El valor patrimonial: sabores y colores, el respeto por el rito del buen comer en «El huerto»
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 49 segundos
Reconocer la dignidad del ser humano, de los seres vivos y de la tierra es un principio fundamental de respeto por la vida. La vida es una condición natural y misteriosa llena de ritos requiere de una constante celebración que exige una buena nutrición que limita con el carácter sagrado en ese juego fascinante que va entre lo crudo y lo cocido.
En la callecita Orrego Luco entre la arteria principal citadina de Santiago que es Avenida Providencia y la Costanera del Mapocho, a pasos de la Estación de Metro Pedro de Valdivia tras bambalinas del importante centro cultural Teatro Oriente. Este restaurante es un «notable» de nuestra ciudad que ilumina este hermoso barrio desde 1980, época en la que nace como búsqueda de un buen comer como parte de la cultura que despertaba como resistencia a la autoridad de la dictadura.
Las distintas preparaciones de su carta, como experiencia creativa, van dando forma a una toma de conciencia relacionada a la buena alimentación, así se va formando la idea de José Fliman, su esposa y sus socios amigos que logran dar el inicio a este proyecto que en la actualidad es un excelente restaurante y un referente cultural para vegetarianos, veganos y quienes quieran disfrutan de una experiencia gastronómica de carácter universal que sigue la pulsión de nuestro territorio respetando los ciclos estacionales. Un producto que evidencia esta experiencia lo testimonia, además de esta familia y sus clientes, es el libro «Cocina del Mundo» de Pepe Acevedo con el cual aportan a lo educativo.
Esa idea utópica, dada su sensibilidad, sigue cubriendo de belleza este espacio bajo el cuidado de Sol y Diego Fliman, ambos custodian con respeto el testimonio legado, asumiendo la responsabilidad de seguir sirviendo una sana y rica alimentación. El ánimo que le dan a este lugar asegura una acogida de excelencia, pasear estos comedores que son parte de nuestra historia patrimonial culinaria y cultural cumple con la satisfacción estética que es necesidad que anhela lo sublime-trascendental desde nuestra humanidad, compartir los alimentos rompe la rutina cotidiana desde nuestra intimidad hacia la proximidad que rodea una mesa.
El Huerto es una lugar emblemático de nuestra ciudad, sin duda se ha ganado el respeto por la alta calidad de su comida exquisita apta para sibaritas que comen sano, incluso hoy es un lugar que pueda acoger a las tendencias veganas. En esta época los espárragos y las berenjenas ocupando un lugar central, Sus platos de entrada creativos y clásicos (queso de cabra, aceitunas, cochayuyo, cebollas, paltas, tomates, verduras y ensaladas), exquisitos platos de fondos destacando las alcachofas, los espárragos, berenjenas, legumbres; postres realmente un festín para los sentidos. Por cierto, el acompañamiento con vino orgánico en cepas como el Rosé, Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, Carmenere; con pronta ampliación a reconocidas etiquetas.
Un paseo por la tradicional y actual Avenida Providencia, entre sus hermosas calles para el peatón encuentra un buen parador de refugio en «El Huerto», su terraza y sus hermosos comedores nos ofrecen una experiencia exquisita para el reencuentro con ese valor patrimonial que tanto nos encanta. La ciudad requiere de acciones y de relatos que le permitan recuperar no sólo su valor por los hechos sino que también la significancia de sus mitos, después de todo es esto lo que fundamenta nuestra historia.
Alex Ibarra Peña
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra