Cepal rinde homenaje a Carmelo Soria
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) rindió homenaje el pasado martes a la memoria del economista y diplomático español Carmelo Soria, quien sirvió como funcionario de esta institución internacional y que, en un oscuro episodio de la historia, fue secuestrado por la policía política de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y ejecutado en 1976.
La solemne ceremonia se llevó a cabo en las instalaciones de la Cepal, ubicadas en la zona oriente de Santiago de Chile, y contó con la presencia de la familia Soria, invitados especiales, autoridades diplomáticas, funcionarios del organismo y la destacada participación del actual Secretario de Estado de Memoria Democrática de España, Fernando Martínez.
En su emotivo discurso, Martínez destacó las múltiples facetas de este acto de reconocimiento. «Creo que este homenaje cumple tres funciones fundamentales: una función reparadora, otra pedagógica, con el objetivo de que los hechos traumáticos del pasado nunca se repitan, y una función preventiva, que debe ser un recordatorio constante en todas nuestras acciones», expresó.
El martes pasado se recordó la vida y el trágico asesinato de Carmelo Soria, un trabajador de Naciones Unidas que fue brutalmente asesinado por la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) en julio de 1976, simulando un accidente para encubrir el crimen. Casi cinco décadas después, la Corte Suprema consideró estos hechos y condenó a fines de agosto a seis exagentes de la DINA por cargos de homicidio. Sin embargo, estos perpetradores continúan prófugos de la justicia.
Fernando Martínez subrayó la importancia de recordar a Carmelo Soria como un ejemplo de ayuda y solidaridad en medio de la opresión. «La vida y el asesinato de Carmelo Soria son paradigmáticos de las tragedias que ocurrieron como consecuencia de los golpes de Estado y las dictaduras que afectaron a nuestros países, Chile y España, aunque con una diferencia de tiempo considerable», relató.
Además de las palabras de Martínez, Carmen Soria, hija mediana de Carmelo Soria, también tomó la palabra y enfocó su discurso en el negacionismo que ha surgido en Chile en los últimos tiempos. Hizo hincapié en la preocupante tendencia de algunos actores políticos que reivindican el golpe de Estado y ponen en duda los crímenes de lesa humanidad cometidos por los agentes de Pinochet.
«Me gustaría decir que, en estos 50 años desde el golpe militar y civil, la conmemoración ha sido la peor que podríamos haber esperado, con un negacionismo tan presente, insolente y prepotente. Creo que esto es el resultado de la doctrina Aylwin, que abogaba por la verdad y la justicia en la medida de lo posible, y que marcó a todos los gobiernos de la Concertación y a los de Piñera», afirmó Carmen Soria.
Ejemplos recientes de negacionismo han levantado preocupación, como las declaraciones del congresista Johannes Kaiser, quien afirmó que los prisioneros de Pisagua, uno de los primeros centros de detención del régimen de Pinochet, «bien fusilados» estaban. Del mismo modo, el actual presidente del Consejo Constitucional y miembro del Partido Republicano, Luis Silva, calificó al dictador como un «estadista». Asimismo, una diputada cercana al PR calificó de «leyenda urbana» la violencia sexual sufrida por las prisioneras políticas durante la dictadura.
Estas intervenciones, sumadas a otras que justifican el golpe de Estado que derrocó al presidente socialista Salvador Allende en 1973, han sido calificadas por el actual mandatario chileno, Gabriel Boric, como un «retroceso democrático peligroso».
La dictadura de 17 años liderada por Pinochet dejó un saldo devastador en Chile, con la desaparición de 1.469 personas, ejecuciones de prisioneros políticos, torturas, detenciones de opositores y el exilio forzado de miles de ciudadanos. La memoria de Carmelo Soria y otros como él nos recuerda la importancia de mantener viva la verdad sobre estos trágicos acontecimientos y de luchar contra el negacionismo para garantizar que nunca se repitan.
Fuente: Agencia Efe
Felipe Portales says:
En efecto, una de las innumerables demostraciones de la búsqueda de impunidad de los gobiernos de la Concertación se dio con el caso judicial respecto del asesinato de la DINA de Carmelo Soria. Pese a que como funcionario internacional, el juicio de los asesinos de Soria no quedaba cubierto con el decreto-ley de amnistía, el gobierno de Frei Ruiz-Tagle se sumó a las declaraciones de Pinochet de que «el señor Soria no fue funcionario de las Naciones Unidas» («Las Ultimas Noticias»; 4-1-1994)
al aportarle a la Corte Suprema (el Ministerio de Relaciones Exteriores) documentos en que «sólo se infiere que Carmelo Soria era funcionario de Celade (centro de demografía de la Cepal), pero no aportan elementos de convicción para establecer de manera fehaciente que haya tenido calidad de jefe o funcionario superior de la planta de Cepal» («El Mercurio»; 24-8-1996).