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La reelección de Pedro Sánchez, en manos de vascos y catalanes

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Tras la histórica jornada electoral en España, todos los partidos políticos, principalmente los más votados, el derechista Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), buscaban ayer alianzas que les permitan obtener la mayoría absoluta para investir a sus respectivos candidatos.

El presidente del gobierno y líder socialista, Pedro Sánchez, argumentó ante el área Ejecutiva del PSOE que la democracia encontrará la fórmula para evitar lo que todos temen: que al no lograr formar gobierno se caiga en un bloqueo institucional que obligue a repetir las elecciones.

El sistema político español es una monarquía parlamentaria en el cual se asume que el gobierno que rija los destinos del país tiene que surgir de una mayoría en el Congreso de los Diputados. Hasta la fecha, todos los gobiernos han estado encabezados por los partidos más votados, pero en estas elecciones se abren otras posibilidades, sobre todo la más plausible: que el PSOE, a pesar de ser la segunda fuerza y tener sólo 122 diputados, forme alianza con otros cinco partidos para alcanzar la mayoría absoluta, fijada en 176 escaños.

Para ello todavía hay un largo camino de negociaciones, algunas especialmente difíciles, como las que ya se abrieron con el ex presidente catalán Carles Puigdemont, líder de Junts per Catalunya (JxCat) y residente en Bruseles desde octubre de 2017, tras la fallida declaración unilateral de independencia que derivó en procesos penales contra los principales dirigentes de aquella iniciativa.

Los seis diputados de este partido nacionalista catalán, conservador y democristiano, son cruciales para lograr la mayoría de una futura investidura de Sánchez, que supondría, además, su primera relección.

El PP, cuyo candidato, Alberto Núñez Feijóo, obtuvo 33 por ciento de votos y 136 diputados, intenta recabar apoyos para sacar adelante su investidura. Su previsible e inevitable alianza con la extrema derecha de Vox hace que los otros partidos conservadores como el Partido Nacionalista Vasco (PNV), Coalición Canaria (CC) o Junts per Catalunya (JxCat), rechacen tajantemente cualquier pacto con ellos.

Aún así, Núñez Feijóo insiste en que sólo hay tres caminos: permitir su investidura, nuevas elecciones, o la formación de un gobierno presidido por Sánchez y apoyado por populistas e independentistas.

Aunque el PP fue el más votado, todas las miradas están puestas en el PSOE y su socio de gobierno, la coalición de izquierda Sumar, que ya envió a un emisario –el ex diputado catalán Jaume Asens– a negociar con Puigdemont en su residencia en Waterloo. Si se logra una alianza entre del PSOE, Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH-Bildu, PNV y Bloque Nacionalista Galego (BNG) estaría en 172 escaños, es decir, uno más que la alianza de PP, Vox, UPN y CC, que son 171.

Esto permitiría alcanzar la investidura con una mayoría simple, pero para ello sería necesaria la abstención de los seis diputados de JxCat: de ahí la importancia de negociar con Puigdemont en Bruselas.

Desde la formación nacionalista se adelantaron algunas de sus condiciones para apoyar una investidura de Sánchez, ya sea con la abstención o con el voto a favor: la amnistía a todos los encausados por el proceso de secesión de 2017, entre los que se encuentra Puigdemont, y que el Estado español reconozca el derecho a la autodeterminación y permita la celebración de referendos para posibilitar la secesión definitiva de Cataluña, el País Vasco y cualquier otra región que así lo decida, como podría ser en un futuro Galicia. Una exigencia similar anunció el PNV.

En este contexto, la Fiscalía General solicitó al juez Pablo Llarena, del Tribunal Supremo, reactivar las órdenes de detención contra Puigdemont y el resto de políticos separatistas.

Por Armando G. Tejeda



Corresponsal de La Jornada en Madrid

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