A una semana de la elección
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Menudo dilema. De no haber sorpresas o maniobras de última hora, en segunda vuelta Gabriel Boric, debería medirse en contra de José Antonio Kast o de Sebastián Sichel. A causa de la cantidad de postulantes a la presidencia, es legítimo pensar que no surgirá un vencedor el 21 de noviembre. Hay demasiadas dudas en el votante, vacilaciones, donde campea la incertidumbre. ¿Cuántos han leído los programas de los postulantes a la presidencia? Los arrullos de las candidaturas, expresados en distintas tonalidades, no le permite al votante, escuchar con claridad el mensaje.
Mientras el programa de Gabriel Boric asume las urgencias que se deben aplicar en un gobierno progresista, democrático y amigo del pueblo, el de José Antonio Kast ofrece soluciones de pesadilla. En él se entrega la economía a tecnócratas, amantes del desenfrenado capitalismo. Junto a la militarización de Chile, donde se percibe un estado policial, unido al control de las libertades básicas. ¿Rumbo a la censura y al control de la prensa? En tanto, Sebastián Sichel, ofrece las fracasadas recetas de Sebastián Piñera, su profesor de ética.
Este martes, en un programa de TV, Daniel Jadue, alcalde de Recoleta, expresó que J. A. Kast “Es el niño símbolo de la dictadura”, que se compromete a entregar el cobre a siete familias. ¿Son las mismas familias dueñas del litoral? La generosidad de este candidato militarista y beato, sobrepasa a la que tuvo Sebastián Piñera con su propia familia, quien ahora por mercachifle, se halla en el umbral de ser defenestrado.
Sebastián Sichel ha revivido a causa de los últimos desaciertos de Kast, lo cual le ha vuelto la esperanza a Chile Podemos+, congregación de beneficencia privada. En calidad de galán de telenovela, parecía ser el elegido por la oligarquía, que observa aterrorizada, cómo se enreda la elección, entre sus dos amores. Ahora se advierte una cerrada y reñida contienda, voto a voto. Vencerá quien exhiba los necesarios atributos, para hacer revivir a nuestro país. Postrado por la negligencia de un gobierno miope, dirigido por infelices y ladrones, actividad que ejercen de maravillas. Así, la futura administración, y no dudo que será Boric y su equipo, encontrará infinidad de tareas que, sin tardanza debe cumplir, pese a los escollos. En cada puerta de los ministerios debería ponerse un cartel donde diga: “Estamos aquí para trabajar, no para robar”.
Este jueves en la ENADE, donde concurrió el gran empresariado, Gabriel Boric anunció que en materia tributaria quienes ganan más, «deben pagar más impuestos» y la «evasión y la elusión deben terminar». Y Piñera en esa misma instancia expresó: “Lo que más me preocupa es el grave y acelerado deterioro de la calidad de la política”. Al menos es sincero al reconocer su culpabilidad.
Hay urgentes tareas para ser realizadas por el futuro gobierno. Sueldo mínimo, que represente una canasta básica; educación gratuita y de calidad; vivienda digna y salud universal. Que la cultura y el arte florezcan. ¿Y por qué no volver a nacionalizar el cobre? Adiós a las ISAPRES, AFP, Cajas de Compensación, entre otras instituciones mafiosas, ideadas en dictadura, dedicadas al lucro — ¿o estafa? — a costa del cotizante. Por desgracia, los gobiernos de la Concertación, ejecutaron al tuntún sus obligaciones políticas y las grandes tareas, fueron soslayadas, enterradas en el olvido. Realizaban cambios vinculados a la cosmética, sin ir al fondo de las soluciones, temerosos de enfrentarse a una nueva dictadura cívico-militar.
Arma que la derecha utiliza por tradición, y ahora, la revive Kast en su programa belicista. El viernes, manifestó a la prensa extrajera: “Pinochet hizo elecciones democráticas, y que los opositores no fueron encarcelados. Que la Constitución de 1980, contenía toda la transición a la democracia”. Este postulante del Frente Social Cristiano, escupió su ira y desprecio hacia un país que acogió a su familia migrante. ¿Y dónde deja a los torturados, asesinados, exiliados y desaparecidos? ¿Hubo libertad de expresión? ¿Derecho a protestar? Chile sufrió 17 años de oprobiosa infamia y muerte, donde el hambre y la miseria recorrían el país; y José Antonio Kast lo sabe. Que ahora lo niegue, se incluye en su estrategia política, empeñado en encantar a las viudas de Pinochet, financistas y autores de su programa. Maniobra, que quizá termine por hundirlo y se convierta en una estrella gaseosa, devorada por un agujero negro.
¿Y si Yasna Provoste, en medio del guirigay crece y desplaza a uno de los tres favoritos? El domingo saldremos del empacho.
Por Walter Garib