Pedro de Valdivia indeseable vecino
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Día a día Irací Hassler, flamante alcaldesa de Santiago, tiene que observar la escultura ecuestre de Pedro de Valdivia. Desde su oficina o cuando en las mañanas arribe a la Municipalidad. No va a experimentar simpatía alguna al encontrar al cuestionado personaje de nuestra historia. Conoce sus malandanzas de buscador de oro, movido por la codicia. Ni hablar de las matanzas de aborígenes que realizó, apenas puso sus botas en nuestro país. Obsesionado por la voracidad y espíritu de conquistador extremeño, le permitieron subyugar al pueblo.
En un sector de la Plaza de Armas enfrentado al municipio, el capitán español observa hacia la Catedral. Enhiesto en su cabalgadura, la cual no tiene riendas. Símbolo destinado a expresar que todo le está permitido. En esa actitud soberbia, rinde pleitesía a Dios y al rey de España, por haberlo designado conquistador de esta región de América. Cuantas tropelías ejecutó para exterminar a los aborígenes, fueron olvidadas en beneficio de la historia. Como el hecho de olvidar contribuye a la paz, debe privilegiarse la postura. Se cuenta que debido a la urgencia por entregar en meses la escultura, el artista español Enrique Pérez Comendador, utilizó el modelo de un caballo, destinado al dictador Francisco Franco. Lo juzgó un homenaje. Cualquiera puede montar un caballo, sea un infeliz o un gentilhombre, pues el equino ignora a quien transporta.
En Inglaterra, donde los esclavistas menudeaban en los siglos pasados y se enriquecían junto con los banqueros y la monarquía, hace unos años se produjo un episodio de protesta. El grupo Black Lives Matter de Bristol en un soberano acto, arrojó al río Avon la estatua de Edwards Colston. Después las benévolas autoridades, al servicio del poder y amigas de la supremacía blanca, procedieron a trasladarla a un museo. ¿Quién era este personaje llevado al bronce, al cual hacían nadar después de siglos? Se trataba de un comerciante inglés que traficó miles de esclavos. Como eran de raza inferior y vivían en África, debían servir al amo europeo. A Edwards Colston se le reconocía por filántropo, benefactor e incluso, impulsor de la cultura. Como los esclavos eran extranjeros de raza negra y no tenían alma, se les consideraba objetos mercantiles. En el viaje a América, en los barcos que los transportaban, apenas si les daban de comer. Si se enfermaban, los arrojaban a la mar.
El río Mapocho se desliza a cuadras de la plaza de armas de Santiago. Esta generosa proximidad es un incentivo, para arrojar a Pedro de Valdivia al río, incluido el caballo de Francisco Franco. La escultura bien puede ser una obra de arte, sin embargo, cuando se halla al servicio de las injusticias en todas sus facetas, pierde dignidad. Se convierte en maldición.
Avenidas, plazas y otros sitios llevan el nombre de Pedro de Valdivia, incluida la bella ciudad de Valdivia. A nadie se le ocurriría ponerle Belcebú, Satanás o Judas Iscariote a una plaza o a una calle. Representan la ficción y ahí se desliza la crítica a nuestra sociedad. Pedro de Valdivia es un pésimo ejemplo entre tantos canallas venerados, donde la maldad y la codicia, rigen la vida de ciertos hombres. En Barranquilla, ciudad colombiana derribaron una estatua de Cristóbal Colón, al grito de “Colón asesino”. ¿Piensan después promover el cambio del nombre del país, el cual hace alusión a Colón? Y para completar tanta furia contra el abuso de la dominación europea, también derribaron las estatuas de la Reina Victoria e Isabel II de Inglaterra en Canadá, al encontrarse tumbas clandestinas de niños indígenas, asesinados por sus custodios.
El profesor y presidente peruano, Pedro Castillo manifestó, que no piensa gobernar desde el Palacio Pizarro, pues se debe romper con los símbolos coloniales. También en Nueva Zelanda el partido Maorí, solicitará el cambio del nombre del país por Aotearoa. En México a modo de corolario, la estatua de una mujer olmeca, sustituirá a una de Colón en el Paseo la Reforma, a quien se remitirá a un lugar secundario. Esto empieza a entonarse.
Por Walter Garib
Carlos says:
Solo un idiota ignorante y resentido, aupercibido como algo que no es (ya que probablemente sea winka como todos los zurditos abajistas), podría escribir semejante panfleto de odio para envenenar mentes. Pedro de Valdivia PADRE DE CHILE ahora y siempre burguesitos rebeldes, hay que hacerse cargo de la historia y portarla con orgullo, tristes seres acomplejados.
Hector Felipe Ortega Verbal says:
Quien impuso la estatua de Valdivia en la Plaza de Armas ?..la oligarquia chilena,heredera de los latifundistas.de los terratenientes, de los pro imperialistasnt4,,ahora la nueva alcaldesa tiene la oportunidad de retirarla, seguramente se van a oponer los «momios-as»,ese fue un obsequio de una n organizacion española,