“Peso pluma” vence por nocaut
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En el box se llama peso pluma, a quien tiene entre 55 a 57 kilos. En nuestra política no hay de este peso, lo cual revela la buena disposición de quienes concurren a cenas clandestinas y se hartan de suculentas viandas. De ahí que los pesos pluma ejercen otros oficios. Hacen dietas forzadas, pues deben combatir en el cuadrilátero o no tienen qué echarle al buche. En el otro extremo se ubican los pesos pesados, en cuya mesa abundan los manjares. Toda esta rápida y necesaria explicación, surge ante la presencia en el próximo Festival de Viña del Mar este 2024, del mexicano, “Peso pluma”.
La contratación del joven de 24 años y reconocido cantante, ha agitado las tranquilas aguas de la farándula. Incluso ha llegado a estremecer los cimientos de nuestra república. Entre chillidos, llantos, acusaciones palaciegas, se le acusa de hacer apología de la cultura narco. Hassan Emilio Kabande Laija, es un cantante y compositor mexicano. Se especializa en los géneros de corridos tumbados, reguetón y trap latino. Su fama internacional comenzó en 2022 y crece como la espuma.
Como era de esperar, la gazmoñería criolla empezó a dar chillidos, a cacarear y muchos recordaron la constitución, recién vapuleada en diciembre. En ella, se hacía hincapié en la necesidad de censurar el lenguaje y conducta ajenas a las buenas costumbres. Por ejemplo, las palabras obscenas del diccionario. Sí. Las mismas palabras que en su oportunidad usaron novelistas chilenos de la talla de Nicomedes Guzmán, Armando Méndez Carrasco y Pedro Lemebel. Después de esta ofensiva “cultural-gazmoña-medieval”, ¿se promoverá acaso, la creación de una oficina de las “Buenas costumbres”? Ahí deben ir a parar los originales de poesía, novela, teatro, música, pintura, cine, para ser leídos u observados por una comisión de notables y someterlos a revisión. ¿Cómo no recordar la censura en tiempos de Pinochet? En aquella época nefanda, se oscureció la cultura, sin embargo, palpitaba en la clandestinidad.
Cualquiera, hoy por hoy, puede visitar una librería y adquirir la obra del Marqués de Sade, Anaïs Nin o Las mil y una noches, y nadie lo va a fiscalizar. Obras calificadas de pornografía. Ni siquiera le pedirán el carnet o el certificado de vacuna. Si está de ánimo, puede visitar una tienda y comprar juguetes sexuales o pedirlos por correo. Quien desprecie tantas franquicias para recrear el espíritu y así olvidar los sinsabores de la aciaga vida, pues se queda sin leer ni probar otras delicias del “mundanal ruido”.
¿Cuál es el criterio de tantos beatos, al ver en TV la desatada farándula? La basura, a menudo sirve de abono, pero la que se ve a diario en nuestros canales y la prensa canalla, ni siquiera se utiliza en dar de comer a las cucarachas. La vulgaridad, es estímulo para rechazarla, creando a cambio, belleza, buena literatura y obras de arte en general.
Si de verdad “Peso Pluma” es el artista de la calidad y talento del que se le atribuye, va a deslumbrar a la juventud. La nuestra no es boba, ingenua, ni irresponsable, para entregarse esa misma noche, a los delirios y desenfreno de una desatada orgía, al concluir su presentación. Las trotaconventos, plumíferos o cagatintas a chaucha la cuartilla, y sacristanes al servicio de la pudorosa oligarquía, pueden permanecer tranquilos. Nada de cuanto se especula o dice, va a suceder. El mexicano saldrá ileso de la “orgía” que algunos vaticinan. A lo sumo, le van a robar un botón de la chaqueta. O los cubiertos, donde está invitado a comer un caldillo de congrio, en un restorán de Valparaíso, organizado por los poetas Emilio Neira y Victor Hugo Morales.
“Peso Pluma” va a vencer por nocaut.
Por Walter Garib
Serafín Rodríguez says:
Ahora sólo queda ir a pifiarlo hasta que salga del proscenio,
Felipe Portales says:
El articulista no se da cuenta que la «narco cultura» que se expresa en la corrupción y desintegración de la democracia está amenazando gravemente nuestro país y el conjunto de América Latina. Y que una de sus bases es pervertir completamente la cultura de los pueblos, convirtiendo en algo positivo la desmoralización, la violencia, el secuestro, la extorsión, la trata de mujeres, la tortura y la muerte, anexos al narcotráfico y al crimen organizado. Y que uno de sus vehículos más eficaces es la insidiosa valoración positiva de todo ello a través de la cultura popular, incluyendo por cierto la difusión de «mensajes» a través de los narco-corridos y de otras canciones. Afortunadamente la sociedad chilena en general y TVN en particular le está diciendo un NO categórico a este tipo de perversiones «culturales».
Serafín Rodríguez says:
La narco-cultura es funcional al neoliberalismo.