El mundo en la cuerda floja: el umbral de 1.5 ºC se cruzará en siete años más
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El reloj del clima avanza a un ritmo acelerado y los números no mienten. Los científicos han levantado la voz con una advertencia clara: el mundo se acerca peligrosamente al umbral crítico de 1.5 grados Celsius de calentamiento global, y el cronómetro marca apenas siete años para evitarlo.
El Global Carbon Project presentó un estudio en la reciente Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP28) en Dubai, revelando una preocupante proyección: si las emisiones de CO2 continúan en aumento, alcanzaremos este umbral en un lapso alarmantemente corto. Las emisiones provenientes de fuentes como carbón, gas y petróleo están en camino de establecer un nuevo récord en 2023, impulsando una peligrosa espiral de calentamiento.
China e India, gigantes en la emisión de gases de efecto invernadero, ocupan los primeros puestos en esta carrera indeseada. Este informe resalta su papel como los principales emisores a nivel global, una señal inequívoca de la urgencia de tomar medidas drásticas.
En la encrucijada climática actual, la COP28 busca trazar un rumbo definido hacia un futuro sin la dependencia de los combustibles fósiles, los principales culpables del calentamiento global. Sin embargo, la redacción de la declaración final se convierte en terreno de disputa, donde los grandes contaminadores intentan frenar los llamados a un acuerdo que reduzca gradualmente su uso intensivo.
El Acuerdo de París, ese hito histórico de compromiso climático en 2015, estableció límites ambiciosos: mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2 grados Celsius, con un objetivo aún más desafiante de 1.5 grados. Este último se ha convertido en el objetivo clave, dado el surgimiento de evidencias que sugieren peligrosos puntos de inflexión ante un calentamiento más elevado.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU recalca la necesidad urgente de reducir a la mitad las emisiones de CO2 en esta década para respetar el límite de 1.5 grados Celsius. Sin embargo, la realidad presenta un panorama desalentador: las emisiones siguen en ascenso, dificultando enormemente el cumplimiento de este objetivo vital.
A pesar del alentador crecimiento de las energías renovables, que más de 100 países se comprometieron a triplicar para 2030 durante la COP28, aún falta la otra mitad de la ecuación: la reducción efectiva de las emisiones de los combustibles fósiles. Este déficit de acción sigue siendo el talón de Aquiles en la lucha contra el cambio climático.
Los datos revelados por el estudio enfocan la atención en cifras preocupantes. Los combustibles fósiles contribuyen con una abrumadora cantidad de emisiones de CO2, con China liderando esta alarmante lista y registrando un aumento del 4 por ciento en las emisiones de este año. India no se queda atrás, superando a la Unión Europea como el tercer mayor emisor, con un incremento de más del 8 por ciento en sus emisiones.
A pesar de algunos signos de descenso en las emisiones por parte de grandes actores como Estados Unidos y la Unión Europea, el crecimiento imparable de emisiones en estas naciones emergentes subraya la brecha entre el despliegue de energías renovables y la demanda de energía en constante aumento.
La huella de la actividad humana ya ha calentado la superficie terrestre en 1.2 grados Celsius, desencadenando una serie de desastres naturales que impactan a nivel global: olas de calor, incendios forestales, inundaciones y tormentas. El año 2023 ha batido récords de temperatura, una advertencia inequívoca de que el reloj del clima no espera.
La pregunta crucial persiste: ¿estamos a tiempo de revertir esta tendencia alarmante? La ventana de oportunidad se reduce rápidamente, y la urgencia de la acción climática nunca ha sido más evidente. El tiempo para actuar es ahora, un llamado que resuena en cada palabra de los científicos y expertos que buscan preservar un futuro habitable para las generaciones venideras.