Pica: Un real milagro en el desierto
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En el norte de Chile, en la región de Tarapacá reina el austero y árido paisaje del desierto de Atacama en el cual, entre el cielo y la cordillera de los Andes, han vivido culturas milenarias que han sabido convivir con esa belleza hostil donde el agua, es un real milagro y la vida está totalmente conectada con la Naturaleza.
Uno de esos milagros es el Oasis de Pica cuya memoria se pierde en la profundidad de la prehistoria de Chile.
Pica, cuyo nombre en Aymara significa “Flor en la arena”, era el lugar preferido de los reyes Incas donde venían huyendo del invierno altiplánico para aprovechar su eterno verano y sus aguas termales.
La comuna de Pica, conocida también como un «Oasis en el desierto», está compuesta por los poblados de Pica, Matilla, Lirima, Cancosa y las mineras de Collahuasi y Quebrada Blanca. Se caracteriza por sus diversos escenarios como la pampa (donde ha florecido la actividad agrícola, especialmente de los famosos limones de Pica y mangos), el altiplano y cordillera. Actualmente, no solo de la agricultura se vive en Pica.
Que hacer en Pica.
En la ciudad y alrededores hay actividades turísticas que permiten que toda la familia disfrute su estadía en ella.
Imperdible la parroquia de San Andrés, cuya fiesta patronal se celebra todos los 30 de noviembre. Esta construcción, domina la plaza de armas de la ciudad. Fue construida entre 1880 y 1886, siendo la tercera más antigua del lugar. Las dos anteriores (de 1600 y 1768) fueron destruidas por terremotos Cobija una Santa Cena con personajes de tamaño natural.
También se encuentra el Museo Municipal (Balmaceda 178), que posee una muestra de paleontología, arqueología y del periodo del salitre y las comunidades exponen sus artesanías y en el segundo piso, está la biblioteca municipal.
Ubicado a la salida de Pica, está el parque temático de dinosaurios que se ha transformado en la parada obligada para la foto de los niños junto a las réplicas de dinosaurios, que han sido puestos allí por el municipio local para promocionar la quebrada de Chacarilla, lugar donde fueron descubiertas huellas fosilizadas de estos animales que vivieron hace cien millones de años.
Otra actividad realizada por la empresa “Explora Oasis”, es el camping Colgante Tentsile que se realiza en medio de un bosque centenario que está en el corazón de Pica, de mangos plantados hace 200 años y que cada uno mide aprox., 20 metros de altura.
En este lugar, la actividad estrella es la escalada de mangos que, con la ayuda experta de los guías y todas las medidas de seguridad posibles, permite apreciar desde la altura el verdor de Pica y su contraste con el desierto y luego de la escalada, se puede descansar en hamacas que relejan al más estresado de los viajeros.
Otra actividad muy interesante, es la de recorridos grupales y explicativos al interior de la chacra La Sacristía, que se encuentra en el sector agrícola más antiguo del Oasis en la cual, la comunidad quechua es la protagonista del lugar.
Allí, Lourdes Patricia Zúñiga es la guía que ayuda a conocer la maravillosa agro biodiversidad de especies frutales como mango, palto, pacay, guayaba y la historia del Pica profundo, del riego por inundación ancestral y las prácticas culturales que le dan vida al entorno.
Este recorrido es ideal para turistas que buscan practicar paisajismo, fotografía y conectarse con la naturaleza. Incluye la degustación de un jugo, con fruta local de la temporada, además, de conocer la historia de la chacra La Sacristía, herencia de la abuela, de Patricia y su experiencia en el turismo rural y el cultivo de cítricos, mangos, paltos e higos, entre otros frutales.
Lo más bonito de conocer este lugar, es la presencia de un conjunto mostrando el baile típico de la zona, el cachimbo.
Este baile corresponde a una práctica tradicional propia de la región de Tarapacá que se encuentra arraigado, en las festividades patronales de los poblados ubicados en los oasis y quebradas tarapaqueñas ya que ocupa, un espacio simbólico en la realización de festividades encontrándose, casi siempre, acompañado por cuecas nortinas, cacharpayas y huaynos otorgando junta a estas otras danzas colorido y alegría a las celebraciones religiosas.
Es una danza con raíces africanas, en donde la belleza y suavidad de sus líneas corporales, amplias y variadas evoluciones sobre pasos caminados, casi en el aire y, por, sobre todo, la expresividad que le imprime cada bailarín, son sus rangos más sobresalientes.
Y, a diferencia de la mayoría de los bailes de tierra, que tienen generalmente dos partes, el Cachimbo posee tres partes de música y coreografía, siendo esta parte (3°) llamada, «toreo»; la más importante, pues los bailarines ponen su mayor intensidad expresiva.
Los pasos son caminados, como patinando, el pañuelo ondea al viento, se baila siempre con elegancia y el cuerpo erguido, bailándose en carnavales y en las fiestas patronales religiosas con acompañamiento de bandas de bronces.
Para vivir esta experiencia se requiere de un grupo de 8 a 15 personas (contacto Lourdes Patricia Zúñiga de La Sacristía Agroturismo https://lasacristiaagroturismopica.wordpress.com/agrotur…/ La visita a la “Chacra La Sacristía”, es una de las actividades que ofrece la ruta de Pica, auspiciada por el PER Descubre Tamarugal.
Hoteles, hostales, resort, cabañas, casas para arrendar e incluso domos, hacen que la pernoctación en la ciudad sea cómoda y adecuada a cada necesidad. Entre los alojamientos destaca “La tiendita del oasis”, lugar que es administrado por su dueña, la señora Juana Alfaro Morales, quien se instaló en Pica rememorando sus vacaciones de niña, cuando visitaba la casa de sus abuelos ya que ella, junto a sus padres vivían en una oficina salitrera.
Con inspiración diaguita, ofrece a sus huéspedes, frutas, culturas, productos típicos y gastronomía de la zona y hospedaje en cómodas habitaciones para una, dos o más personas.
Además, de un huerto maravilloso y animales como gallinas, corderos, que son la delicia de los niños que le pueden dar de comer, tiene una tinaja con agua tibia donde los huéspedes se pueden relajar por la noche, saboreando un delicioso pisco o mango sour y disfrutando, de una hermosa noche bajo el cielo estrellado del desierto chileno.