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Agencias de servicio

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(“Para dominar, el hombre inventó el hambre”)

Dionisio Albarrán

 

Nadie puede discutir que las agencias de servicios, cumplen una poderosa función social. Más importante de lo que usted conjetura. En ellas, se puede contratar a un prestidigitador para endulzar una reunión de banqueros o a títeres, que empiezan a estar de moda. En otros casos a un nigromante, con el objeto de hacer un mal de ojo. Como nuestro país permanece algo tuerto y pendiente de la farándula, este personaje empieza a ser muy requerido, por quienes han experimentado desgracias de amor. Sí, pues el amor anda a encontronazos, en una época de turbiedad.

Las agencias de servicios vivieron un auge durante la dictadura, donde se requería contratar de un cuanto hay. Entre los más conocidos, a personajes que veían a la Virgen en un cerro o a quienes andaban en las calles, buscando a los opositores a la tiranía. Sin embargo, la mayor contribución se produjo cuando el aparato de propaganda del régimen, decidió organizar una ceremonia entre carnavalesca o de ópera bufa, en la cumbre del Cerro Chacarillas. Fiesta entre pagana y carnavalesca, propia del fascismo. Figuras como Andrés Chadwick, Joaquín Lavín, Coco Legrand y José Alfredo Fuentes acompañaron esa noche circense, al dictador Augusto Pinochet, endiosado por la oligarquía, para entregarle el apoyo de la juventud chilena. «El futuro de Chile está siempre en vosotros», les ratificó el genocida. Esa juventud palaciega y servil, no dudaba en auspiciar las muertes de miles de chilenos.




Con los años, ninguna actividad se realiza en Chile, sin la intervención de las agencias de servicio. Ha llegado la modernidad y es legítimo adaptarnos a ella. La multitud de funciones, lo amerita. Abarca un mundo de posibilidades.  Han proliferado en forma explosiva y nada se hace en grande, sin su apoyo. Veamos algunos ejemplos. Si alguien ansía defraudar al fisco, pues recurre a ellas. No con el ánimo de robarle la cartera a una anciana. Menos aún, para despojar el monopatín a un niño. Como las ubres del estado dan leche en abundancia, mejor que la Vía Láctea, apenas si es un pecadillo venial. Un rasguño en la piel rosada. Ahora, si alguien tiene escrúpulos en dañar al fisco, o a cualquiera institución dedicada a actividades piadosas, pues busca otros nichos, donde realizar sus fechorías.

Nada de satisfacerse con migajas, las sobras de la cena o trabajar por una chaucha. Que otros asuman esas tareas destinadas a quienes se dejan engañar. En estos años, si usted no lo ha observado, las agencias de servicios, proliferan y ninguna actividad comercial o delictiva, permanece lejos de su ámbito. Acceda a Internet y ahí encontrará lo que busca y también lo que no busca. Las ofertas son infinitas. Comprar una propiedad que no existe, acciones de una empresa ficticia o invertir en acciones que se transan en el mercado negro.

En medio de este barullo, si lo estafan, no hacer nada y consolarse por haber sido defraudado. Cruzarse de brazos o recurrir a una agencia de servicios y contratar a los expertos. No cualquiera agencia, pues también puede ser timado. ¿A cuál de ellas recurrir? Examine sus referencias, su clientela y trayectoria en estos últimos años. Si descubre que ha patrocinado a infelices, que alguna vez fueron a la universidad a estudiar ética y a reconocidos usureros, podría ser una buena referencia.

Si usted duda de estas informaciones, examine a quienes, a diario, empiezan a ser requeridos por la justicia. La flor y nata de la sociedad o suciedad, sumergida en el albañal. Ahí van dar todos, aunque tengan santos en la corte, lo que ahora no sirve de nada.

 

Walter Garib

 

 

 



Walter Garib

Escritor

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