Crónica: La política en la Vida Social
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uando un año se va y otro llega se multiplican las festividades. Es posible que una de las mayores contribuciones informativas del diario El Mercurio sean sus páginas dedicadas a la Vida Social. Si se sigue la evolución de Chile a través de esta sección, perfectamente podríamos apreciar que esta ordenada secuencia de fotografías con sus respectivas lecturas, constituye un magistral registro de la evolución del poder político, empresarial y cultural del país.
Habría que recordar, por ejemplo, lo que estas páginas mostraban antes y durante el gobierno de la Unidad Popular, lo que consignaron en tiempos de la dictadura pinochetista y lo que actualmente registra ésta más que centenaria sección. Desde siempre, El Mercurio lleva aquí una bitácora social de lo que sucede en aquellos sectores vinculados al poder, en los personajes cumbre o top de la burguesía nacional. Nacimientos, matrimonios, defunciones, obituarios y otros diversos ritos son consignados en todo su esplendor, incluso a pleno color cuando se hace necesario. Siempre se plasmaron en estas páginas los voluptuosos afanes de la llamada aristocracia nacional, aunque con el correr de los años también fueron dándole amplia cobertura al poder de los adinerados sin linaje social. Hasta que unos y otros terminaran emparentados y registrados sin mayores reconvenciones por las mismas fotografías.
Caballeros y damas, además de los considerados arribistas, siúticos y hasta los “rotos con plata”, al decir de algunos jactanciosos o resentidos lectores que, sin embargo, aguardaban con ansiedad que sus rostros, nombres y apellidos fueran advertidos por la Vida Social de El Mercurio, quienesquiera los acompañaran. Un espacio, por lo demás, en que la moda y usanzas fueron marcando nuestras distintas épocas.
Las universidades y los colegios de elite, por ejemplo, consignaban regularmente sus eventos sociales y fiestas de fin de año, aunque con el tiempo también irrumpirían en estas páginas un sinnúmero de nuevos establecimientos privados que, mediante estos registros sociales, lograron hasta consignar reputación académica, quedando casi a la par con aquellas entidades de mayor tradición, solvencia docente, nivel de investigación y publicaciones.
Hubo un tiempo en que los políticos de izquierda se resistían a ser retratados por esta sección del matutino. En no pocas recepciones saltaban de lugar para no aparecer en amena charla o brindis con sus adversarios. Incluso, cuando roncaron en el país las ideas vanguardistas, llegó a constituir un verdadero demérito aparecer en la Vida Social. Hubo un destacado juez de la República que se negó de por vida ser entrevistado por este diario conservador en cualquiera de sus secciones. Debemos reconocer, en todo caso, que otros periódicos también intentaron incluir su propia Vida Social, pero en realidad sin alcanzar el charme o encanto de El Mercurio.
Cabe advertir que hubo gente de derecha y algunos empresarios que también le sacaron alguna vez el bulto a los fotógrafos de la Vida Social; especialmente cuando el régimen castrense empezaba a languidecer y vino el cambio que todos conocemos. Ahora serían los nuevos gobernantes, los llamados, esta vez, emprendedores y otras personalidades las que irían apareciendo en estas páginas, que suman hasta cinco o más planas dedicadas a difundir la vida de los más poderosos, de lo que mandan y se gratifican por ser consignados en esta sección mercurial.
Cuando aparece el tema de los Derechos Humanos y el restablecimiento de la democracia sería visto como un fastidio aparecer fotografiado junto a militares, ministros de la Dictadura, cuanto a esos oportunistas de pocos escrúpulos que, de la noche a la mañana, se enriquecieron gracias a las empresas concedidas por Pinochet. Durante algunos años, los nuevos gobernantes intentaron mantener pudorosa distancia de aquellos y muchas veces en las recepciones en que inevitablemente se encontraban algunos llegaron a solicitar a estos reporteros gráficos que no los incluyeran en sus selecciones fotográficas.
Pero la época del cambalache criollo se impondría finalmente y hoy es corriente ver las fotografías y brindis de conspicuos políticos y empresarios derechistas con los otrora más radicales líderes del izquierdismo. Ex presos políticos y retornados del exilio, por ejemplo, con las renombradas figuras del tiempo neoliberal y autoritario. Con lo cual, entre copa y foto, muchos le atribuyen cínicamente al proceso de “verdad y reconciliación” esta posibilidad de departir y retratarse juntos. Como un gesto democrático, sin duda.
Pero lo que es constante en la Vida Social de este diario es su vocación elitista. Se trata de un espacio privilegiado de la casta, ahora más juvenil, pero en que mucho se repiten los mismos nombres y apellidos de la década del 60 y del 70, ahora en las fotos de sus hijos y herederos ejerciendo las mismas funciones de sus progenitores.
Incluso en materia de asignaciones eclesiásticas, se repiten los apellidos vinosos de quienes integraron siempre nuestros episcopados, aunque la rareza o excepción sea, hoy, el recién nombrado Cardenal de ancestros palestinos. También hay que reconocer la irrupción social de algunos deportistas de clase alta o enriquecidos por su fama mundial, así como los animadores de la televisión y de la farándula, quienes ya no derivan necesariamente de los atributos de sus antepasados.
Es justo precisar que, en materia de diplomacia y embajadas parece ser que las legaciones en Chile, ante lo poco y nada que deben hacer, les parece muy importante conseguir su respectivo registro en la Vida Social de El Mercurio, para remitir enseguida el respectivo recorte a sus gobiernos. En países en que, por lo general, muy poco conocen y les importan sus representantes en el exterior.
Lo otro es que ahora destacan muchas más mujeres con méritos propios, que por ser las simples parejas de sus maridos. En esto sí que se aprecia un importante cambio, quizás un triunfo claro del feminismo, como también un aporte a la historiografía nacional. Aunque la paridad diste mucho, todavía, de ser muy efectiva en esta misma sección.
Todo esto no sería más que anécdota si esta connivencia no fuera propia también del propio Parlamento y de tantas otras instituciones y efemérides sociales, incluso entre dirigentes patronales y sindicales. En esto de que en uno de los países más desiguales del mundo muchos creen que ya se acabaron las clases sociales y que todos viviríamos en plena armonía, de no ser por la irrupción de aquellas bandas delictuales provenientes, por supuesto, del extranjero y cuyos nombres y sobrenombres, alias y apodos, son consignados con fruición por las otras secciones de El Mercurio y del periodismo, en general. En todo caso, el nepotismo triunfa sobre todas las épocas, como que ahora una fallecida diputada de izquierda es reemplazada en el cargo por quien enviudara por este triste deceso. A dedo, desgraciadamente. Sin elección popular y democrática mediante.
Vamos a ver qué imágenes nos depararán, ahora, las cupulares vacaciones políticas prontas a iniciarse.
Juan Pablo Cárdenas
juanpablo.cardenas.s@gmail.com
Renato Alvarado Vidal says:
¡Notable artículo, muy certero!
Me recordó algo anecdótico de mi infancia en Calbuco; en aquel tiempo – mediados del siglo pasado – todas las revistas que llegaban a la isla se vendían a través de mi casa, por lo que podía verlas todas, y había una con bastante difusión, llamada Nuevo ZigZag, que también tenía una sección de «vida social». Yo no conseguía imaginar qué interés podría tener alguien en Calbuco en ver las fotos de las fiestas a las que no habían sido invitados 🙂
Felipe Portales says:
¡Y no sólo en su sección de Vida Social vemos connotados líderes de nuestra «centro-izquierda»! También los leemos como columnistas habituales; y otros aparecen como miembros del directorio de «Paz Ciudadana»…