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Los desafíos que debe enfrentar el Presidente electo Gustavo Petro

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El Presidente actual, Iván Duque, personaje desastroso, que avala los asesinatos cometidos por su padrino, Álvaro Uribe, ´hasta ahora se cuentan seis mil “falsos positivos”´, sumados a los cometidos durante su mandato vigente, ha desconocido todos estos crímenes. En la justicia especial para la Paz los oficiales de ejército y de la policía han reconocido públicamente sus relaciones con los paramilitares y, a su vez, los ex miembros de las FARC han manifestado claramente que los hechos cometidos en los secuestros son de gravedad criminal.

Iván Duque está aprovechando sus últimos momentos para condecorar a cuantos sinvergüenzas de derecha existen y, a su vez gasta, a manos llenas, el dinero fiscal.

Colombia, gobernada por la derecha desde el nacimiento de la República hasta ahora, tiene un largo camino a recorrer para lograr la paz: no basta con desarmar a los grupos facciosos, sino que también es necesario – lo afirma el mismo Petro – ´implememtar un pacto histórico para construir una Colombia humana´.

Los gobiernos de izquierda en Latinoamérica, para gobernar  no la van a tener fácil:




En primer lugar, tanto Gabriel Boric, en Chile, como Gustavo Petro en Colombia, son minoritarios en el Parlamento, por consiguiente, están obligados a pactar con la oposición a fin de realizar su programa de gobierno.

En segundo lugar, la nueva izquierda latinoamericana, a diferencia de la primera, no goza del “viento de cola” del alto precio de las commodities, el cual permitió a los gobiernos progresistas el favorecer algunos programas en favor de los sectores más pobres.

En tercer lugar, Chile y Colombia encabezan un récord  en inflación y en devaluación de sus monedas y, al mismo tiempo se visualiza un estangna-inflación, es decir, un bajo crecimiento económico y alta inflación, el peor de los mundos posible.

En cuarto lugar la derecha, que había fracasado con su campaña del terror, (Colombia y Chile se convertirían en “chilezuela y “colombozuela”, entre otros diatribas), ahora puede especular con el “Armagedón” financiero, comprando dólares y llevándolos al extranjero.

En quinto lugar, hoy no existe la luna de miel que se le concedía a los gobiernos en sus primeros cien días de su mandato: a raíz de la crisis de representación, un Presidente elegido con más del 50%, en apenas un mes su popularidad podría reducirse a menos de un tercio, (es el caso de Boric, en Chile).

Gustavo Petro, que recibirá la Banda Presidencial el 7 de agosto próximo, en el Palacio Nariño, deberá desarrollar e implementar, desde sus primeros días, programas tan fundamentales como la reforma tributaria que deberá recaudar 50 mil millones de pesos, como también una reforma agraria radical, que exige eliminar poder de los grandes gamonales, propietarios de haciendas.

El nuevo gobierno encuentra impostergable la reforma de la Policía, (muy desprestigiada por la represión frente a las manifestaciones populares). Por otra parte, el ejército colombiano que forma parte de OTAN, actualmente su armamento de guerra ha sido financiado con el Plan Colombia”, por parte del Pentágono, desde Estados Unidos, por consiguiente, el nuevo gobierno tendrá que hacer frente a este y a otros problemas que se generen. Los Oficiales colombianos no han tenido necesidad de recurrir al golpe de Estado, pues los gobiernos civiles de los partidos políticos tradicionales los llenan de dinero para que cumpla las funciones que les asigna el DAS.

Durante la campaña presidencial, el general en jefe del ejército, Eduardo Zapateiro, se enmarcó en una polémica con el candidato Petro, líder del Pacto Histórico, y acusó a algunos generales de estar coludidos con el narcotráfico, especialmente, con la mafia del Grupo de Golfo;  también dicho General acusó al candidato de haber recibido dinero en bolsas de basura. El mentado General deliberó, y fue apoyado públicamente por el Presidente, Iván Duque.

En la primera semana de agosto próximo el ahora Presidente electo, Gustavo Petro, deberá presidir una ceremonia, en la Escuela Militar, en que los Jefes del Ejército, recién nominados por Petro, reconocerán la obediencia al Presidente, como el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.

Gustavo Petro reestablecerá las relaciones diplomáticas con el gobierno de Nicolás Maduro, (Iván Duque, junto a Sebastián Piñera, Presidente de Chile en ese entonces, habían reconocido como Presidente a Juan Guaidó, hoy, completamente incapaz, un payaso que, incluso, el Presidente Donald Trump se reía de él).

Venezuela y Colombia tienen una frontera muy importante, que facilita los intercambios de productos de ambas economías. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas favorecería, además, el reingreso de los venezolanos ahora exiliados, cifra que alcanza a más de un millón de ciudadanos.

Hoy, los gobiernos de Boric y Petro, (y, a partir del mes de octubre, el de Lula da Silva), deberán demostrar que la izquierda latinoamericana es capaz de realizar buenos gobiernos.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

19/07/2022

 



Historiador y cronista

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