Ven a vivir la montaña en la Araucanía Andina
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Si además de comer bien y relajarse desea realizar actividades que estén fuera de su área de confort, está en el lugar correcto.
En la Reserva Nacional Malalcahuello-Nalcas puede encontrar robles, raulíes, coigües y lengas; paisajes volcánicos con aspecto lunar o bien hermosos bosques con arroyos de aguas cristalinas que descienden desde la montaña y que invitan a realizar diferentes actividades como trekking, esquí, montañismo, pesca deportiva y cabalgata, baños de bosque entre otras y en cualquier época del año.
Además, la reserva cuenta con miradores, zona de picnic, senderos y una completa señalética donde se le explica a los visitantes, la flora, la fauna y la ruta que debe seguir.
Una de las empresas que se dedica a realizar caminatas por la reserva con raquetas es Etnika Eco Aventura (https://turismoetnika.cl ) contacto@turismoetnika.cl +569 96278258) operador turístico que cuenta con el Sello SIGO de calidad turística.
Esta agencia, realiza un trekking a través de la reserva que, normalmente, tiene una duración de dos horas (ida y vuelta) en grupos de cinco personas con un valor de $30.000 p/p. Este valor incluye el transporte y la entrega de equipo como raquetas, bastones, etc.
Si viaja en invierno, la recomendación es usar ropa y zapatos impermeables porque si toca un día de lluvia y nieve, se termina totalmente empapados.
Con un recorrido que dura aproximadamente dos horas, el trekking comienza a la entrada de la Reserva Nacional, donde los guías enseñan a colocarse las raquetas en los zapatos y, además, le entregan bastones para afirmar la caminata.
Es importante no salirse de la huella marcada por los guías porque de esa manera, la nieve se afirma y soporta el paso de varios caminantes, además, de evitar perderse en medio del bosque.
Este recorrido, es especial para captar magníficas imágenes y la parada más importante, es en la Araucaria Madre, uno de los árboles más antiguos de la Reserva Nacional.
Es la oportunidad de observar la araucaria y entrar a su interior ya que su tronco está hueco por el tiempo y luego de pedirle permiso, se puede abrazar su tronco y sentir toda la energía que emana del tronco y empaparse de ella.
El trekking termina en el café “Estación Malalcahuello (@estacionmalalcahuello) donde, además, de una rica pastelería y buenos sándwiches, la especialidad de la casa es un café caliente de avellana capaz de reanimar al más entumido.
Y luego de un día lleno de experiencias, nada mejor que descansar en un lugar, en el cual desde que entras, te sientes como si llegaras a tu casa.
Ubicada en el km 1,8 de la ruta 89 (camino al centro de esquí Corralco) y rodeada de volcanes y montañas, llenas de bosque nativo y araucarias, en pleno geoparque Kütralkura y en la reserva mundial de la Biósfera Las Araucarias se encuentra el hostal ecológico “Casa Verde” (vivecasaverde@gmail.com; +56995262609) que es atendido por sus dueños Catalina Barba Gutiérrez y Juan Carlos Navarrete Jaque quienes reciben, como máximo, a 12 huéspedes.
Es un lugar que se llena con la calidez de los dueños de casa, lo que crea un ambiente ideal para aquellos que quieren vacaciones plenas, cercanas a la naturaleza, con descanso y buena mesa.
Al entrar al hostal, en pleno invierno, los huéspedes se encuentran con un salón abrigado con la calidez de una estufa que seca los zapatos empapados en las caminatas realizadas en la nieve y en el segundo piso, hay cordeles donde se puede colgar la ropa mojada para que seque con el calor de la cocina a leña.
Los dueños de casa reciben a los huéspedes con un rico picoteo y con cervezas artesanales fabricadas en la zona, que prepara al paladar para la cena. Dentro del menú, está un fricandó de ternera con puré de piñones, crema de arvejas y espinacas con un postre de membrillos y murta cocidas.
En la mañana, muy temprano, los huéspedes son despertados con el canto del gallo y es cuando Juan Carlos, se levanta para recoger los huevos del gallinero que se sirven revueltos en el desayuno de montaña, que incluye pan, dulce de membrillo hechos en casa y un exquisito queque de plátano con yogur y arándanos que hace la dueña de casa.
Luego, de despedirnos de ellos, iniciamos el camino hacia la comuna de Lonquimay donde nos esperaban nuevas sorpresas.
Turismo en Lonquimay
Otra de las comunas que forman la Araucanía Andina es Lonquimay.
«Lonquimay» es una palabra compuesta por el vocablo mapudungun «lonco», que quiere decir «cabeza», y por el quechua «mayu», que significa «río» y otras fuentes sugieren que también significaría «bosque tupido».
Fue fundada como fortaleza el 25 de enero de 1897, por el coronel Gregorio Urrutia bajo el nombre de Villa Portales, pasando posteriormente a denominarse Lonquimay.
Está a 156 km de la capital regional Temuco, por la ruta Lautaro-Curacautín y a 186 km por el camino Victoria-Curacautín. Ambos trayectos se encuentran totalmente pavimentados y en la vía que une Lonquimay y Curacautín, se encuentra el túnel “Las Raíces” de 4.538 metros de longitud inaugurado el año 1939 y que, hasta el día de hoy, es el más largo de Chile. A ambos lados del túnel, hay peajes de vialidad.
La ciudad de Lonquimay es la cabecera de esta área cordillerana y aunque la base de su economía es la forestal y ganadera, ha ido surgiendo con mayor fuerza la actividad turística, teniendo en consideración las bellezas naturales de la comuna y su diversidad humana y territorial única.
La ubicación de la ciudad facilita que los turistas puedan llegar a lugares como la cuesta y túnel Las Raíces, la Reserva Nacional Malalcahuello Nalcas, Reserva Alto Bio Bio sector Liucura, el Parque Nacional Conguillio, las Termas de Malalcahuello, Lago Icalma y Galletué, el sector de Ranquil y Troyo, la Cordillera Las Raíces, los Pasos Fronterizos Pino Hachado e Icalma, los saltos Alaska y Raíces.
Es una zona especial para hacer turismo incómodo, como lo definen Juan Eduardo y Javiera los dueños de los servicios turísticos “Agreste Chile” (info@agrestechile.com; +56 9 6709 2612) que en un momento fueron turistas pero que se enamoraron del entorno y decidieron cambiar sus vidas e iniciar una vida de montaña en Lonquimay.
“Es muy difícil, no enamorarse de la belleza de este lugar”, comentó Juan Eduardo.
“Cuando venían visitas, los llevábamos a comer cazuelas mapuches, a conocer a quien hacía telar mapuche o los llevábamos a una caminata por la montaña y ellos nos decían que hiciéramos lo mismo, pero como un servicio turístico y de esa manera, nació Agreste”, señala Javiera.
“Ahora, según lo que requieran los huéspedes, armamos un programa muy personalizado ya que depende de lo que quieran hacer, es decir si quieren actividades algo extremas o si vienen parejas o familias que quieren algo más tranquilo”, comenta Juan Eduardo.
Además, de actividades como randoné, caminata con raquetas, moto de nieve, tiro con arco en Agreste tienen una cabaña en medio del bosque nativo que en invierno se viste de blanco para acoger a quienes desean un descanso completo.
“La cabaña, que está equipada con todo lo necesario, permite la desconexión tecnológica pues solo si lo pide, expresamente el huésped, se conecta la señal de internet.
Es algo que muchas familias agradecen pues al no haber internet, todo deben interactuar entre ellos”, dice Javiera. Además, en verano se usa la piscina, entonces es todo un relajo para quienes la usan.
Ahora, si necesita estudiar para el examen de grado, o terminar una investigación es el lugar ideal porque la tranquilidad solo se verá alterada por el vuelo de un cóndor o por el perro de la casa.
La gastronomía local no se queda atrás de la geografía. En plena plaza de Armas, se encuentra entre otros, el restaurante hostería “Donde Juancho” (O´Higgins 1130, Teléfono: 452891140, Sitio Web: http://www.dondejuancho.cl, Correo: dondejuancho@gmail.com) que es atendido por su dueño Juan Guillermo Venegas Candia, osornino de nacimiento pero que hace 25 años se enamoró del lugar y de las posibilidades de tener un emprendimiento en la zona.
Cada día cambia la carta donde cada plato no tiene más de 15 porciones diarias. Comida rica, bien hecha por el propio dueño.
El día que llegamos a Lonquimay, don Juan nos recibió con una bandeja de vol au vent con distintos rellenos y un pisco sour que preparó el paladar para lo que venía: plateada al horno acompañada de papas fritas, una generosa ensalada y de postre, leche asada. Todo hecho por el dueño de casa y se nota, porque el ingrediente principal de todos los platos, es el cariño y la dedicación que don Juan pone en lo que hace.
Después de almuerzo, nos despedimos de la Araucanía andina para conocer otra zona turística de esta región tan hermosa como diversa.