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Pistolas eléctricas

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Qué lejos se sitúa la romántica historia, en la cual Cupido, lanzaba flechas de amor. Personas, olvidadas de la tradición cultural y de las buenas costumbres, buscan otros medios para inmovilizar a la amada. Nadie, en estos aciagos días, rumbo al Apocalipsis, cae en los brazos de otro y le solicita ser besado. Por norma, se actúa sin la autorización. A modo de crear nuevas prácticas, vinculadas a la pasión, la cual se halla en retirada, se inventaron las pistolas eléctricas. Si a usted le gusta una persona, pues le lanza una descarga y lo inmoviliza. Así de sencillo, en un mundo donde nos comunicamos por celular y se ha perdido el contacto. ¿Quién se va a resistir a esta modernidad, venida a seducirnos?

En nuestro país, sin embargo, la idea apunta a combatir la rebasada delincuencia, utilizando pistolas eléctricas. Si usted, por ejemplo, observa a una persona con cara de malhechor, le lanza con su pistola, una descarga eléctrica y lo inmoviliza. Llega la policía y arresta al sujeto. Si usted se equivoca, tiene la alternativa de invitar al afectado a tomar café, a modo de disculpar su osadía. Y quizás ahí, surja un romance. Así, el asunto se convierte en una bonita oportunidad sentimental. Si se trata de un delincuente que quería robarle el celular o la bicicleta, usted recibirá un diploma, por su buena puntería. ¿Y si el delincuente le lanza primero, una descarga eléctrica, porque también tiene pistola? En este caso, no hay alternativas y se deben sufrir las consecuencias. No se amilane. Siempre estamos expuestos a desgracias, en un país joven, como el nuestro.

Semejante altercado, debería ser resuelto por la autoridad eléctrica. Perdón; por quienes van a comercializar las pistolas. La empresa debe exigirle al comprador, la boleta del pago de su última cuenta de la luz, y un certificado de buena conducta, otorgado por la Ilustre municipalidad. Bueno, dirá usted: ¿Y cómo fiscalizar la venta ilegal de las pistolas eléctricas, que llegarían de contrabando al país, por aire, mar y tierra? Entonces, las empresas eléctricas, no suministrarán energía a cualquier usuario. De no existir rigor en el tema, bien se puede desvirtuar esta cruzada redentora, en beneficio de la grey. Por consiguiente, amerita legislarse con carácter de urgencia, una norma destinada a regular la venta.

Lejos se sitúa aquella época de nuestra juventud, cuando se utilizaban pistolas de agua. Ahora, como la bendita agua escasea, y ni siquiera hay para persignarse, aquellos artilugios han caído en desuso. Ojalá no suceda lo mismo con la electricidad. Una verdadera fiesta de correteos, brincos y argucias, para mojar al rival. También las había a fogueo. Todos creíamos ser el jovencito de las películas del lejano oeste, aniquilando indios. Búfalo Bill, el exterminador por excelencia, no le perdonaba la vida a nadie y siempre salía victorioso. Ahora, la comercialización de las pistolas eléctricas, a cualquiera le produce inquietud.




Ojalá exista rigor en su venta y que no caiga en manos de los infelices patipelados y los vendedores ambulantes. Si las armas no funcionan, debido a cortes del suministro eléctrico, pueden ser cargadas con parafina o gas licuado. Una buena alternativa, en ayuda de nuestros queridos feligreses, si sube de precio la electricidad. A prepararse compatriotas a esta guerra eléctrica, en beneficio de la paz social. Todos vamos a finalizar con una pistola eléctrica en la mano, escudriñando la calle, mientras hablamos por celular.

 

Walter Garib

 

 

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Walter Garib

Escritor

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