Columnistas

Invertir en la bolsa

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 4 segundos

Si usted ansía convertirse en inversor y salir de la mediocridad económica, le aconsejamos tomar un cursillo en la Bolsa de Comercio. Hay suficientes cupos, destinados a endulzar la vida a cualquiera. Basta de patear piedras en la calle y levantarse a las 5 de mañana. Nada de llorisquear a mediados de mes, al advertir que el sueldo se ha evaporado. A partir de este generoso ofrecimiento, que a cualquier seduce, usted se va a convertir en un futuro Bill Gates. Por sobre la manada chilena. ¿Ha valorado cuanto significa emular a uno de los hombres más ricos de la tierra? Medite un minuto. Ahora, si usted posee escrúpulos del pequeño burgués, no debe entrar en este negocio. Menos aún, si aún cree en la generosidad humana.

Bueno, como las tentaciones permean a diario nuestra vida, resistirse al embrujo, sería una torpeza. Codearse con la elite es una vieja tentación. Nada de permanecer rodeado de pedigüeños, unidos a esa gentuza que nos acosa, solicitando favores. Llorones, que se quejan si sube el precio de las hortalizas o de la marraqueta. Desde ya, tiene que cambiarse de barrio. ¿De acuerdo? Donde vive, lo conocen hasta las moscas y si se enteran que usted empieza a realizar un cursillo de inversionista en la bolsa, no le van a permitir vivir en paz. Menos aún, si tiene que cambiar de auto a uno del 2025, porque es vital el tema de las apariencias. Lea a nuestros novelistas y poetas, si anhela mejorar su lenguaje. También, merece disponer de ropa de marcas rimbombantes, nada de esas poleras ridículas, pantalones arrugados como bandoneón y zapatillas chinas, que desmerecen su fisonomía. Usted, es un potencial integrante del 1% de los chilenos que se embolsica un millón de dólares cada mes. ¿Acaso no es una legítima tentación en tiempos de sequía? Se lo digo en dólares, pues nuestro peso, demasiado alicaído, a poco andar los billetes sólo va a servir para empapelar las piezas.

Repercúdase en este momento crucial y amargo de su vida. Muestre su arrojo empresarial. Ahora o nunca. ¿Acaso no siente las campanillas del éxito? Este ofrecimiento, que le efectúan a usted, no crea que va perdurar. Se realiza ahora, por exigencias foráneas. Miles de postulantes se presentarán al llamado de la fortuna y como suele suceder, pocos serán los elegidos. Esta admonición, suena un poco a la liturgia que nos enseñaron de pequeños, pero así es la vida. Prepare su currículo, emperifollado al máximo, como si fuese a postular a la Gerencia de Codelco. Si incluye mentirillas, nadie las a va detectar. Utilice como es debido, el arte de la simulación, ligado al embaucamiento. Se lo aconsejamos. ¿O acaso olvida a tanto pelafustán, que se enriqueció estafando en una época de jolgorio? Puede mencionar que, usted proviene de una familia adinerada y debido a los azares del destino, se empobreció por no haber sabido invertir. Recalque este hecho. Y ahora, quiere reivindicar ese traspiés, que tanto lo acongoja. Entonces, le urge recuperar su prestigio y reputación de emprendedor. Conviene mencionar, que sabe jugar al golf y que sus vacaciones, en años de prosperidad, las realizaba en Europa. Que, en invierno, va a esquiar. No estamos recomendando hacer chanchullo, en una época, donde prosperan los especuladores.

Es de buen gusto comentar que, es amigo de un senador. Los hay del Alfa al Omega. Busque al quitado de bulla. Se lo recomendamos. Le va a dar el prestigio y la solidez que se necesita, para ser un futuro inversor. Las vinculaciones con la política y el poder, si son bien administradas y correspondidas, otorgan el ascendente que se requiere en este tipo de actividades. Buena suerte y deje de soñar.




 

Walter Garib

 

 

 

 



Walter Garib

Escritor

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *