ACES: “Poner fin a la PSU no es un acto de violencia sino un acto de justicia”
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La Prueba de Selección Universitaria (PSU) es un test estandarizado escrito, implementado en Chile desde 2003 para el proceso de admisión a la educación universitaria. Su estructura siempre ha sido cuestionada, porque transforma la educación en un bien de consumo e incrementa la segregación de clase en la sociedad.
“La PSU es segregadora y discriminadora. Es un pilar fundamental de la educación de mercado, y estamos luchando para acabar con eso”, declara Ayelén Salgado, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES).
“Poner fin a la PSU no es un acto de violencia sino que un acto de justicia”, sigue Ayelén Salgado, sin embargo no todos están de acuerdo. Entre otros el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
UNICEF consideró una vulneración al derecho a la educación la suspensión del proceso de rendición de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) en más de 80 sedes a lo largo del Chile, por diferentes actos violentos, disturbios e incidentes, (la mayoría causado por la represión de Carabineros hacia los estudiantes), y la cancelación de la prueba de Historia a nivel nacional tras su filtración.
UNICEF condenó las acciones de los estudiantes que impidieron que casi trescientos mil alumnos rindieran el examen completo y solicitó a las autoridades tomar a la brevedad acciones que permitan a los estudiantes que se vieron perjudicados, postular a la educación superior.
Pero, ¿qué tipo de educación se está vulnerando movilizándose en contra del PSU?
“Hay que pensar muy bien del porqué los estudiantes están planteando el rechazo, UNICEF trata de tener una mirada restringida de los que serían los derechos del niño, una concepción pobre de cómo se entiende el derecho a la educación”, declara Diego Parra del Centro Alerta.
“A nivel latino americano e internacional”, sigue explicando el profesor, “el derecho a la educación comprende varios puntos de vista: el derecho de la educación, el derecho a la educación, y el derecho desde la educación”.
Eso se puede ir transformando.
“Dar un acceso universal a la educación superior demuestra una voluntad de expresión de cómo se manifiesta el derecho a la educación, eso bajo una lectura de accesibilidad, adaptabilidad, que la escuela esté dispuesta que todos los estudiantes estén en ella y se construyan con ella. En ese sentido, la visión de UNICEF es muy limitada. Hay un reduccionismo de lo que sería el derecho a la educación”, termina Diego Parra.
Además, no hay que olvidar el contexto muy violento de violaciones a los derechos humanos que se está viviendo en este momento en chile. “Están criminalizando a los estudiantes secundarios y UNICEF, a través de sus declaraciones, legitima de esta forma la querella que Piñera está haciendo en contra a los estudiantes y las represiones violentas”, explica Diego Parra.
Represión violenta y violaciones de derechos humanos.
Cuando UNICEF rechaza los actos violentos que impiden la prueba del PSU, hace abstracción de que los Carabineros y las Fuerzas Armadas están reprimiendo de forma muy violenta a jóvenes adolescentes, que no tienen ni las armas ni la fuerza violenta que los Carabineros implementan en contra de ellos.
Es un escenario que tiene del absurdo, “no dejan ningún registro, y violan a niños que son menores de edad. Mi hijo fue reprimido por los Carabineros, vinieron a buscarlo a mi casa, sin orden escrita y no dejaron ningún registro. Un adolescente de 17 años”, denuncia la mamá de uno de los estudiantes. “El pide igualdad y dignidad, como el, los estudiantes de secundario están escribiendo la historia de este país”.
Los secundarios: verdaderos protagonistas de las movilizaciones.
Los estudiantes secundarios desde el 18 de octubre han tenido un rol protagónico en las movilizaciones. Fueron ellos quienes lanzaron la campaña en contra del alza de las tarifas del metro, la gota que hizo “rebalsar el vaso” y que llevó a la movilización de todos los espacios. “Evadir el sistema de transporte significó evadir a todo el sistema”, nos comparte Diego Parra, “en ese sentido, los estudiantes ponen un ejemplo de dignidad a la resistencia al modelo neoliberal en lo que vivimos”.
“El 18 de octubre se rompe la normalidad impuesta por más de 40 años por la dictadura. Eso tenía que romperse, se trata de una revuelta que no corresponde solamente a este gobierno, sino que habría podido romperse igualmente bajo el gobierno de Michelle Bachelet, porque nuestras demandas no estaban siendo escuchadas”, declara Victor Chanfreau, vocero de la ACES.
“Los estudiantes secundarios han abierto la conjuntura y han asumido un rol multidimensional, nos encontramos juntos en la lucha por la vivienda, la salud, el agua, el derecho a la tierra, en las poblaciones, juntos a los trabajadores y a los sindicados. Hay que aclarar que el alza de metro no nos afectaba directamente, pero si, afectaba a nuestros vecinos, y la empatía y la solidaridad adentro de la clase trabajadora primó sobre todo”, concluye Victor Chanfreau.
Por Elena Rusca