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José Antonio Kast busca más enemigos: Demoniza al ambientalismo de Greenpeace para recuperar terreno político

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En el dinámico escenario político, la ultraderecha, representada por figuras como José Antonio Kast, enfrenta desafíos significativos de cara a las elecciones presidenciales de 2025. Con una creciente competencia interna y una sociedad cada vez más consciente de las problemáticas medioambientales pero también altamente presionada por una economía aflojada y decaída, Kast ha adoptado una estrategia que busca posicionarlo como el defensor del desarrollo económico al estilo Milei, en contraposición a los movimientos ambientalistas, para la derecha y la izquierda neoliberalizada los hoy grandes obstáculos al progreso del país.

Kast, líder del Partido Republicano, aun cuando obtuvo un notable respaldo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2021, enfrentándose al actual presidente Gabriel Boric, de cara a las elecciones de 2025, enfrenta una competencia interna más intensa. Evelyn Matthei, representante de la derecha tradicional y miembro de la Unión Demócrata Independiente (UDI), lidera las encuestas con un 28% de las preferencias, superando a Kast, quien se sitúa en un 10%. Como si fuera poco, desde su propio sector, el diputado Johannes Kaiser ha incrementado su presencia, alcanzando un 7% en las encuestas según la encuesta Criteria publicada este domingo.

La búsqueda de un nuevo enemigo 

En este contexto de competencia y búsqueda de diferenciación, Kast ha intensificado su retórica contra los movimientos ambientalistas. Durante una participación en el programa «Mesa Central» de Canal 13 este domingo, Kast sugirió que Matías Asún, director de Greenpeace Chile, debería abandonar el país por oponerse a ciertos proyectos de inversión. Estas declaraciones generaron una ola de críticas por parte de diversos sectores, incluyendo a Rodrigo Bustos, director de Amnistía Internacional Chile, quien las calificó de «muy graves» y contrarias a los principios democráticos y de derechos humanos.




Esta no es la primera vez que Kast expresa opiniones controversiales respecto al medio ambiente. En 2019, en una columna titulada «COP25 y el populismo medioambiental», Kast criticó la organización de la cumbre climática en Chile, argumentando que imponía estándares desproporcionados para el país y que las medidas propuestas podrían afectar negativamente el desarrollo productivo nacional.

Demonizar al ambientalismo. ¿Tiro por la culata?

La estrategia de Kast se alinea con tácticas observadas en movimientos de ultraderecha a nivel global, donde se busca identificar y demonizar a un enemigo común para movilizar a su base electoral. En este caso, los ambientalistas son presentados como adversarios del desarrollo económico y del bienestar nacional. Esta narrativa simplifica complejas discusiones sobre sostenibilidad y desarrollo, reduciéndolas a una dicotomía entre progreso económico y protección ambiental.

Sin embargo, esta táctica conlleva riesgos significativos. La sociedad chilena ha mostrado una creciente preocupación por las cuestiones medioambientales, evidenciada en movimientos sociales y en la demanda de políticas públicas orientadas a la sostenibilidad. La demonización de los ambientalistas podría alienar a segmentos importantes del electorado, especialmente a los más jóvenes y a aquellos sensibilizados por la crisis climática global.

La ultraderecha en América Latina

La postura de Kast no es un fenómeno aislado en la región. Según Ariel Goldstein, investigador del Conicet, la ultraderecha en América Latina ha adoptado estrategias similares, aprovechando las redes sociales para una comunicación directa y utilizando narrativas que deshumanizan al adversario. Estos movimientos, como los representados por Jair Bolsonaro en Brasil y Javier Milei en Argentina, comparten una visión que combina conservadurismo en temas sociales con una defensa del libre mercado, a menudo en detrimento de políticas medioambientales.

La estrategia de José Antonio Kast de demonizar a los ambientalistas refleja una táctica política orientada a consolidar su base electoral en un contexto de creciente competencia interna y desafíos electorales. Sin embargo, en una sociedad cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad y la protección del medio ambiente, esta postura podría resultar contraproducente, alejando a votantes preocupados por el futuro ecológico del país. La política chilena se encuentra en una encrucijada donde el equilibrio entre desarrollo económico y responsabilidad medioambiental será crucial para definir el rumbo de las próximas elecciones y el futuro del país.



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  1. Patricio Serendero says:

    La ultra-derecha en el mundo simplifica con una mentira o medias verdades cualquier problema de la Sociedad. Se trata siempre de la política en general de la Derecha y sus fracciones políticas aparentemente diferentes. Un gran objetivo central: defender y promocionar los intereses económicos del gran empresariado convertido en propuestas políticas. Vociferante como Milei, provocativas como Trump o tranquilas y de «sentido común» como el Sr. Kast. El objetivo de fondo siempre es el mismo con el mismo rosario de siempre: bajar impuestos a las empresas, mantener salarios y pensiones lo más bajo posible, jibarizar el Estado, declarar la defensa del ambiente como un freno al desarrollo económico, reprimir a la población si reclama mucho y a los pueblos originarios, expulsión más o menos violenta de los emigrantes, servilismo ante el imperio de turno en el caso de los países pobres. Y poco más. Los resultados de estas políticas están a la vista: han permitido que como en el caso chileno, el 1% se quede con el 49% de la riqueza producida. Cifras semejantes se observan en todo el mundo capitalista. Sin duda exitosa para los patrones. De allí que lucharían a muerte para que nada cambie.

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