En su mes aniversario se reactiva el estallido
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 16 segundos
En el segundo aniversario de su inicio el estallido social no tiene por qué diluirse ni apagarse: consiguió lo principal en cuanto está en desarrollo la Convención Constitucional que culminará con la promulgación de una nueva Constitución Política el próximo año, pero en lo inmediato hay múltiples razones para que se mantenga activo y luchando en favor del pueblo postergado.
Todavía rige la Constitución pinochetista, hay un modelo neoliberal depredador y un mercado abusivo que lucra a destajo con las necesidades de la población, los derechos básicos ciudadanos permanecen secuestrados, relucen con soberbia lacras como la desigualdad y la discriminación, la solidaridad y la justicia se extraviaron en el tiempo, y con frecuencia se conocen nuevos casos de corrupción de los poderosos en detrimento de los sectores desposeídos.
Hasta ahora no ha bastado la fuerza de la rebelión popular para disminuir los escandalosos niveles de inequidad que prolongan la concentración económica de una minoría privilegiada y para emprender una profunda reforma tributaria que dé comienzo a la redistribución de la riqueza mediante impuestos a los superricos que controlan el país y a las transnacionales que explotan en su beneficio los recursos naturales que pertenecen al Estado chileno.
Porque ahí está el corazón del modelo no ha sido tocado el sistema de las AFP, que actualmente están ganando sobre mil millones de pesos cada día y que entregan pensiones miserables a los jubilados. La movilización de millones de personas bajo la consigna “No más AFP” ha sido insuficiente para doblegar el más fuerte pilar del régimen económico impuesto por la dictadura, el que inexplicablemente continúa arruinando a la tercera edad hasta estos días.
También es inaceptable que en plena crisis se prolonguen los despilfarros que favorecen a las Fuerzas Armadas. Estas son financiadas por el Estado en su exclusivo régimen previsional – con jubilaciones a sideral distancia de las que percibe el resto del país – y en su innecesario armamentismo como si Chile estuviera al borde de una guerra incluyendo perfeccionamientos en el extranjero, todo tipo de onerosos ejercicios bélicos y hasta en sus polémicas paradas militares de elevado costo.
Todo ello gatilló la gran protesta social a partir del 18 de octubre de 2019, que luego fuera atenuada por la pandemia del coronavirus. Desde entonces las penurias de la gente se han acentuado por una interminable sucesión de acontecimientos adversos al mundo popular castigado implacablemente ante la mirada indolente de La Moneda.
Chile no cuenta con una efectiva red de protección social, y son muchas las familias que se encuentran en la indefensión. Los cientos de miles de despidos y el aumento vertiginoso de la cesantía no alcanzan a ser compensados por las políticas gubernamentales cicateras, sus pequeños bonos y su ayuda insuficiente que no contrarrestan en lo más mínimo los efectos devastadores de una inflación sin techo.
En estas circunstancias el pueblo no puede dejarse estar ni volver a adormilarse: es su deber movilizarse permanentemente, sin tregua, ni dejarse manejar por partidos que solo buscan votos y su propio beneficio. La reactivación de la rebelión popular se espera en este escenario, donde aún están en pie barreras insalvables que impiden a las mayorías acceder a condiciones básicas para una vida digna.
La desigualdad en sus múltiples facetas es advertida fácilmente por organismos internacionales, pero ni los gobiernos de la transición ni el Congreso ni los partidos han sabido abordar este problema vital. Mucho menos dimensionar la magnitud del malestar social que se reproduce día a día.
En la sociedad chilena hay unos pocos con demasiado y la mayoría con demasiado poco. Es la hora de volver a salir masivamente a las calles para marcar presencia y reclamar por tanta injusticia que se prolonga con la indignación acumulada durante la vigencia del modelo atentatorio contra la ciudadanía.
Este nuevo aire del estallido social conmemorará el segundo aniversario de las multitudinarias manifestaciones callejeras antisistémicas. Coincidentemente para este 18 de octubre está fijado el inicio de la redacción de la Constitución democrática que consagrará los anhelos populares.
Por Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso
juan rulfo says:
BORIC , Y SUS CAMARADAS NADA DICEN DE LOS VALIENTES , HEROES DE LA PATRIA QUE DESPERTARON A TODOS LOS CHILENOS , ES VERGONZOSO QUE O DIGAN NADA AL RESPECTO…… COMPATRIOTAS NO DEBEMOS CERRAR LOS OJOS A ESTA SITUACION DE UNA INJUSTICIA ENORME Y BRUTAL…. AL IGUAL QUE LOS MONTAJE QUE REALIZA LAS FUERZAS POLICIALES EN LA ARAUCANIA….. VERGONZOSO