Reflexiones sobre las importaciones que tuvieron lugar en el 2024
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A esta altura del año ya se cuenta con datos oficiales sobre el comportamiento del país en materia de importaciones de bienes. La primera lectura de las cifras correspondientes pone de relieve que las importaciones totales no solo decrecieron en el año 2024, con respecto al año anterior, sino que este fenómeno ya había sucedido en el año 2023 con respecto al 2022. Efectivamente en el 2022 las importaciones totales del país, medidas en términos cif, ascendieron a 94.827 millones de dólares, en el 2023 sumaron79.234 millones de dólares y en el 2024 llegaron a 78.625 millones de dólares. Cabe preguntarse ¿eso es bueno o es malo para el país? ¿Es reflejo de que la cosas andan bien o que andan mal? Como la respuesta no es fácil, tenemos que entrar en algunos análisis más detallados.
Cuando las importaciones de un país decrecen eso puede ser consecuencia de una baja general de la actividad económica, que arrastra hacia abajo a todos los principales indicadores económicos. Ese no parece ser el caso reciente de Chile – por más que algunos traten de presentarlo de otra forma – pues la economía, medida a través del PIB, creció en un 2.2 % en el año 2024 con respecto al año anterior. Es decir, creció la economía, pero bajaron las importaciones. Para explicar esa situación hay que entrar en el análisis de qué importaciones bajaron y qué importaciones, por el contrario, aumentaron de un año al otro.
En el año 2024 las importaciones de bienes de consumo – que son las que están más directamente relacionadas con la capacidad de compra o con el nivel de demanda de la población – aumentaron, no bajaron como el conjunto de las importaciones, sino que pasaron de 21.967 millones de dólares en el 2023 a 22.732 millones de dólares en el 2024. Aumentaron las importaciones de bienes de consumo durable – tales como autos, computadoras, celulares, televisores, electrodomésticos, etc – y las de bienes de consumo semidurables, tales como zapatos y prendas de vestir. Toda esta situación es reflejo de que la economía no marcha mal, en los términos convencionales de medir esa eventual situación, aun cuando la libre importación establecida en los múltiples tratados de libre comercio firmados por Chile nos obligan a permitir la importación de mucha basura, de muchos bienes absolutamente suntuarios o intrascendentes, o de bienes que claramente se podrían producir en el país. Pero eso, en todo caso, no es una situación específica del último año, sino una característica da todo un período largo de nuestra historia económica.
Si la baja de las importaciones totales en el año 2024 no tiene su origen en una baja de las importaciones de bienes de consumo, hay que buscar esa causa en las importaciones de bienes intermedios – materas primas, insumos – y/o en las de bienes de capital. Efectivamente las importaciones de bienes intermedios bajaron de 46.045 millones de dólares en el año 2023, a 44.816 millones de dólares en el año 2024. Se da, por lo tanto, la curiosa situación de que aumentó la producción, medida a través del PIB, pero disminuyeron paralelamente las importaciones de insumos y materias primas, tales como las de petróleo, diésel, carbón y gas licuado, que son las que hacen posible dicha producción. Eso podría encontrar su explicación en que se ha dado un uso más moderado o más productivo de los insumos y materias primas, sobre todo de los de carácter energético.
En relación a la importación de bienes de capital – que es el tercer y último grupo componente de las importaciones totales – la situación en el 2024 fue más baja que en el año anterior. De 17.277 millones de dólares importados en el 2023 se pasó a 16.607 millones de dólares en el año recién pasado. Se importaron menos buses, camiones, maquinaria, motores, aparatos médicos y otros. Todos estos rubros componentes del rubro importaciones de bienes de capital están directamente relacionados con la producción futura del país, pues son bienes encaminados a reponer y/o a aumentar la capacidad productiva de diferentes empresas y sectores productivos ubicados en el territorio nacional. En cualquier caso, no es bueno que las importaciones de bienes de capital decrezcan en un año determinado. Lo ideal sería que ese rubro creciera ininterrumpidamente de año en año, lo cual aseguraría el crecimiento permanente de la producción. En todo caso, el nivel de importaciones de bienes de capital alcanzado en el año 2024 es superior a lo que se alcanzó en cualquiera de los siete años anteriores a la pandemia, lo cual refleja que en el mediano y largo plazo, estas importaciones están dentro, o superan, los niveles alcanzados en la última década.
Sergio Arancibia