En memoria a Roberto Torretti (1930-2022)
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El profesor Torretti es uno de los filósofos chilenos más destacados fuera de Chile dado sus contundentes estudios principalmente en el campo de la filosofía de la ciencia donde demostró trabajos sistemáticos dedicados a la filosofía de la física, biología, matemática y geometría. Desde temprano aparece en sus escritos la preocupación por la filosofía de la naturaleza de esto hay un texto publicado por la editorial Universidad de Chile en que se nos presentan algunas concepciones de filósofos griegos clásicos. Con mucho más conocimiento científico vinieron después sus textos «El paraíso de Cantor» y «The Philosophy of Physics». En los últimos años en la editorial de la Universidad Diego Portales se publicaron algunos de sus textos reunidos bajo el título de «Estudios filosóficos».
Parte de su labor docente ha sido recordada al interior del Centro de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias y Matemáticas de la Universidad de Chile. Pero, también alcanzó notable reconocimiento en la Universidad de Puerto Rico junto a su esposa Carla Cordua y su amigo José Echeverria.
Una de las historias anecdóticas fue al interior de ese centro a propósito de la publicación de su célebre estudio sobre Kant. Libro que, en cierto sentido, es considerado de culto al interior de los escritos filosóficos en Chile. El polémico filósofo Patricio Marchant, quien había sido su ayudante, se refería a Torretti como aquel estudioso genio de la filosofía que había perdido la posibilidad de ser el nuevo Andrés Bello al renunciar a la vocación del ser filósofo adoptando el método del estudioso. Esta crítica caló profundo en la intimidad de Torretti dada la cercanía y confianza que había puesto en Marchant.
El estilo filosófico de Torretti, desde una perspectiva ensayística no goza de prodigiosidad, tal vez esto explique la escasa difusión que alcanzaron hoy sus libros, siempre con una exigencia de especialización hacia las temáticas tratadas. Parte de la profundidad de sus textos aparecen desde una tonalidad formal, seria y muy especializada.
Sin embargo, más allá de la escritura se destaca como un buen formador, un gran conversador y poseedor de un humor fino en ironía. Al menos esa sensación personal me dejó mientras lo entrevisté algunos años antes de que recibiera el Premio Nacional de Humanidades. Para acercarnos más a este maestro es muy relevante la conversación que publicó Eduardo Carrasco bajo el título «En el cielo sólo las estrellas».
En estos tiempos en que se dice que viene bien el cultivo de la filosofía se extrañara la figura de este ferviente cultor de la disciplina en Chile. La obra de Torretti sigue estando disponible para su lectura como la de tantos filósofos chilenos que nos han entregado un notable legado.
Por Alex Ibarra Peña