Chile Nuevo Ciclo

Hacer es la mejor manera de decir [1]

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En el mejor de los casos lo que sucedió hoy es el inicio de un tiempo diferente. Será cosa que los que deben hacer lo suyo para ese efecto tomen las decisiones correctas y entiendan el tiempo en que vivimos.

Y me refiero a la izquierda crítica.

Ya se sabe. De no haber sido porque ese por millonario torpe que hoy deja La Moneda ofreció sacrificar la Constitución en vez de renunciar, la cosa sería hoy de otro color.

Convencido en su mente trastocada por la codicia que la derecha podría ganar la Convención, debió morder el polvo de la derrota y vivir para ver que el suyo fue el peor gobierno que ha tenido la vapuleada historia de Chile.




Lo que ya es mucho.

Gabriel Boric ha dado juiciosas muestras de cercanía y de naturalidad humana en una esfera en que la pomposidad y el clasismo arraigado en las instituciones hacían lo suyo. El expresidente de la FECH pone la cosa en una escala más humana y razonablemente democrática.

Desde el barrio que eligió para vivir, lo que lo hace mi vecino, hasta la erradicación de la corbata, pasando por lo paritario y feminista, son señales que operan en lo simbólico y que se agradecen.

Pero como se sabe, ya antes de asumir su propio programa Boric había mutado desde la primera hasta la última versión, quedando a firme un texto que no ofrece mucho desde las expectativas compresibles de la gente.

Más aún: será duro gobernar con la derecha criminal, egoísta, odiosa y cruel como sus infranqueable oposición. Agréguele el hecho que muchos ministros y altos funcionarios vienen de la cultura concertacionistas de la que no se puede esperar nada bueno.

Sin ir más lejos, son los responsables de los treinta años.

Es en este punto en que la izquierda, lo que quede de ella, debe detenerse a pensar el contexto que genera esta parte de la historia.

¿Oponerse a la gestión Boric o apoyarlo? ¿Darle con el mocho del hacha o defenderlo? ¿Construir una opción nueva que desafié todo lo que hay o seguir criticando?

Como en todo, los grises intermedios lo explican mejor: este no es un gobierno de derecha ni tampoco es uno que se proponga avances muy progresistas, ni qué decir revolucionarios.

Desde el punto de vista de quienes queremos un proceso de real democratización del país, este tiempo debiese facilitar el desafío de levantar proyectos de otro tono, color, perspectiva y horizonte.

Serán cuatro años en que la izquierda crítica debiese aprovechar el tiempo y las mejores condiciones que ofrecerá este gobierno para impulsar luchas por cambios más profundos y a la vez, y por lo mismo, desarrollar iniciativas unitarias asentadas firmemente en la realidad y no en los delirios y las especulaciones.

No olvidemos que gobernar con quienes vienen directamente del corazón concertacionista deberá tener su efecto en las contradicciones internas y sobre todo en la percepción de la gente.

Y en su rabia.

La unidad del pueblo no es tanto solo cosa de la voluntad de la gente como de la agudización de la lucha de clases, entendido ese proceso como aquella tensión que genera la lucha por el poder entre los poderosos versus sus víctimas.

Este tiempo debe permitir/obligar a la izquierda crítica a rearmarse de más conceptos, proyectos y dirigentes, de más contradicciones, decisiones y voluntades.

Quedarse solo en la crítica y en el denuesto no hace avanzar ni un milímetro. Tal como no contribuye en nada insistir en exigencias que el nuevo presidente no tiene por qué asumir: no quiere ni puede.

¿Quiere algo diferente para el país? ¿Quiere justicia para el pueblo? ¿Quiere un país menos desigual, más justo y bueno con su gente? ¿Quiere que en Chile imperen los derechos sociales y no el mercado?

Entonces levántese y haga la pega. Es lo que hizo Boric y su gente, sin ir más lejos.

 

Por Ricardo Candia Cares

 

[1] José Martí.



Escritor y periodista

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  1. Felipe+Portales says:

    Creo que lo «más duro» será gobernar con un PS que hasta el momento ha tomado decisiones en la Convención que le impedirán a Boric disponer de una legítima mayoría parlamentaria. En efecto, al votar en la Comisión respectiva en contra de la eliminación del Senado estará impidiendo aquello. Porque al lograrse los dos tercios en el pleno (para lo cual el PS será decisivo) en función de aquello (o disminuyendo sustancialmente las facultades del Senado) se tendrán necesariamente que producir nuevas elecciones de dicha cámara. Elecciones que obviamente harán que el 55% que eligió a Boric en la segunda vuelta se trasunte en una mayoría senatorial. Y si ello no se hace, se garantiza para los próximos cuatro años la situación actual, esto es, la mayoría de la derecha en el Senado; con lo que tendríamos que olvidarnos completamente de las reformas profundas al sistema prometidas por Boric. El PS tiene la palabra…

  2. Patricio Serendero says:

    Nada más cierto. La izquierda socialista debe dejar la crítica fácil de lapiz afilado y ponerse a trabajar. Crear un proyecto y un Partido de Izquierda cuyo objetivo sea el Socialismo. Basta mirar la Europa socialdemócrata hoy subyugada a EEUU y la NATO en una guerra entre capitalistas por el gran negocio del gas y el petróleo donde el pueblo de Ucrania paga los pesados costos de la invasión para entender que cualquier versión del Capitalismo es inhumana. Solo el Socialismo puede traer la paz, bienestar y dignidad a los pueblos y restituir a la Naturaleza lo que le es propio. Alguién dispuesto(a) a crear una plataforma y comenzar a discutir y crear?

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