El «miedo al cuero» de las isapres
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La coalición de gobierno, con excepción del socialismo democrático, postuló en su programa de gobierno la eliminación de las ISAPRES. Sin embargo no se vio ningún esfuerzo para dirigir las estrategias en ese sentido, durante los más de dos años que llevan de gobierno, a pesar de que las ISAPRES vienen dando un espectáculo ante la justicia, con las demandas por cobros excesivos a sus afiliados, espectáculo que se extiende por tres quinquenios.
Se han afanado en obtener un acuerdo con la oposición en temas de pensiones y de tributación, ambos absolutamente fracasados; han buscado pequeñas reformas en el modelo de administrar la educación pública en los colegios; algo se avanza en la llamada “Estrategia del Litio”, de la que no se sabe bien si se mantendrá la participación del Estado en todos los contratos con privados o se entregará a destajo a empresas privadas, tal como se ha hecho con el cobre.
En el tema de la salud, luego del aprendizaje de la Pandemia del Covid, en el sentido del desempeño de una salud pública empoderada en conducir centralmente una estrategia de sanidad pública en emergencia extrema, dejando de lado las consignas y prácticas segregacionistas de acceso a la salud, que por lo demás ha sido la norma del Chile de los últimos 50 años, tampoco hemos visto un reconocimiento. Y de lo importante que fue para la estrategia de vacunación oportuna el contar con una red de ATENCIÓN PRIMARIA, desarrollada por el Estado chileno como política nacional de largo plazo, poco se ha dicho.
Lo que quiero decir es que, incluso en un gobierno llamado progresista, se ha mirado con poco cariño, tanto a la institucionalidad pública como a las estrategias de largo plazo, que es justamente la tarea más importante del Estado.
LOS PARADIGMAS DE LA SALUD.
En la academia y en los organismos que se ocupan del tema, no se habla de SALUD, sino del binomio SALUD-ENFERMEDAD. No pueden estar conceptualmente separados porque es como la luz y la oscuridad: si aumenta uno, disminuye el otro. Pero este maridaje no se queda ahí, porque suele ocurrir que si un sistema se ocupa solo de la ENFERMEDAD, implica que algo ha estado siendo carencial en la SALUD. Es por ello que aparecieron las políticas de prevención, es decir esas que llevan a evitar llegar al nivel de caída en la ENFERMEDAD, que es la última etapa en la lógica defectuosa de la SALUD, y las más catastróficas son las pandemias. En la antigua China, a los médicos se les pagaba una cuota fija mientras el paciente se mantuviera sano, y se les dejaba de pagar hasta el tiempo que recuperaba la salud. Eso sucedía porque los médicos se ocupaban de la prevención, es decir de una salud en pro de la salud.
En el caso de la MEDICINA privada, lo que se enfatiza es justamente la salud como ENFERMEDAD, es decir la medicina CURATIVA. En cambio la medicina pública se ocupa equilibradamente de la prevención y de lo curativo. Y lo hace por dos razones: 1) porque su mirada debe ser de planificación global y de grandes números de persona; es decir debe ser necesariamente sistémica y sistemática. 2) Porque es mucho más económico prevenir que curar. Por eso lanza las campañas de “promoción”, “difusión”, “prevención” e “intervención temprana” en la SALUD.
Para la medicina privada ese no es tema. Por eso las ISAPRES hacen el quite a los viejos y a todo cliente que prometa ser una carga financiera. En verdad son clientes cautivos por un sistema impuesto; cuando usted entra a trabajar no le consultan en qué sistema quiere inscribirse, simplemente aparece inscrito en una ISAPRE escogida por la empresa que lo emplea.
La Medicina privada es un negocio puro y simple; la medicina pública, en cambio, es un servicio socialmente determinado.
La MEDICINA PRIVADA se oferta como el turismo, con hotelería de una a 7 estrellas y con una capitalización tecnológica destinada a exprimir las posibilidades económicas del paciente (los copagos abusivos y las sobre tasas cobradas en los planes, la integración vertical del negocio empresarial, la incorporación de seguros sobrepuestos a los seguros originales que imita calcadamente la operatividad oligopólica y abusiva del resto de las empresas económicas).
Todo esto da fe de lo que aquí se dice, pues son las mismas prácticas abusivas que en el sector del retail y los créditos en la banca chilena, los mentados amarres con cláusulas subrepticias.
La lógica de esta “industria de la salud”, como se le ha denominado, es la lógica del capital, al igual que los laboratorios farmacológicos y las empresas de equipos médicos (ver reciente caso de las empresas del oxígeno). Maximizar las utilidades es diferente a maximizar los resultados positivos de salud en la población.
En este caso, el abordamiento social está puesto patas arriba, invertido. La nueva lógica social debe ponerse con los pies en la tierra: debe estar referido a resultados en indicadores de salud enfermedad, no en dividendos excedentarios para los accionistas empresariales. La derivación de excedentes de las ISAPRES hacia sus empresas del holding han sido cercana a los $100 mil millones de pesos por muchos años y lo hacen en forma de créditos, lo que les permite, como resultado global, anular impuestos.
LOS OPUESTOS DE PARETO Y LA LÓGICA BIZARRA.
En el campo de la SALUD-ENFERMEDAD en Chile, se da un fenómeno de proporcionalidad que se asemeja a los opuestos del pensador social Wilfredo Pareto, aquel de los 2/3 y el 1/3.
Chile gasta en el sector público alrededor la mitad del total de lo que se gasta en salud, pero atiende al 80% de la población. Los privados se ocupan de la otra mitad del gasto en salud, pero atienden al 20% de la población.
Debe señalarse que con impuestos el Estado financia la mitad de lo que gasta el sector público en salud, la otra mitad lo financia los ciudadanos comunes que aportan sus cuotas a FONASA. Es decir el Estado gasta con sus impuestos solo el 25% del gasto en salud.
En los países de la OCDE, ocurre todo lo contrario: el sector público financia con impuestos el 75% del gasto total en salud y sólo el 25% se financia con los aportes de las personas de manera directa.
A esta anormalidad se agrega lo “BIZARRA” (contraria a la lógica), de las transferencias de fondos que ha ideado el Estado chileno. En vez de corregir este desaguisado, esta anormalidad en la distribución de la carga total en salud, lo que ha venido haciendo es agravarla. Es decir, en vez de aumentar la inversión en el sector público de salud para satisfacer las acrecentadas obligaciones que se le imponen (GES, fin del copago a los mayores), lo que ha acontecido es que ha venido transfiriendo al sector privado dineros que llegan a sumar más de 1.400 millones de dólares por año (unos tres hospitales por año).
Lo que ha permitido a los grupos económicos que controlan los servicios privados del sistema, crecer a ritmo invasivo (entre los más destacados las ISAPRES), tanto así que más del 45% de los ingresos de las ISAPRES provienen de las transferencias del sector público de la salud.
No se trata de ser extremista y discriminar contra las posibilidades de los privados en salud. Creo que el abrir la alternativa de libre elección para los chilenos es una bondad. Pero esta bondad es para un sector muy selecto de la población, esa de clase media o alta que puede financiar las altas cuotas y los copagos que van asociados a este sistema, Más del 70% de los chilenos no pueden acceder a esa alternativa. Es muy parecido al caso de “libertad de elección” asignada a las familias respecto a la educación de sus hijos. La libertad está definida por el tamaño de la billetera.
Por tanto se debe tener claro que lo que aquí se argumenta, es el problema de fondo, estructural, en el sentido que no es lógico ni deseable como POLÍTICA PÚBLICA el traspasar al César lo que es de Dios. Los recursos del Estado son para atender las necesidades de los que lo necesita, pero no para favorecer los negocios de quienes no lo necesitan y, desgraciadamente, nuevamente, la política distributiva en esta área viene a reforzar la impronta desigual del sistema global.
MUERTO EL TIGRE, LE TUVO MIEDO AL CUERO.
Los jóvenes que llegaron Gobierno con la promesa de matar al tigre de las ISAPRES, al momento de ejecutarlas le tuvieron miedo al espantajo del cuero. No tuvieron que hacer ningún esfuerzo nuestros jóvenes para poner al sistema de ISAPRES en estado de vulnerabilidad extrema, es decir en el borde del precipicio. Fue la propia ambición de los negocios de los empresarios de la ISAPRES la que rompió el saco de la prudencia. Más de 15 años de violación de la norma, eso tuvo que acumularse para que la justicia chilena les dijera ¡Basta!
No fue un par de truculencia la que los llevó a esta agonía, fueron más de tres y medio millón de demandas ante los tribunales. Para que vean ustedes lo que hace el poder, la resistencia que es capaz de ofrecer a la institucionalidad. Por algo se le llaman PODERES FÁCTICOS. Todos esos poderes que en este inocente o perverso país han hecho lo que se les antoja (vean los casos de Soquimich, Corpesca, Penta, Farmacias, Papeles, Pollos, Hermosilla). Pero la víctima es una sola: el PUEBLO.
La “Ley corta”, recién aprobada es la muestra más clara de quién manda en Chile: no manda el Gobierno, ni la Corte Suprema, ni la sociedad civil: mandan los Poderes Fácticos. ¿Qué son los poderes fácticos? Son los que mandan a quienes aparente o formalmente mandan. Esto autoriza a definir a Chile como un país cuyo régimen es de estilo EMPRESOCÉNTRICO (O. Varsavsky), donde todas las ventajas van al capital y ninguna al trabajo.
En conclusión, las ISAPRES se pusieron solitas la soga al cuello. El gobierno no tenía más que darle un puntapié al frágil cajón para deshacerse de ellas y avanzar en su programa de salud socialmente sustentada.
¿SE PODÍA?
No corría ningún gran riesgo en implementar un nuevo programa de seguros complementarios y asegurar la continuidad de la atención de los pacientes que estaban tratándose de manera urgente, (que no son más de trescientos mil). Pero ahora el 7% pasaría a FONASA y esta administradora simplemente asumiría nuevos deberes, pero con nuevo presupuesto. No hay misterio ni imposibilidad física en eso. Además, se echaría por tierra la falsa ideología impuesta en las AFP con los fondos de pensiones, de que mis aportes son para beneficio privado. Con esta nueva lógica cada uno tiene su beneficio en salud, pero ello contribuye a que sea de beneficio global, sin discriminación de base. Quien quiera más exclusividad, pues podrá contratar pólizas complementarias. Pero se asegura de esta manera que las políticas públicas en salud o pensiones (la seguridad social), son solidarias, cooperativas, contributivas y de mutualidad auténtica (y no la mutualidad espuria que pretendía la derecha para salvar a las ISAPRES).
Como enseña el viejo dicho popular: el Gobierno tenía MUERTO AL TIGRE, PERO LE TUVO MIEDO AL CUERO.
Para concluir con una visión optimista, lo más probable es que la juventud afiliada a las ISAPRES saque la cuenta de manera inteligente y cruce información: mi ingreso no es bueno, los costos de las ISAPRES subirán, nosotros nos enfermamos poco y pagamos como si nos enfermáramos mucho; por tanto se prevé, ante el cobro de su desfalco a los propios estafados, por parte de las ISAPRES, que miles de jóvenes migrarán a FONASA, pues preferirán ahorrar esos recursos para solventar el difícil camino a acceder a una vivienda propia. Con las familias de clase media que ven disminuir sus ingresos reales respecto al costo de vida, puede pasar cosa parecida y con los adultos mayores, cuyas pensiones eran relativamente holgadas (los menos), se darán cuenta que los atienden de malas ganas y con costos cada vez más elevados, a pesar de los trucos que insinúan- con abundante publicidad- rebajas especiales para la tercera edad.
Las ISAPRES podrán quedarse con un millón o millón y medio de afiliados duros (los ingresos más elevados), más los clientes que desde Fonasa opten por libre elección relativa a las consultas externas, pero eso será evidentemente insuficiente para sostener el negocio, tal como ha sido.
En consecuencia, todo deberá ser reformulado en el campo de los servicios de salud: “Todo lo sagrado será profanado y todo lo establecido será arrasado”. A un conocido señor se le ocurrió esta profética frase; pero refleja bien la lógica del capitalismo, que es el único sistema que se aniquila a sí mismo (a sus hijos), sin extinguirse, por ello, el mismo capitalismo.
Por Hugo Latorre Fuenzalida
Felipe Portales says:
Muy buen artículo que demuestra hasta que extremo de subordinación a los grandes grupos económicos han llegado las dos derechas (tradicional y concertacionista) que han consensuado todas las nuevas leyes desde 1990 (y el regalo de la mayoría parlamentaria que la Concertación le hizo a la derecha tradicional en 1989) «consenso» a los que se ha añadido ahora la pretendida izquierda gubernamental conformada por el FA y el PC…