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No presidente Boric, en Chile las instituciones NO funcionan

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Debido a la cautelar de prisión preventiva que ha determinado la jueza Paulina Moya en contra del alcalde Daniel Jadue, diversos sectores de la ciudadanía han venido expresando una serie de críticas por el actuar tan desigual de los tribunales, especialmente, en causas sobre supuestos delitos en contra de la probidad en los municipios de nuestro país.  En el caso del alcalde Jadue, incluso se acusa al tribunal, de una persecución política.

El presidente Gabriel Boric, ante esta ola de acusaciones en contra de la justicia, expresó que “en Chile las instituciones funcionan y no hay persecuciones políticas judiciales; confío en el trabajo de la justicia chilena”. Pues bien, debe ser uno de los pocos (¿o el único?) que confía en el trabajo de la justicia chilena:

“Este Tribunal no toma en cuenta ni afiliaciones ni ideologías políticas, se basa en la igualdad ante la ley” (Paulina Moya, jueza que ordenó prisión preventiva para Jadue). ¿Quién le pidió esa explicación a la jueza? Excusatio non petita, accusatio manifesta.

“Está preso sin juicio. No ha habido juicio, está recién en una formalización y no se ha probado nada; no es un peligro para la sociedad” (Francisco Leturia, ex director del Consejo para la Transparencia, en Pan Pan de El Mostrador).




¿Igualdad ante la ley? Sólo para mencionar algunos ejemplos: caso Katy Barriga, caso exgeneral Fuente-Alba, caso Penta y sus clases de ética, etc.

Después del caso del Tren de Aragua en el Tribunal de Los Vilos, en que se deja sólo con mínimas cautelares a los 4 formalizados, debido a que el abogado asistente (el fiscal no concurre) no aporta las suficientes pruebas, el presidente Boric, ¿sigue confiando en el trabajo de la justicia chilena?

Además, ¿por qué razón los trabajadores del Poder Judicial, piden la expulsión de los funcionarios corruptos?

Suma y sigue: ¿se habrá enterado, el presidente Boric, de las andanzas del abogado Luis Hermosilla por los pasillos de los Tribunales de “Justicia”?

Y, justamente por lo anterior -ahora sumado a los chats de Mario Desbordes- la diputada Camila Musante y el diputado Jaime Araya, solicitan respaldo del presidente de la Corte Suprema, para reforma del mecanismo de nombramiento de jueces.

Hasta aquí estas píldoras sobre el sistema de justicia tan querido por el presidente Boric.

Con fecha 22/7/2015, se publicó en este medio, un artículo de servidor, con el título En Chile, las verdaderas barras bravas son las instituciones públicas y privadas. Copio sólo los dos primeros párrafos:

Ante la violencia desatada en los estadios de fútbol, se ha propuesto que los carabineros resguarden la seguridad de los asistentes a los partidos, pues los guardias privados se muestran incapaces de cumplir esa función.

Si se parte de la premisa que sólo Carabineros está capacitado para resguardar el orden y hacer cumplir la ley ante estos actos que se han caracterizado como delincuenciales, tendríamos que tener carabineros en todas las instituciones del Estado, sean públicas o privadas, pues al tenor de las actuales circunstancias, además de la corrupción, no es aventurado concluir que están actuando como verdaderas barras bravas, imponiendo sus decisiones, sin importar cómo afectan a la ciudadanía. (Como vemos, no ha cambiado mucho la cosa).

El problema, es que lo que pasa con el subsistema de justicia en nuestro país, se repite en prácticamente todos los demás subsistemas que componen el sistema Estado; nombro sólo algunos, de manera enunciativa no exclusiva: qué pasa con el subsistema de educación en todos sus niveles; con el subsistema de salud;  con el subsistema de vivienda; con el subsistema previsional (AFP que al igual que las ISAPRES, son verdaderas barras bravas privadas); el subsistema cultural; el subsistema de la defensa nacional; el subsistema de seguridad pública; el subsistema del medio ambiente y relacionado directamente con éste,   el subsistema económico (que es el que regula todos los demás subsistemas en una especie de supersistema). Y aquí quiero detenerme, porque es imprescindible hacer un comentario que tiene que ver con dos elementos básicos, mismos que constituyen el subsistema económico: la explotación de “nuestros” recursos marinos y “nuestros” recursos mineros.

Se ha denunciado hasta la saciedad, cómo la industria salmonera ha envenenado nuestros mares en el sur de nuestro país, incluso en áreas protegidas, cuyas empresas debieran de haber abandonado hace tiempo, debido a que se les ha caducado sus licencias de explotación. Donde han dejado de funcionar, han transformado esas áreas en verdaderos cementerios de chatarras, redes, implementos que utilizaban en sus faenas etc. Sin embargo, lo peor de todo, el mar totalmente envenenado y sin que sea posible su regeneración. Unas verdaderas barras bravas, privadas y, además, extranjeras.

En cuanto a la explotación de nuestros recursos mineros, el escándalo suscitado debido al acuerdo (secreto) CORFO-SQM, para la explotación del litio, en  que se entrega dicha explotación hasta el año 2060 a los nietos de Pinochet, sin que le cueste un peso a SQM, rebasa toda ética, y representa una inmoralidad e, incluso, una verdadera traición al pueblo de Chile: “En ese contexto, desde la perspectiva política, lo que está haciendo el presidente Gabriel Boric, es entregar un trato directo a los nietos de Pinochet, eso, desde nuestra perspectiva, es una traición al pueblo de Chile”. (Diputado PPD, Raúl Soto).

Subsistema de Política Exterior (UFFF)

He dejado para un parágrafo aparte, el subsistema de la política exterior, llamado comúnmente, Relaciones Exteriores. Como he expresado en columnas anteriores, las relaciones exteriores tienen que ver, más bien, con los tratados, convenios, acuerdos, es decir a la taxonomía de las relaciones exteriores. Sin embargo, todas estas relaciones están basadas en principios ideológicos (qué terrible palabra) de cada Estado, que determinan y regulan dichas relaciones. En general, se habla de que las relaciones exteriores son entre Estados, no entre gobiernos. En Chile, como en la mayoría de los países con régimen presidencial, las relaciones exteriores son de responsabilidad del presidente de la República, pues, además de jefe de   gobierno, es jefe de Estado. En caso de tratados con otros Estados, deben ser aprobados por el Senado.

Debido a que, para no variar, las relaciones con Venezuela han vuelto a estar en el tapete debido al caso del exteniente Ojeda, secuestrado y asesinado en nuestro país, donde residía en calidad de asilado político, creo menester dedicar algunas líneas a dichas relaciones con el país hermano.

Con fecha 27/9/2008, se publicó en Clarín, una columna de mi autoría con el título Chile, la DC y Venezuela. Copio algunos párrafos:

Pareciera ser que la única preocupación de nuestra Cancillería, desde un tiempo a esta parte, fuera ver la forma de enfrentarse día a día con el gobierno de Venezuela. Lo más curioso, es que esto comenzó con el primer gobierno “socialista” postdictadura: el gobierno del presidente Ricardo Lagos Escobar. Para no ser menos y lograr un certificado de buena conducta por parte de la derecha, el segundo gobierno “socialista” postdictadura, refuerza esa postura de constante enfrentamiento con Hugo Chávez.

El único país de América del Sur que no pierde oportunidad para crear situaciones de enemistad con Venezuela, es Chile. Pero esto tiene una explicación muy clara: personeros del Partido Demócrata Cristiano han estado a cargo de nuestra Cancillería en los dos gobiernos aludidos: Soledad Alvear y Alejandro Foxley.

Nos molestamos mucho cuando Hugo Chávez se refiere a la derecha chilena en términos no muy conceptuosos. Sin embargo, siempre lo ha hecho en respuesta a alguna agresión verbal espetada por los honorables parlamentarios de nuestra democrática derecha. Es decir, nosotros los chilenitos, tenemos todo el derecho de despotricar contra Hugo Chávez, pero, las penas del infierno para él si osa contestarnos.

Vamos a los hechos:

11 de abril de 2002: intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez. Declaración de nuestra Cancillería: “El Gobierno de Chile lamenta que la conducción del gobierno venezolano haya llevado a la alteración de la institucionalidad democrática”. Es decir, la responsabilidad del golpe de Estado recaía en Hugo Chávez. Si esta declaración no es una abierta injerencia en los asuntos de otro Estado, díganme qué es. ¿Quién manejaba las Relaciones Exteriores de nuestro país?, doña Soledad Alvear. Pero es interesante detenerse en el texto de la declaración, ¿no es casi idéntico a la declaración que emitió la Cámara de Diputados de Chile en agosto de 1973, en que se acusaba al presidente Allende de ponerse al borde de la institucionalidad democrática?

Sin embargo, como el golpe de Estado fue conjurado, (muy a pesar de nuestra derecha y de la DC), se culpó a nuestro embajador en Venezuela de apoyar el golpe, y se le pidió la renuncia; pero esto pasó después de 6 días de la asonada golpista.  La declaración antes mencionada fue redactada en nuestra Cancillería, no la inventó el embajador. En todo caso, no sólo personeros de derecha y de la DC alabaron el golpe contra Chávez.  El actual ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar, se deshizo en loas a Pedro Carmona, presidente de los empresarios, quien se hizo cargo del poder durante 48 horas.

Segunda situación destacable: el anterior embajador de Venezuela en nuestro país, en una entrevista y ante la pregunta del papel que estaba jugando actualmente la Democracia Cristiana (COPEI) en su país, explicó que era el mismo que había desempeñado la DC en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, es decir, desestabilización. El señor embajador no emitió una opinión, sino que se refirió a un hecho histórico y en respuesta a una pregunta.

Reacción de la derecha chilena, de la DC y del gobierno: era una imperdonable injerencia en los asuntos internos de nuestro país. Resultado: cambio de embajador por exigencia de nuestra cancillería al gobierno de Venezuela. Ministro de Relaciones Exteriores de Chile: Alejandro Foxley.

Tercera situación: durante la Cumbre sobre Democracia efectuada en nuestro país el año pasado, en el altercado verbal entre Chávez y el rey de España, Juan Carlos de Borbón, nuestro canciller toma partido inmediatamente a favor de nuestra Madre Patria, con el acostumbrado estribillo que ya se ha convertido en slogan: “tenemos las mejores relaciones con España y queremos seguir teniéndolas”. “Me puede alguien explicar, ¿qué tenía que meterse el señor Foxley en esa pelea a la cual no estaba invitado?. De hecho, otra vez nos costó una desavenencia con Venezuela. ¿Y qué pasó con el “por qué no te callas” del rey Juan Carlos? Se convirtió, al cabo de unos meses, en ¿por qué no me vienes a visitar a España, vamos chaval, que te espero en Palmas de Mallorca? Y nosotros, muy bien gracias y quedamos como chaleco de mono, debido a la brillante intervención de nuestro canciller.

En la columna de marras se anotan otros ejemplos, pero para no abusar de la paciencia de los queridos lectores, sólo agregaré una última situación:

Otra situación y la más reciente: ahora, y a raíz del caso Vivanco (expulsado de Venezuela), agarró papa nuestro vicecanciller, del cual creíamos saber que entendía un poco más de relaciones exteriores. ¿Qué tiene que meterse nuestra cancillería en los problemas del señor Vivanco que es funcionario de una ONG norteamericana? Que tenga, además, nacionalidad chilena es problema suyo, no de nuestra cancillería. Todos los días expulsan a nuestros conciudadanos de España y, según tengo entendido, no ha habido ninguna nota de protesta enviada al gobierno español.

Presidenta Bachelet, ¿nuestra cancillería no tiene cosas más importantes de qué preocuparse, que de andar auscultando todo el día las actividades de Hugo Chávez?

En síntesis, la Democracia Cristiana chilena, tiene que tratar de entender que la situación de su par venezolana no es consecuencia de la llegada al poder de Hugo Chávez, sino todo lo contrario: Chávez es consecuencia de la corrupción y de la pésima administración de los gobiernos tanto del COPEI como de Acción Democrática. Hasta aquí la nota en comento.

Como podemos apreciar, nuestras dos derechas no se conformaron con el asesinato del presidente constitucional de Venezuela, llevado a cabo por Estados Unidos, sino prosiguieron sus ataques hasta el día de hoy. Pecado del país caribeño: tener un gobierno de izquierda de verdad, cosa que nuestras dos derechas no pueden soportar.

Y si de intervenciones se trata, la invasión frustrada en la que participó el ex presidente Piñera, ¿era una visita de cortesía? Se le frustró su delirio de convertirse en el máximo líder de la derecha latinoamericana. (¿Quién se quedó con la ayuda humanitaria que llevó Tatán a Cúcuta en un avión de la Fuerza Aérea de Chile y que pagamos todos los chilenos?

Resulta que la “dictadura” de Venezuela, deja que se pasee por todo el país el payaso Guaidó,  que se autoproclama presidente encargado, en una plaza frente a 300 personas; se roba las riquezas del país, le entrega el petróleo a Estados Unidos, se roba el oro que los piratas de Londres no quieren devolver a sus legítimos dueños que es el pueblo venezolano; se roba el dinero que aportó su patrón de Estados Unidos para financiar la frustrada operación Gedeón y pagar a los mercenarios (están todos presos) destinada a asesinar al presidente Maduro y la plana mayor del gobierno; se apodera de la empresa venezolana Monómeros ubicada en Colombia, y la destruye completamente. Flor de presidente encargado. Todo esto en una dictadura pura y dura. Recordar la frase de Donald Trump cuando tuvo que entregar el gobierno tras perder las elecciones: “Qué lástima, Venezuela estaba a punto de caer. Nos habríamos quedado con todo ese petróleo gratis”.

El tema actual contra Venezuela, es el caso del exteniente Ronald Ojeda, asesinado en nuestro país en el que residía debido a un asilo político.

El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve ha criticado al fiscal general de Venezuela, debido a que ha deslizado la posibilidad de que el secuestro y asesinato del exteniente Ojeda, pudiera haber sido un acto de falsa bandera cometido por policías chilenos y extranjeros. Según la tesis del fiscal Saab, se habría cometido este asesinato para deteriorar las relaciones entre ambos países, en el momento que se había llegado a varios acuerdos de cooperación en las relaciones, especialmente en seguridad y migración. Monsalve: “yo esperaría que los fiscales hablaran menos e hicieran más”.

Resulta que el fiscal venezolano había enviado un documento de 55 páginas con los avances de la investigación en su país en el que se pedían algunos antecedentes para seguir con la investigación. Este documento no ha tenido respuesta por parte de las autoridades chilenas. Incluso hace unos días arribaron dos fiscales a Chile y sólo los recibió el departamento de asuntos exteriores de la PDI, sin aportar ningún antecedente, como si se tratara de una visita protocolar.

Sobre esto, un comentario. Primero: Ronald Ojeda no era un simple opositor; estaba involucrado en un intento de magnicidio y era un desertor del ejército. Segundo: entraba y salía de Chile por pasos no habilitados. Tercero, dos meses antes de su asesinato, estuvo en Cúcuta junto con un ex capitán venezolano, preparando el asesinato de Nicolás Maduro. El ex capitán fue detenido por miembros de ELN de Colombia y entregado a las autoridades venezolanas. Ojeda alcanzó a escapar, pero resultó herido de bala. Cuarto: estuvo en una casa de seguridad mientras se recuperaba, para luego regresar a Chile tan campante por un paso no habilitado.

Entonces, Monsalve también debiera hablar menos y hacer más: ¿qué pasó con el incendio del metro de Santiago? Han pasado más de 5 años y todavía no se conocen a los culpables, ¿Falsa bandera? ¿Qué ha pasado con la investigación del crimen de los 3 carabineros en Cañete? El fiscal ha dicho que la investigación tomará mucho tiempo, pues los asesinos no dejaron pistas (¡qué falta de consideración!), además había mucha oscuridad y no existían cámaras de seguridad. Que había sido un crimen muy bien organizado y programado; pregunta: ¿cómo sabían los asesinos que la patrulla pasaría ese día y a esa hora por el lugar donde fueron asesinados? ¿Falsa bandera?

Pasemos ahora a la gira por Europa que ha emprendido el presidente Gabriel Boric. Además de reunirse con algunos presidentes, asistirá a la así llamada Cumbre de la Paz, misma que ha sido bautizada por el excelente analista internacional y periodista económico español Lorenzo Ramírez, como la Cumbre de la Guerra, que se llevará a cabo en Suiza. Efectivamente, lo que se discutirá ahí es sobré cuánta ayuda económica y cuántas armas están dispuestos los países de la UE /léase OTAN) seguir aportando a Ucrania. El problema, es que Zelenski, quien invitó personalmente a su amigo Boric, a partir del 20 de mayo dejó de ser presidente de Ucrania y todo lo que acuerde o firme es nulo de nulidad absoluta. En un debate de varios analistas en el canal español negocios tv, hubo acuerdo en que Zelenski no pincha ni corta y que cualquier cosa que acuerde o firme, podría ser invalidada por su sucesor. El profesor y analista político Francisco Javier Martínez expresó: “Zelenski es un okupa, un okupa con K de kilo”; y prosiguió: “Que un payaso ocupe un palacio, no lo hace rey, sino que convierte al palacio en un circo” (proverbio turco).

Habría querido referirme a la impostura (de impostor) de la Unión Europea, que de acuerdo al filósofo italiano Giorgio Agamben, no ha sido constituida, es sólo un apéndice de la OTAN, pues corresponde a tratados entre diversos Estados, lo que no constituye una entidad constituida.  Les dejo el enlace, pues ya he abusado demasiado de la paciencia de ustedes, queridos lectores.

https://www.elciudadano.com/actualidad/europa-o-la-impostura/05/26/

Al finalizar, un saludo de Groucho Marx para Gabriel Boric:

“Damas y caballeros, estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”

 

Hugo Murialdo es periodista, escritor, magíster en Ciencias de la Comunicación, magíster en Filosofía Política, cursos de postgrado en Estudios Latinoamericanos.

 

 

 

 

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Hugo Murialdo

Periodista, magister en Ciencias de la Comunicación y magister en Filosofía Política

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  1. Felipe Portales says:

    Yo diría que las instituciones en Chile si funcionan… pero claramente a favor de los grandes grupos económicos que son los que en definitiva mandan en nuestro país, más allá de las formalidades «democráticas».

    • Serafín Rodríguez says:

      Exactamente! Funcionan a la perfección, tal como fueron concebidas, como parte del Estado bugués en la concepción marxista-leninista. Nada de qué sorprenderse! Otros dirán que funciona con la ley del embudo, una cuestión «reformable». Sin embargo se equivocan pues mientras no se cambien las condiciones estructurales de naturaleza económica que rigen a una nación, los cambios superestructurales que se puedan implementar serán siempre meramente cosméticos, algo de lubricante para morigerar las tensiones sociales y hacer que el sistema funcione de manera más eficiente. Hay quienes lo llaman vaselina.

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