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Los alumnos del Instituto Nacional decidieron en una asamblea general y con una masiva concurrencia inédita elegir a un grupo de ellos para redactar un nuevo reglamento del Centro de Alumnos, el cual será sometido a su aprobación mediante un plebiscito final. Se tardaron horas en decidir si el grupo se llamaría Constituyente o Constitucional, si iban a participar alumnos de todos los cursos o sólo los superiores, si participarían los cuartos medios pues como estos egresan no les afectaría el cambio, si votarían también los alumnos suspendidos, etc. Con extensas y doctas argumentaciones en todos los sentidos imaginables. Aburridos finalmente optaron por que participaran todos, sin la exclusión de minorías y por llamarlo con un neologismo como Comisión Consventiyente.
Todos quedaron aparentemente felices y decidieron elegir al grupo de 21 alumnos que redactarían la propuesta de nuevo reglamento. Se presentaron muchas listas además de las agrupaciones tradicionales, los Neotextistas, los Dejarlo Todo Como Está, los Apurones, los Despacito por las Piedras, los Contratodo, los XYZ, los Originarios, los Originales, los CTM, los LTG, los Escúchate a Ti Mismo, los Tú y Yo, los Pelados y finalmente los independientes. Realizada la elección después de una ardua campaña de un mes, que dejó rayados desde los baños hasta la oficina del Rector, los resultados no dejaron contento a nadie, en especial, a los del grupo Dejarlo Todo Como Está, quienes, por cuestiones de necesidad o azar, controlan el Centro de Alumnos, la radio que transmite en los recreos y son hijos en su mayoría de ex alumnos institutanos.
Ellos se han opuesto desde un comienzo a cambiar el Reglamento, y dado su inicial fracaso y la exigua representación obtenida de solo 5 representantes, menos del tercio requerido para oponerse a los cambios, se dedicaron desde entonces a dificultar el trabajo y a desprestigiar mediante todos los recursos de los cuales disponen, lo que hacía el grupo elegido como Comisión Consventiyente, A ellos se sumaron grupos que no quedaron representados como Tú y Yo, y los Pelados (grupo compuesto exclusivamente por el Pelado Marín y el Pelado Zambrano, que acababa además de tener una profunda división entre la corriente de los Pelados intrínsecos o químicamente puros, es decir el Pelado Marín y los Pelados circunstanciales, esto es el Pelado Zambrano).
Todos ellos decidieron presentarse ante el alumnado como los Celestes para diferenciarse de los Rojos que es como califican a los extremistas que quieren cambiarlo todo. Denunciaban que el texto es caótico, que no da respuesta a los problemas reales que afectan al alumnado, que uno de los convencionales es repitente, que otro se come los mocos, que lo único que quieren es capear clases, que quieren cambiarle el nombre al Instituto Nacional, que nunca iban a terminar con un texto, etc. Finalmente se terminó el trabajo y se presentó un texto de propuesta de Reglamento. Tan, pero tan bueno, que quieren copiarlo los alumnos del INBA, del Liceo de Aplicación, del Manuel de Salas, del Liceo número 1 Javiera Carrera, hasta del Saint George, del San Ignacio de Alonso Ovalle y también de El Bosque, incluso las Teresianas y muchos otros. Pero los Celestes, dale que dale, usando la radio en los recreos, machacan y machacan que el texto no dice a quién se le reclamará si no hay papel en el baño, ni aclara si se discrimina entre el curso A y los restantes cursos, que no asegura salir bien en la PSU, que defiende a los overoles blancos, que se busca integrarlos con el Liceo 1, etc., etc. Y todo esto lo hacen teniendo como voceros y figuras a los pelados Zambrano y Marín quienes proclaman a cuatro vientos que ellos querían y votaron por el cambio del Reglamento, pero no por éste que conduce por un camino de enfrentamiento y de división entre los institutanos. ¿A quién podemos creerle?
Por Antonio Elizalde