Sobre el acto de Fiestas Patrias 2024 del “Liceo Bicentenario de Excelencia de Dalcahue”
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Me pregunto si alguien de este establecimiento educacional puede explicar ¿por qué (teniendo la semana cinco días hábiles) eligen un día 11 de septiembre para “celebrar” el acto de “Fiestas Patrias”?.
Quiero aclarar previamente que no me refiero a la puesta en escena de los estudiantes, ni al esfuerzo concreto de profesores y alumnos. Sobre ello me abstengo de opinar y entiendo que el esfuerzo en sí es un mérito. Me referiré a cuestiones significativas de fondo, que se entienden parte necesaria de la actividad profesional de EDUCAR y contribuir a la formación de la malla de valores de la sociedad, a través de la juventud que le tocará conducir los destinos del país.
Tanto la memoria colectiva, como el mínimo capital cultural personal, no pueden perder de vista el profundo dolor y división nacional que implicó el Golpe de Estado, que se hiciera famoso en el mundo por sus prácticas sistemáticas de violaciones a los Derechos Humanos, con más de 3.000 muertos y desaparecidos y sobre 50.000 víctimas directas. Que instaló una dictadura que hoy es ampliamente reconocida -con evidencias irrefutables- por su origen ilegítimo, sustentado en el poder de unas FFAA que actuaron en completa traición a su juramento, aliándose con poderes fácticos minoritarios e internos y con las fuerzas de poderes económicos y políticos transnacionales, también de minorías que han controlado históricamente el poder para sostener y ensanchar sus privilegios.
El LICEO BICENTENARIO “DE EXCELENCIA” DE DALCAHUE, se hace parte de una acción que se entiende como directamente ANTI FORMATIVA de una debida identidad nacional, y se enfrenta -a lo menos- a dos claros juicios públicos:
- 1- Los ciudadanos comprendemos que la institución se suma al trabajo activo por un negacionismo culposo, que se sostiene en la conciencia de dicha decisión.
- 2- Si la institución niega la conciencia del hecho, y lo asume como una “desafortunada coincidencia”, entonces los ciudadanos podemos entender con total legitimidad, que los responsables no cumplen con el estándar cultural necesario, ni la formación suficiente para educar con los debidos valores a las nuevas generaciones de nuestra sociedad.
Una verdadera conciencia de los valores de la Patria debe ser capaz de respetar el sentido profundamente simbólico de los hitos de su historia, y claramente el 11 de septiembre se ha instalado como una fecha en que -con respeto a las diversas miradas y sentimientos- se impone la reflexión y la conmemoración de un quiebre constitucional doloroso, y no la fecha conmemorativa de un acto pro-patriótico de consolidación de la unidad a la que aspira un país.
Una Institución Educacional es una instancia pluralista e inclusiva, y no tiene el derecho a manosear groseramente instancias simbólicas que nos cruzan transversalmente como chilenos, y que lejos de ser olvidadas por las nuevas generaciones, es preciso que formen parte de la memoria que nos construye como sociedad.
TANTO la comisión consciente del hecho, como la supuesta “no advertencia” de una “coincidencia” desafortunada, hablan muy mal de quienes toman las decisiones y estos son: su planta directiva, su cuerpo docente (que aunque subalterno, tiene poder de decisión), la Corporación que le sostiene y la Alcaldía de la comuna.
Resulta impresentable que instituciones que tienen a cargo la educación de nuestros hijos, hagan gala de semejante indiferencia frente coyunturas históricas fundamentales, que deben ser abordadas con el más alto criterio pedagógico. O peor aún, que lejos de toda indiferencia, opten conscientemente por un acto de “festejo patrio” como el aquí aludido, en que al ser realizado en la fecha elegida, adquiere una peligrosa y significativa ambigüedad.
El Ojo del Camahueto
