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Hermosilla, más que un tinterillo

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La caída de Hermosilla deja al descubierto como la clase dominante, la elite política y el empresariado resuelven sus perversos asuntos. Llamadas por teléfono y de vuelta los regalos. Así ha sido siempre, esa práctica que se llama información privilegiada.

Nadie puede desconocer el valor de la información en un tribunal. Las pruebas que se convierten en lanzas descargadas sin piedad, causas donde el dinero es la reina del baile. Los pagos, los beneficios, unos peldaños más en la escala de la popularidad que se convierten en espesas armaduras invencibles, así lo miraba Hermosilla.

Hermosilla abogado acostumbrado a flotar en cualquier agua, despacio se instaló entre los respetados y adulados hombres que son determinantes para los que están sumidos en delitos de todo tipo.

Los comunistas dicen que no fue comunista, entonces hay que creerles a los comunistas.




Empujado por la ansiedad para ganar juicios fue tejiendo sus redes que alcanzaron alturas poco antes vistas. Se presentaba como el abogado de Piñera, hombre de confianza del primo de Piñera y destacado abogado del ministerio del Interior, mejor carta de presentación difícil de encontrar. Y le fue muy bien.

Su ambición lo llevó a caminar pensando que la impunidad era eterna, que jamás se taparía el sol que le alumbraba el camino. El ex director de la PDI también quería estar en el mismo salón, ser parte de los que son adorados como semi dioses para alguna foto en el besamanos. El carteo fue intenso. Los nombres famosos hacían correr tinta de todos los colores, folios y folios, carpetas tras carpetas, nombres y apellidos, enemigos hoy para ser amigos mañana. Todo valía. Allí estaba Hermosilla con su barba blanca de vendedor de mote con huesillos en la puerta de su tienda.

En el libro El Socio de Genaro Prieto todos quieren conocer al hombre del poder, el que hace milagros de todo tipo y vende monedas para que sean lanzadas al pozo de los deseos. Todos escarbando para ser tocados por el mejor adalid en los tribunales. Reconoció que cometía delitos, pero no se golpeaba el pecho bajo esa nube con olor a dinero y poder, donde no se paga impuestos. Caminar impune te convierte en pasajero de nubes.

De extrema gravedad la relación entre Hermosilla y el ex director de la PDI Sergio Muñoz. Todo se pone en duda y especialmente la fragilidad con la que transitan las instituciones en Chile. Lo débil del sistema democrático. Cuatro ex comandantes en jefe de las FF.AA investigados por diferentes delitos todos relacionados con dinero. Uso y abuso de una responsabilidad de alto nivel en manos de un abogado paseándose ufano por los pasillos de los tribunales, mientras es observado con la rabadilla del ojo por el olor a perfume de santidad. Proponía nombres para las elevadas sillas en la Corte Suprema. A Piñera le hablaron al oído que era peligroso, pero su primo Andrés insistió, nadie en la casa de los presidentes dudaba de Hermosilla.

Al parecer sucederá una vez más.

El tiempo, las pocas noticias sobre el asunto irán alejando aún más a los responsables que tienen que ver con la función del Estado de Derecho. Se transita por caminos muy sinuosos donde el desorden que se arrastra por años ya desgastó la poca paciencia que le queda a la inmensa mayoría de los chilenos. Existe una mayoría extremadamente enojada.

Sergio Muñoz fue propuesto y nombrado por Piñera, santificado por Chadwick y con eso ya estaba resuelto que la puerta giratoria se cerraba; con el último disco de la fiesta de los delincuentes estaba apagada. En el fondo se instalaba un guardián confiable para cautelar sus intereses.

Cuál era el marcado interés que el caso Dominga transite entre la PDI y el ministerio del interior. Qué hacía la carpeta del corrupto ex alcalde de RN Torrealba en alguna mesa del segundo piso, o la del ex intendente Guevara. Entonces una autoridad de la PDI deja de ser ciega entregándole armas a un abogado para una batalla que debe ser imparcial.

No existe en Chile la igualdad frente a la ley.

En este país para conocer a los responsables de crímenes de Lesa Humanidad se ha dependido del esfuerzo de jueces. Los militares no han entregado nada ni tampoco sus  abogados la información que un país reclama.

Ufano y sin pecados se proclama quien fuera ministro del interior de Piñera. Se permite dar clases de derecho y ética en una universidad. Aquello nos recuerda que los narcotraficantes compran números de bingos y regalan microondas para los cursos a los que asisten sus hijos. Son buenos apoderados, pero traficantes finalmente.

De nada sirve asustar de manera insistente en la seguridad, cuando en los mandos la corrupción usa placa militar. Para que aquello suceda alguno debe tender una mano, hacer alguna promesa y prometer que cruzar la calle no significa peligro.

Hermosilla es el mejor ejemplo de lo que quiere la derecha que Chile sea. Apura la corrupción y con absoluto desparpajo hace gárgaras con lo que no lo son.

Hermosilla no es FA ni PC, ni chavista ni castrista, sencillamente un tinterillo al que la UDI le dio alas con maletines incluidos. También se debe dejar constancia que no trabajó gratis y que era socio con Chadwick. Patético fue como a escondidas el decano de la facultad de derecho de la Universidad San Sebastián sacó en una caja de cartón todos sus papeles.

 

Pablo Varas.

 

 

 



Pablo Varas

Escritor

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