Crónicas de un país anormal

Los resultados de la encuesta CEP terminaron de hundir a Piñera

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Foto: Presidencia de Chile

En la mayoría de los países de América Latina, incluso de algunos europeos, la representación tal cual la concibió el cientista político  irlandés Edmundo Burke, consignada en la   Epístola a los electores de Bristol, “…el representante tiene que tomar decisiones con entera libertad, sin consultar a sus representados, y sólo puede ser juzgado al final de su período…”

 

Hoy, los electores están transformados en consumidores, de ahí que tengan el derecho a la devolución del producto si no les satisface una vez transcurrido un año de gobierno, y habría   que reconocer que actualmente la democracia no podría funcionar sin la existencia de referendos revocatorios de mandato.

 

A las crisis de representación se agrega la modalidad de los regímenes presidencialistas, en que no existe equilibrio de poderes, balances y contrabalances, pues son “monarquías borbónicas” en que en el poder regio se juega el todo o nada.

 

La monarquía presidencial explica a cabalidad por qué los cambios de gabinete son tan importantes para periodistas, analistas y opinólogos políticos; en el caso de Sebastián Piñera, ya nos tiene acostumbrados a la conformación de cambios de secretarios de Estado a su pinta. En su primer gobierno pasó de equipo de ministros tecnócratas, (egresados del Villa María y de la Universidad Católica) a políticos, como Pablo Longueira y Evelyn Matthei; hoy los Partidos que lo apoyan esperaban un cambio en su equipo político, que hacía agua en todos los frentes, pero Piñera, en la práctica, impuso su criterio, como narcisista irredento que es.




 

El cambio de gabinete ministerial, del 13 de junio, aunque significó el remplazo  en seis ministerios – cuatro nuevos y dos enroques – a mi modo de ver, no determina un  viraje importante en la conducción del gobierno, (si pretende remontar la mala evaluación en las encuestas, estos cambios no significan nada).

 

Los cambios en el gabinete fueron demasiado tibios en general: salió el converso Roberto Ampuero, muy mal ministro de Relaciones Exteriores, y lo reemplaza el antiguo ministro de Justicia, el RN Teodoro Ribera; en el Ministerio de Desarrollo Social salió Alfredo Moreno, quien resultó un fracaso, y fue torpedeado en su línea flotación, especialmente en el problema de la Araucanía, y lo reemplaza el actual presidente de CORFO, Sebastián Sichet, (ex democratacristiano y, posteriormente, militante de Ciudadanos); en Economía  salió José Ramón Valente y lo reemplazó Juan Andrés Fontaine, un economista de la línea de Piñera; en Obras Públicas hubo un enroque: sale Fontaine y entra Moreno; en Salud sale Emilio Santelices y entra el empleado predilecto de Piñera, Jaime Mañalich; en Energía sale Susana Jiménez y la reemplaza Juan Carlos Jobet.

 

No es raro que los dirigentes de la UDI estén indignados con estos cambios, pues siguen convencidos de que los gabinetes responden a cuoteo político, cuando en una monarquía presidencialista  lo único que cuenta es la voluntad regia.

 

La Encuesta CEP  viene a confirmar que la ciudadanía no sólo es analfabeta política, sino sobre todo que se siente muy lejana a los juegos de poder de la plutocracia: si se le consulta “si frecuentemente habla de política con sus amigos, sólo el 8% responde afirmativamente, y un 1%  que ha trabajado por un partido político o un candidato.

 

 

 

En el clima de indiferencia y desprecio a la política por parte de la ciudadanía, el voto está determinado por el grado en que las políticas públicas me cambian o no me cambian mi vida. En el caso de los electores, el bien común se  confunde con el bien personal, por esta razón se explica que la delincuencia,  la salud, la educación, las pensiones, y otros, sean los temas principales de preocupación ciudadana

 

 

Piñera, junto a su gobierno, se derrumbó catastróficamente: sólo el 25%, según CEP, apoyó al Presidente y el 50% lo desaprueba, y con respecto a la anterior encuesta, bajó un 12%; en las cualidades blandas, el 76% lo considera lejano; en todas las variables, como transporte, empleo, salud, educación, delincuencia y pensiones, Piñera no pasa el examen, con evaluaciones inferiores a nota cuatro, (en Pensiones, uno de los ítems que más importa a la ciudadanía, su nota es de 2,8%) . Por último, el 68 %  cree que actúa con debilidad y al 66 % no le da confianza.

 

En el clima de indiferencia y desprecio a la política por parte de la ciudadanía, el voto está determinado por el grado en que las políticas públicas me cambian o no me cambian mi vida. En el caso de los electores, el bien común se  confunde con el bien personal, por esta razón se explica que la delincuencia,  la salud, la educación, las pensiones, y otros, sean los temas principales de preocupación ciudadana, mientras que temas como los derechos humanos, reformas constitucionales, por ejemplo, estén relegados a los últimos lugares.

 

En la política monárquica del todo o nada es muy lógico que la frase “el rey ha muerto, viva el rey” recobre mucha importancia para periodistas y comentaristas políticos. Pasado un año de gobierno de Sebastián Piñera, ya se está discutiendo quién va a ser su sucesor. Si revisamos la evaluación de los personajes políticos actuales, corresponde a un individualismo del votante: Joaquín Lavín, por ejemplo, logró un inusitado apoyo de los encuestados   de un  56%, lo que es explicable pues siempre tiene políticas creativas, dirigidas a los ciudadanos de la comuna más rica de Chile; Lavín tiene el mérito de ganarse el amor de sus electores y de mantenerse alejado del odio, (el bacheletismo-aliancista, por ejemplo, daba enorme rentabilidad).

 

El alto apoyo a los alcaldes también es congruente con el estado de necesidades ciudadanas que requieren ser satisfechas: la alcaldesa Barriga, en Maipú,  obtuvo el 35%; Matthei, en Providencia, 35%; Scharp, en Valparaíso, un 33%; Daniel Jadue, de Recoleta  (PC), obtuvo un 31%. Como se ha hecho evidente en los últimos años, los jefes de partidos políticos ocupan el último lugar de apoyo.

 

A pesar de haber sido muy destacado el apoyo a las personalidades políticas, a mi modo de ver no tiene ninguna importancia, pues lo mismo que las encuestas,  no son más que el retrato del momento y, por lo general, quienes aparece liderando la aprobación, no siempre terminan como Presidentes de la República, (esto le ha ocurrido a Joaquín Lavín y a otros candidatos en varias oportunidades).

 

Si consideramos la fotografía de la última encuesta CEP, la antigua Concertación está muerta y bien muerta, y el fascista J.A. Kast conserva su 8%, logrando sólo el 23% de imagen positiva, pero con una alta imagen negativa. El Presidente Sebastián Piñera y el secretario general del PPD, Heraldo Muñoz, bajaron 12 puntos, mientras que M.J. Ossandón subió 13 puntos y Lavín 8 puntos.

 

Cada día se ve más claro que sin representación la gobernabilidad se hace muy difícil, pues los Presidentes de la República dejan de contar con el apoyo popular, generalmente,  al año de gobierno. Por consiguiente, si se quiere salvar la democracia se hace imprescindible la introducción de elementos de democracia directa, a fin de que la participación  popular se exprese en la práctica.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

14/06/2019    

Bibliografía

Edmundo Burke

Epístola a los electores de Bristol

Reflexiones sobre la revolución Francesa 1790

John Stuart  MILL

Consideraciones sobre el  gobierno representativo

Norberto Bobbio

La democracia Socialista

Documentas, Santiago, 1987



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  1. uier negociación con ellos says:

    Tipica foto de Piñera , rodeado de su «macho ganado» + una , que forman su cola de adoradores…a la fuerza ?

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