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Normalizando “la medida de lo posible”

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Los hechos -más allá de las palabras, las imágenes, los símbolos y la manipulación mediática- han ido mostrando la verdadera cara del gobierno de Boric y sus aliados como simples continuadores de la política “en la medida de lo posible”, tan arraigada en todos los ámbitos en nuestro país.

Este gobierno –junto al Plebiscito Acuerdo/Rechazo, los procesos eleccionarios posteriores y la instalación de la Convención Constitucional-forma también parte de todos los instrumentos institucionales derivados del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que contribuyeron a la desarticulación del movimiento social rebelde que a partir del 18 de octubre del 2019 comenzaba a caminar con paso firme hacia la organización popular con carácter de clase y que mediante las más diversas formas de lucha y acciones rupturistas se encausaba por caminos extra institucionales.

El objetivo estratégico principal de todos estos mecanismos institucionales, incluyendo la nueva Constitución, es el de la remodelación, readecuación y fortalecimiento del sistema capitalista de dominación imperante. Los “triunfos en la medida de lo posible” han pasado a ser denominados como “acontecimientos históricos” y constituyen el patrimonio fundamental de los actores políticos institucionales en nuestro país. Argumentos para su aceptación y justificación abundan en la verborrea manipuladora de las y los políticos de viejo y nuevo cuño y un patético ejemplo de “la medida de lo posible” es la campaña que se ha desplegado, especialmente a través de las redes sociales, llamando al Apruebo en el Plebiscito de salida cuando ni siquiera se conoce el texto o el borrador definitivo de la nueva Constitución; “de todas maneras será mejor que la que tenemos actualmente”, argumentan, con el internalizado y aceptado mecanismo de “la medida de lo posible o el mal menor”.

Importantes movimientos, colectivos y organizaciones, como asimismo ex militantes de partidos revolucionarios, que fueron parte activa de la rebelión del 2019, al ver al gobierno de Boric y sus aliados sin la careta transformadora esgrimida durante la campaña política pre electoral se sienten engañados y hasta sorprendidos por las acciones concretas que ha ido tomando a pesar del brevísimo período desde que se instaló en las esferas del poder institucional. El gobierno de Apruebo Dignidad y otros aliados en este breve período ha mostrado sin tapujos su carácter continuador de las políticas que buscan preservar las estructuras fundamentales del sistema de dominación vigente más allá de los discursos utilizados para intentar mostrar una cara diferente.




 

 

Los sectores rebeldes que votaron por Boric, aun cuando no quieran reconocerlo, deben asumir que su decisión de marcar el voto con un lápiz no es inocua y constituye una acción concreta de respaldo al programa de gobierno más allá de que argumenten que votaron “contra Kast”. Ahora, con este bochornoso y turbulento mar de fondo de la coyuntura actual, la tabla de salvación a la que se aferran es la Convención Constitucional, llamando a defenderla a como dé lugar, aunque nuevamente sea otro “mal menor”, porque al parecer para ellos y ellas la palabra convención casi hace rima con la palabra revolución.

La Constitución que emane de allí -que no busca ni puede bajo ningún aspecto “destruir” los cimientos estructurales del sistema neoliberal imperante- se transformará en una hermosa y simple declaración de buenas intenciones, en “palabra muerta”, ya que incluso para llevar a la práctica la profundización de los derechos sociales, políticos y culturales que allí se consagren no solo se requiere que queden enunciadas en esta Carta Magna, sino que además se necesita contar con la fuerza económica, política y social para llevarla a la práctica. Por otro lado, si se emprendieran caminos destinados a terminar efectivamente con el sistema de dominación imperante hay que tener presente que las Fuerzas Armadas y las policías ostentan el monopolio de las armas y -dependiendo de las características que vaya adquiriendo la lucha popular de liberación- no dudarán ni por un instante utilizar todos sus instrumentos represivos para actuar nuevamente en contra del pueblo rebelde.

Los argumentos de la flexibilidad, la táctica política y la utilización de las formas de lucha electorales para destruir el neoliberalismo y derrotar al fascismo, en la práctica concreta y estratégicamente significan consolidar la institucionalidad que estos sectores rebeldes postulaban transformar de raíz durante la rebelión de octubre del 2019, manifestando en ese entonces querer destruir desde sus cimientos el modelo para transformar a Chile en “el cementerio del neoliberalismo”.

Una vez más el modelo de dominación, mediante el inteligente accionar de las élites y el poder político institucional, ha sabido crear los mecanismos e instrumentos necesarios para llevar la lucha de clases al terreno propio, al campo de juego representado por esta democracia “en la medida de lo posible” que tiene la capacidad de limitar los espacios de participación popular a los procesos electorales e institucionales que publicitan cambiar todo, pero que finalmente se traducen en cambios que no alteran las causas profundas de la dominación, la opresión, los abusos y las desigualdades que afectan a las trabajadoras, los trabajadores y los sectores populares en general.

La nueva Constitución y el gobierno de Gabriel Boric y sus aliados son dos caras de la misma moneda, cuyo objetivo estratégico es la consolidación del modelo de dominación capitalista imperante con las readecuaciones necesarias para continuar implementándolo por un buen tiempo más, esta vez con un rostro rejuvenecido, de múltiples colores y pletórico de conceptos nuevos para, como se dice en el campo, embolinar la perdiz.

El Plebiscito de salida se transformará una vez más en una mala copia del Plebiscito del SÍ y el NO del año 88, cambiando esta vez el slogan del arcoíris de la alegría por el de la esperanza multicolor de los cambios.

Así un nuevo “triunfo” del Apruebo -que pienso será lo que ocurrirá el 4 de septiembre próximo- continuará normalizando “la medida de lo posible”, porque otra de nuestras características es la de la “memoria corta” y debido a esta particularidad ya quedaron completamente en el olvido las críticas y el repudio generalizado del pueblo rebelde al Acuerdo Por la Paz y la Nueva Constitución firmado por la clase política institucional en noviembre del 2019. Por lo mismo estos sectores que aceptaron y participaron del camino institucional ideado desde las esferas del poder dominante consideran necesario aferrarse como sea a un nuevo salvavidas que represente una vez más el mal menor o la medida de lo posible.

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 02 mayo 2022



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  1. Patricio Serendero says:

    No hay lucidez alguna en descubrir que el gobierno de Boric es socialdemócrata y por ende no pretende terminar con el modelo neoliberal. Eso lo sabe cualquier estudiante de secundaria bien informada(o). La izquierda solo puede lamentarse por no tener una partido revolucionario. No saca nada con grandes análisis (?) y frases retumbantes de puño en alto, si no es capaz de crear conciencia de clase en los trabajadores. Claro,eso es bien más trabajoso que escribir discursos copiando lo que dijeron los clásicos.
    Ahora, comparar la Constitución Pinochet/Lagos con el articulado ya aprobado en los borradores hasta ahora para la nueva Constitución, y concluir que es un mal menor respecto de la actual, es simplemente un juicio de valor lejos de la realidad. Igualmente decir que no puede uno decidirse porque todavía no se conoce el texto definitivo significa simplemente que no se ha leído el borrador. Tal actitud en verdad favorece a la Derecha. Claro que como cualquier nueva Constitución dependerá de leyes que la implementen. Claro que también dependerá de verdaderos gobiernos de izquierda con voluntad política para implementarla. Y claro que es capaz que tengamos que esperar mucho tiempo para que eso ocurra. Pero no puede ser un mal menor dejar toda una puerta abierta a eventuales transformaciones estructurales en el futuro.

  2. Gino Vallega says:

    Varios de los capítulos que parece irían a plebiscito de salida, difieren bastante de la ley de Moraga.Guzmán.Pinochet.Lagos….. ahora, que no se puedan implementar o no se quieran implementar, es harina de otro costal, pero , ser negacionista de la CC como expresión popular amplia ( lamentablemente parece empezar a ser manejada por los partidos30años) no ayuda a enfrentarse a la comunidad y autoridades en los problemas nacionales pedidos en Octubre. Un pueblo con 50 años de mala educación cívica no puede zafarse de sus problemas en un año de adversas gestiones para esa posibilidad tan limitada. La nueva constitución puede ser un paso adelante…..si los gobiernos dan dos pasos atrás, no culpen al pavimento.

  3. Felipe+Portales says:

    En realidad, muy triste el gobierno de Boric. Además, con una ministro del Interior que, como dicen ahora, «da jugo»; y con un ministro de Hacienda que satisface completamente a los grandes grupos económicos y a las asociaciones de grandes empresarios…

  4. Agradezco al camarada Correa Camiroaga por su lucidez. También el comentario de Cuyul me parece que porta lucidez. Difiero del primero en la conclusión. El 4 de septiembre debe ser la culminación de un proceso de movilización de masas para echar abajo al gobierno. Esa es la tarea. La autoorganización por la base deberá emerger como lo hizo entre oct-dic 2019, esta vez con más fuerza (asambleas territoriales pero esta vez vinculadas a los centros de trabajo)

  5. Felipe+Portales says:

    Mientras no descorramos el velo del engaño en que estamos sumidos desde 1989, será muy poco lo que podremos avanzar. Y en este sentido, Boric -como era totalmente previsible- está representando el sexto gobierno concertacionista-nuevomayoritario. Y claramente la «nueva Constitución» no será democrática, ya que en la Convención que la elabora y aprueba es la minoría la que manda, en virtud del antidemocrático quórum de dos tercios. Todo esto no significa «hacernos los lesos» con que un eventual triunfo de Kast habría significado que todos los criminales de lesa humanidad de Punta Peuco estarían ya en libertad…

    • Serafín Rodríguez says:

      Por favor, Profe! No se equivoque! Donde identificó al gobierno de Boric como «el sexto gobierno concertacionista-nuevomayoritario» tiene que tener en cuenta que en realidad es «minoitario» pues no resultó electo con votos propios sino que por la avalancha de votos contra Kast. Lo correcto es decir que es «el sexto gobierno concertacionista-nuevomayorista» pues venden a granel de un cuanto hay en su repertorio de ofertas que, según las encuestas, la ciudadanía no está comprando y que en realidad nunca compró porque no votó mayoritariamente por él. Las primeras encuestas de marzo-abril le eran relativamente favorables porque se le quiso dar el crédito de la duda pero pronto comenzó a disminuir seriamente su aprobación y a aumentar el rechazo. De Presidente está quedando reducido a Presidentito! Y como no le da para mucho, ni cuenta se da! Y si por alguna casualidad se da algo de cuenta, le resulta fácil simular que se hace el leso.

  6. Serafín Rodríguez says:

    La mejor estrategia para derrotar pacíficamente a los movimientos populares es arrebatándoles sus banderas de lucha y teminar bajándoselas. Esto es exactamente lo que se hizo con el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución y su implementación a través del correspondiente plebiscito y la instalación de la CC.

    Querían una nueva Constitución? Ahí la tienen! No ven lo linda que se ve en la letra, de pe a pa, especialmente en cuanto a derechos sociales? Voten y apruébenla pues nos estamos jugando por ella, como dijo el Presidentito! Ya veremos cuánto de ella implementamos si es que así decidimos y hay plata!

  7. Sergio Cuyul says:

    Muy de acuerdo con el artículo. A eso habría que agregar que el movimiento popular primero perdió al Partido Socialista y ahora perdió al Partido Comunista y, peor aún, estos se han transformado en bastiones del neoliberalismo. Años atrás era imposible pensar que los comunistas iban a ser aliados alguna vez de personas como el gatopardo de Boric . Con razón Nicanor Parra decía que la derecha y la izquierda unidas jamás serán vencidas… Y esa Vallejo con la Cariola son de lo peor de la pequeña burguesía, Decía Pier Paolo Passolini que la burguesía no es una ideología sino una enfermedad…

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