más préstamos a los países en emergencia podría causar una nueva crisis de la deuda soberana. Las subvenciones son como el agua en un incendio, pero los préstamos son combustible para aumentar la crisis».
De momento la pandemia ha defenestrado en la Unión Europea a la máxima neoliberal de la limitación del déficit público y del endeudamiento estatal, aunque no se ha avanzado ni un ápice en los otros aspectos mencionados, ni tampoco en mancomunar las disponibilidades financieras. Del mismo modo, permanece incolumne un indicador tan cuestionable como es el Producto Interno Bruto (PIB). Durante el primer trimestre de este año, que comprende solo dos semanas de cuarentena, el PIB español tuvo una caída de 5,2% y el empleo de 14,5%, lo que haría que el pronóstico del Gobierno Español de una caída del 9,2% en el PIB y del19% del empleo para todo el año 2020 parecería quedrase corto.
Similar al exceso de dependencia española en el turismo y en su incierta demanda extranjera, es la situación de Chile donde los factores que influyen en la proyección de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de una caída del PIB del 4% – y no del 2% como anuncia el Gobierno – son el precio del cobre (principal producto de exportación) que ha caído casi 20% desde finales de 2019, y las muy importantes caídas en el comercio exterior, en particular, debido a la disminución de la demanda de China, que representa un 34% del intercambio nacional.
Otro tema que cobra interés estos días es la idea de establecer un pasaporte de inmunidad que certifique estar protegido contra el contagio y poder así asegurar la vuelta a las actividades normales de las personas que ya han pasado la infección. La OMS ya se ha pronunciado en contra dado que no hay evidencia científica para demostrar que una persona esté libre de riesgos aunque ya haya pasado la enfermedad. En España los epidemiólogos lo desaconsejan argumentando que tampoco existe evidencia científica de que los asintomáticos no contagien, ni se sabe a ciencia cierta cuanto dura la inmunidad, en caso de haberla. Por lo demás las pruebas diagnósticas no dan resultados absolutamente seguros respecto a la inmunidad de las personas y no constituirían mas que una nueva forma de discriminación y estigmatización sin proporcionar mayor eficacia en su propósito.
Una idea similar se esgrime en Chile por parte del Gobierno como una gran innovación frente a la pandemia. El Carnet Covid. Sin embargo a Chile le resultaría imposible hacer un despliegue del sistema de salud pública ya colapsado para universalizar los tests que se necesitarían en una iniciativa como esta, así como para hacer el rastreo de los contactos y la atención de los contagiados que se descubrirían. Claro está que no faltaría ese 1% de la población con exceso de ingresos que lo podría costear por la vía de lo privado y adquirir un privilegio adicional por sobre los demás. La otra cara de la moneda corresponde a los sin papeles, a los desempleados y a los empobrecidos que tendrían muy poca posibilidad de acreditar su inmunidad, sumando otro factor de discriminación a los ya múltiples factores de disparidad.
Este Primero de Mayo, en Chile, frente al Palacio Presidencial, un puñado de trabajadores fue brutalmente reprimido por manifestarse pacíficamente, con mascarilla higiénica y guardando la debida distancia social, con una pancarta que decía “Piñera, presidente de los empresarios y el costo lo pagan los trabajadores”. En tanto en España los sindicatos se expresaban desde las pantallas denunciando los contratos precarios y mal pagados de los trabajadores de la salud y reclamando la extensión de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de los que ya se ha hablado en entregas anteriores.
O se cambia radicalmente de ética política a todos los niveles y se logran estructuras gubernamentales e intergubernamentales basadas en la solidaridad y en la eliminación de vulnerabilidades, o el mundo post-pandémico pudiera llegar a ser aun peor del que estamos dejando atrás.
Por Ximena de la Barra
Madrid, 1 de Mayo, 2020