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“Guerra civil” en las derechas: el fragmento caótico de la oposición chilena

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Las próximas elecciones de octubre se perfilan como una auténtica batalla campal dentro de las derechas chilenas, con una fragmentación que podría costarles caro en términos de poder y representación. Con una multiplicidad de partidos disputando el control de las comunas, la escena política se asemeja más a un campo de guerra que a una coalición unida.

Partidos como la UDI, Renovación Nacional (RN), el Partido Social Cristiano, Evópoli, el Partido Republicano, Demócratas, Amarillos y el Partido de la Gente se presentan divididos en muchas comunas, incapaces de formar una alianza sólida que les permita enfrentar al oficialismo con fuerza. Un caso emblemático es el de Viña del Mar, donde solo lograron converger alrededor de la figura de Iván Poduje. En contraste, en Valparaíso, las derechas van divididas, sin lograr un consenso que les permita presentar una candidatura fuerte y unificada.

Hubo intentos de acuerdos entre la UDI, RN y los Republicanos, pero estos no incluyeron a los Demócratas, el Partido de la Gente y Amarillos, lo que agrava la división interna. Esta falta de unidad es evidente también en Concepción, donde van divididos, lo que augura enfrentamientos internos que podrían debilitar su posición frente al electorado.

En al menos 40 comunas, como Arica, Antofagasta, San Felipe y Valdivia, se espera una feroz competencia entre Chile Vamos y el Partido Republicano. Estas luchas internas no solo fragmentan el voto, sino que también desgastan a los candidatos, que, en lugar de concentrar sus esfuerzos en vencer al oficialismo, deben dedicar recursos y tiempo a vencer a sus propios aliados.

En Santiago, la situación es igualmente caótica. La derecha tiene como objetivo principal derrotar a la alcaldesa Irací Hassler, pero recién ahora han logrado presentar un candidato único, Mario Desbordes, tras la retirada de Aldo Duque. Este retraso en la definición de un liderazgo claro muestra la falta de coordinación y estrategia dentro de las filas derechistas.

En Recoleta, la campaña contra Mauricio Smok es desenfrenada, evidenciando una vez más la guerra interna que consume a las derechas. En la lucha por la gobernación de Santiago, Francisco Orrego de Chile Vamos tendrá que competir contra Macarena Santelices del Partido Republicano. Esta división interna podría favorecer a Claudio Orrego, quien podría capitalizar la falta de unidad de sus adversarios para asegurar su victoria.

El Partido Social Cristiano competirá en 81 comunas, mostrando una ambición y presencia que contrasta con la fragmentación de otros sectores de la derecha. Por otro lado, el Partido de la Gente sigue vivo y activo, lo que añade otro elemento de competencia dentro del mismo espectro político.

La derecha chilena enfrenta un desafío monumental: su incapacidad para unirse podría costarles muy caro en las próximas elecciones. Mientras el oficialismo se presenta más cohesionado y armado, las derechas parecen estar en una guerra civil interna que amenaza con destruir sus posibilidades de éxito. La fragmentación, la falta de acuerdos y la competencia feroz entre los mismos partidos de derecha pueden llevar a una derrota estrepitosa, a menos que logren encontrar una estrategia común que les permita presentarse como una opción viable y unida ante el electorado.

 

Fabián Bustamante Olguín.

Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado. Académico Asistente del Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica del Norte, Coquimbo

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Fabián Bustamante Olguín

Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado Magíster en Historia, Universidad de Santiago Académico del Instituto Ciencias Religiosas y Filosofía Universidad Católica del Norte, Sede Coquimbo

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