El Papa Francisco se enfrenta al Opus Dei
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El Papa Francisco, a sus 85 años de edad, y criticado y odiado por la derecha católica, toma la vanguardia de la reforma de la Curia romana. Uno de los pasos más importantes de este cambio dice relación con el retiro de la Prelatura Personal, concedida anteriormente por el ahora santo, Juan Pablo II: este Papa representó el intento más radical de volver al integrismo conservador, decidiendo llevar a los altares, entre otros, al fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer, un capellán de la dictadura del dictador español, Francisco Franco y, posteriormente, de Rafael Videla y de Augusto Pinochet, (en Argentina y Chile, respectivamente).
No es una casualidad que la congregación del Opus Dei naciera en España, (1928), en plena dictadura de Miguel Primo de Rivera, el padre de José Antonio, (este último, fundador del partido fascista, la Falange). El carisma del Opus Dei consiste en “santificar” la acumulación de capital, producto de la plusvalía capitalista, a costa de la explotación del trabajo.
Juan Pablo II, en su afán de combatir la teología de la liberación, con su parte medular de la opción por los pobres, decidió elevar a los altares, en forma exprés, al “santo aragonés”, José María Escrivá de Balaguer y, a su vez, concedió a la Obra el rol de la Prelatura Personal, que tenía que rendir cuentas sólo al Papa, cada cinco años, y su jefe, el prelado, era automáticamente investido como Obispo. La Prelatura se convirtió, así, en una iglesia en sí misma, extendiéndose además de España, a varios países iberoamericanos. La tortura practicada a los opositores por el franquismo, posteriormente extendió sus tentáculos a los dictadores, discípulos de Franco, en Latinoamérica. Un discípulo del padre Escrivá de Balaguer, en Chile, Jaime Guzmán Errázuriz, definía muy bien el poder salvífico que llevaba consigo el dolor, provocado por la pena de muerte, la tortura y el desaparecimiento de personas, al afirmar que el condenado “tenía la oportunidad de arrepentirse y salvarse, en última instancia”.
El jefe, fundador de Opus Dei, escribió un libro llamado Camino, (una especie de guía similar a la Imitación de Cristo, de Tomás de Kempis), para conducir la vida cotidiana de sus fieles, a fin de llegar a la santidad. “Camino” contenía una serie de máximas, redactadas por el fundador, (a quien sus adeptos le atribuían un diálogo directo con Dios). La Obra ha tenido sostenido crecimiento como pastoral de los ricos, especialmente en los países de lengua hispana.
Sus discípulos se dividen en supernumerarios y numerarios, y sus votos sagrados no les impide el cometer algunos graves delitos, (el abuso sexual, la explotación de los pobres…) y, al mismo tiempo, desarrollar una vida en comunidad, especial para ellos, o bien, establecerse en sus domicilios particulares. En la “tropa” se encuentran en el último lugar las “agregadas” y, finalmente, “las sirvientas”, mujeres de hogares pobres, que consagran su trabajo a Dios, sin devengar salario alguno.
En estos últimos días explotó el escándalo de la explotación de 43 mujeres, que oficiaban como sirvientas en las casas del Opus Dei: ellas pertenecían a países, entre ellos Argentina, Paraguay y Bolivia. Estas mujeres acusaban no haber recibido ningún salario por parte del Opus Dei, en cambio, les ofrecían por sus abnegados servicios la promesa de “la salvación eterna”. La cocina, el arreglo de las habitación y demás trabajos de la casa, lo cambiaban por la sonrisa complacida de los supernumerarios. Estas mujeres, cuando lleguen a la vejez, estarán contentas y satisfechas de haber pertenecido a su única familia, el Opus Dei. (¿”El síndrome de Estocolmo”?).
El Papa actual redactó el decreto “En defensa del carisma”, y en la parte que se refiere al Opus Dei, en Motu Proprio, (voluntad propia, o propia iniciativa); Francisco reduce al Opus Dei al Vicariato del Clero, sacándolo del Vicariato de los Obispos, y a diferencia de la Prelatura Personal, ahora, el Opus Dei estará supeditado al obispo de la zona donde sigue ejerciendo su apostolado.
Como toda Congregación religiosa, el Opus Dei debe rendir cuenta cada año ante el Papa, reduciendo el antes quinquenio que habría ofrecido el santo Juan Pablo II.
El sector integrista de la iglesia católica presiona para provocar la renuncia del Papa, quien a sus 85 años y ahora aquejado por un trastorno de movilidad, lo mantiene en silla de ruedas. A pesar de la animadversión de la derecha de la Curia Romana especialmente, el Papa Francisco aún no renuncia hasta completar su obra reformas de la Curia, (esta entidad desde hace varios años se ha tomado el poder en la dirección de la iglesia católica).
El punto que opacado el papado de Francisco dice relación con las múltiples denuncias de pedofilia y de abusos de poder y de conciencia que recaen el muchas personas consagradas.
El paso dado, a pesar de los obstáculos que ha tenido el Papa, representa un importante cambio en una Curia Romana, dominada por el mundo de los negocios, no siempre “santos”, liderados por Banco Vaticano, en particular: “el bienaventurado de los pobres” se convierte en la “bienaventuranza” de los ricos, que están muy bien servidos por Congregaciones, como la del Opus Dei, los Legionarios de Cristo, y otras más, por medio de sus fieles y sumisos seguidores.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
15/10/2022
Patricio Serendero says:
Excelente denuncia don Rafael. Te temo si que finalmente antes de algunos años el Papa Francisco no estará en su puesto, y la ortodoxia conservadora que domina el Poder en el Vaticano, le devuelva sus preces al Opus Dei. Lo que solo confirmará la decadencia moral extrema de esta institución, creada con otros propósitos por sus primeros militantes, pero que después de dos milenios de acumulación de riquezas y poder , en épocas absoluto, se ha corrompido definitivamente. Como se sabe, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.