Exitosa huelga nacional paraliza Francia
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A partir de las 09:00 (hora chilena), internet da cuenta que toda Francia está paralizada a raíz de la huelga nacional, acordada para el 5 de diciembre de 2019. La clave del éxito de este paro es que las tres Centrales sindicales, la CGT, FO y CFDT se unieron, a las cuales se agregó SNCF y las Redes del Metro de París, (que tiene catorce Líneas); es decir, en general el transporte estuvo ausente haciendo imposible el desplazamiento de los pocos ciudadanos que pretendieron trasladarse a su sede de operaciones.
En 1995, el Primer Ministro en el gobierno del Presidente Jacques Chirac, Alain Juppé, por ese entonces había propuesto una reforma radical de las Jubilaciones y de la Seguridad Social, que fueron rechazadas de plano por los sindicatos; las marchas en París y en las otras grandes ciudades de Francia fueron apoteósicas, y durante tres semanas el Primer Ministro Juppé no quiso dar su brazo a torcer, pero la fuerza del movimiento social lo obligó a ceder. Parecía que la derecha, con esta derrota, había aprendido la lección en el sentido de que debe limitarse a administrar el Estado y abstenerse de proponer reformas radicales.
Emmanuel Macron, Presidente de ese país, se cree “Júpiter”, y no tuvo idea mejor al lanzar la propuesta sobre la reforma al Sistema de Pensiones que, a toda vista, desfavorecía a los más pobres.
Según la propuesta, no se considerarían los últimos sueldos de los tres meses previos a la jubilación, como tampoco aquellos meses en que el postulante había tenido mejor salario, en cambio, ahora se tendría en cuenta el promedio de toda la vida laboral, lo cual perjudica enormemente al trabajador; a su vez, se colocaba un tope del 17% del PIB para el pago de pensiones, así como también se implantaba un sistema de puntos según la esperanza de vida de cada uno de los sectores.
Para contrarrestar el rechazo unánime de su proyecto Macron propuso el fin de los sistemas especiales, es decir, una unificación de la Seguridad Social que, a todas luces, perjudicaba a los trabajadores de Ferrocarriles y del Metro.
A la huelga de hoy se agrega la protesta de los “chalecos amarillos”, (llevan más de un año en marchas continuas sabatinas), además de los estudiantes de todos los niveles, junto con sus profesores, así como también distintas asociaciones de la sociedad civil.
El problema de la manifestación masiva radica en la presencia de los Black Block, preparados exclusivamente para romper vitrinas y promover, por consiguiente, los saqueos; a diferencia de los “chalecos amarillos”, los sindicatos tienen muy buenos grupos de protección y de contención de los manifestantes, sin embargo, con ocasión del paro de hoy, se percibe que habrá dificultades.
El desafío para el Presidente de la República se centra en lograr la reducción temporal del paro, (ojalá limitarlo hasta el lunes próximo, 9 de diciembre), pero de no llegar a acuerdos con los representantes de los Sindicatos, irrumpiría el fantasma de 1995, pero esta vez con más consecuencias negativas, y a Macron no le quedaría otra salida que esperar el fin de su gobierno, impedido política y moralmente de re-postularse para el siguiente período, (al igual que su predecesor, Francois Hollande).
El hilo conductor de protestas tan disímiles es, a mi modo de ver, el fracaso del neoliberalismo, cuyo efecto principal es hacer más ricos a los ricos y, por consiguiente, más pobres a los pobres. Las clases medias, tanto de países desarrollados como los subdesarrollados, ya tampoco son capaces de sobrevivir dignamente, situación agravada por el alza del costo de la vida, (en Francia, como en Chile, alimentarse cuesta más o menos lo mismo, con la diferencia de que, en el país galo, los medicamentos son más baratos, y la Salud Pública, aunque deteriorada, aún es capaz de cubrir la asistencia de las enfermedades. Agreguemos que la educación, en todos sus niveles, es gratuita, así los estudiantes se cuestionen el para qué sirve obtener un título universitario, (por ejemplo, de la Sorbona), si son candidatos a la cesantía o a empleos precarios.
En Francia hay jubilaciones que sólo bordean los mil euros, (un millón de pesos chilenos aproximadamente), suma que hace muy difícil la subsistencia de los pensionados, y muchos reconocen que tienen que recurrir al Seguro Rojo Internacional, (sirvió después de la Segunda Guerra Mundial para alimentar a los hambrientos), o bien, al Seguro Católico, (institución de beneficencia de la iglesia católica). Claro que si comparamos entre los mil euros que reciben los pensionados franceses con los $100.000 que perciben los chilenos hay un abismo.
Tanto el Partido Frente Nacional, que lidera Marine Le Pen, como el Partido Francia Insumisa, de Jean-Luc Melanchon, aparecen como los dos frentes con posibilidades de reemplazar al Partido En Marcha, de Emmanuel Macron. El desaparecimiento del duopolio, el Partido Socialista y Partido Republicano, de la derecha Gaullista, está abriendo paso al clivaje de dos nacionalismos: el Rojo y el Pardo.
En todo caso, el definir las posiciones políticas actuales como de derecha o de izquierda bajo el modelo de la Revolución Francesa hoy carece de todo sentido, pues el quiebre actual se da entre nacionalismo de distintos signos y globalización.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
05/12/2019