Sucesos en territorio mapuche: estamos todos en peligro
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Las fuerzas armadas chilenas no hacen nada diferente a lo que han venido haciendo desde el año 1861, cuando por la imposición de los poderosos de la época el ejército avanzó sobre aquellas feraces tierras que, según el Mercurio de entonces, eran mal aprovechadas por los salvajes que las habitaban.
Lo que sucede hoy en esas tierras usurpadas y reclamadas desde siempre por sus legítimos ocupantes, un mapuche abatido y otros gravemente heridos entre los que se cuenta una niña de nueve años, no difiere mucho de lo que viene pasando desde hace más de siglo y medio.
Los soldados de la patria otra vez apuntan sus fusiles hacia los más pobres y despreciados de la sociedad de la manera más cobarde como lo atestiguan testigos directos y víctimas.
¿Cómo serán formados esos oficiales? ¿Cuáles serán sus horizontes éticos y sentido de patria en los que son educados en sus endogámicas academias?
De pronto parece como si un ejército extranjero estuviera en un proceso de ocupación de un territorio enemigo. Tal ha sido el trato con sus connacionales.
No ha habido matanza ni cobardía suficiente que los haya hecho mirar con ojo medianamente crítico su rol en la historia, su disposición para salvar al poderoso, para subordinarse al millonario, para ser peones de los prepotentes de todas las épocas, justificados en sus doctrinas que son tomadas como verdades inmarcesibles.
Ha sucedido siempre que luego de las numerosas matanzas en las que han apuntado con ojo de patrón a los desarrapados que protestan, se sumergen en el silencio y se parapetan en principios discutibles y de sospechosa legitimidad.
Piñera debe responder.
La irresponsabilidad presidencial se la ha jugado por militarizar el territorio mapuche con un saldo trágico y peligroso que aleja toda opción de solución.
La información errada, confusa, incompleta y tendenciosa que ha entregado inicialmente el gobierno luego de los luctuosos sucesos en el camino a Tirúa, dan cuenta de la completa ineptitud gubernamental que linda en lo criminal y amerita que sea incoada una denuncia en tribunales internacionales.
Para decir las cosas como son: las fuerzas armadas siguen siendo herramientas no del país y de todos sus habitantes, sino de los ricos, de los poderosos, de los dueños de todo.
Las fuerzas armadas hacen del patriotismo un vehículo mediante el cual intentan exacerbar un sentido de cuerpo en sus tropas. Conceptos como la bandera, la patria, las fechas de las batallas significativas, los héroes uniformados, el sagrado del territorio, apuntan a justificar todo lo que no cabe en esas ideas abstractas y desprovistas de real sentido de patria.
Juran dar la vida si fuera necesario para defender la patria, mientras en sus propias barbas potencias extranjeras se llevan la riqueza que desde el punto de vista de una real sentido de la defensa, resultarían estratégicas.
Pero asisten entusiastas para disparar cobardemente en contra de gente desarmada que no hace sino reclamar lo que le fue usurpado.
¿Habrá soldados profesionales, honorables, con un correcto sentido de lo patriótico y con vocación de servicio que se pregunten cómo se llega a disparar a civiles desarmados como lo demuestran testimonios indesmentibles luego de su última “hazaña” contra hombres, mujeres y niños en Tirúa?
¡Alerta! Estamos todos en peligro.
Por Ricardo Candia Cares
Gino Vallega says:
Piñera llama a la sedición , llama a la represión de aquel que piensa en Chile y no en sus bolsillos y las auto regalías ; las armas que defienden a la oligarquía amedrentan a los parlamentarios y jueces y todos callan cuando los militares asesinan pobres campesinos mapuche. Mientras se trata de crear una nueva constitución , se fragua el golpe que defenderá a Pinochet y sus esbirros.