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¿Qué pretende la Derecha? ¿Cancelar la Democracia?

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Con las acciones y hechos provocados por la Derecha en el Parlamento, en el Gobierno y por el propio Piñera uno se puede preguntar consecuentemente a dónde quiere llevar al país la clase dominante.

Es cuestión de revisar algunos de estos hechos: los sucesivos envíos de proyectos de ley al Tribunal Constitucional (TC) por parte de Piñera, como son el segundo retiro del 10% de las pensiones y la anulación de la infame Ley de Pesca de Longueira, la represión campante al pueblo en la calle por parte de Carabineros, los reiterados perdonazos fiscales a los grandes empresarios, o de discutir siquiera un proyecto de ley para el uso del agua como bien nacional de uso y propiedad pública, la negativa hasta ahora de no consultar a los pueblos originarios para escaños en la constituyente sumado al engaño del Acuerdo Por la Paz del año pasado, la intransigencia actual del duopolio a cambiar la regla de los ⅔ donde el bombo no lo lleva la Derecha-Derecha sino que la “oposición” y por último entre otros el escándalo de la triangulación de dinero de la AFP Habitat donde está metido nuevamente Piñera.

Lo que va quedando clarísimo a los ojos de la gente en el accionar de la clase dominante y sus mandatarios en en Parlamento es que  ellos están cerrando todas las salidas legales al Pueblo para resolver ahora mismo los urgentes problemas sociales y económicos de cientos de miles de cesantes y pobres y para darse una constitución democrática en el futuro próximo. Va quedando claro que ellos están cancelando todas las posibilidades de una solución pacífica a los grandes problemas del país.

Más aún, se diría que existe una especie de provocación y porfía ideológica. Provocación para mantener y acentuar los niveles de explotación cuando se ve que el presupuesto del 2021 no tiene ninguna ayuda seria para los trabajadores, en un país donde la pandemia ha dejado mas de 2 millones de cesantes. Cesantes despedidos por las empresas cuando no consiguen vender productos y servicios o simplemente reducen sus utilidades demostrándose una vez más que sin los trabajadores no hay creación de riqueza y por lo tanto no tiene sentido mantener la fábrica o el negocio abiertos.  No es sino porfía ideológica dependiente del capital foráneo ver como se reducen fuertemente los presupuestos para educación e investigación, ambas ya deficitarias antes de estos nuevos cortes, cerrando la puerta a un desarrollo independiente científico y tecnológico sin el cual se sigue hipotecando por décadas la independencia económica del país. Ellos, que justamente dicen amar a su país y se colocan una banderita chilena en la solapa.




La represión al pueblo chileno y al pueblo mapuche ocurre de manera brutal y sostenida,  independientemente de los cambios en las jefaturas de Carabineros. Ya habrán comprendido chilenas y chilenos que esto no es un problema solo de este o aquel General. Los Carabineros están ahí para apalear, cegar, torturar, violar y matar al pobre, al joven, al estudiante que reclama en la calle. Esa ha sido siempre su labor. Solo en una sociedad de cuño distinto es que se podría esperar una policía también distinta. La Policía actual es una verdadera policía política del régimen. Además de la represión brutal, utiliza diariamente centenas de agentes de civil y automóviles anónimos para detener, denunciar, proporcionar pruebas y testigos falsos además de provocar desmanes públicos que después son atribuídos a los manifestantes. De la misma manera, la Justicia chilena sigue siendo una justicia de clase. Un muchacho de la revuelta popular ha sido condenado a 7 años de prisión por desórdenes y quemar una banca de una iglesia. Siete años! Los camioneros que paralizan con barricadas las autopistas son llamados a dialogar y un grupo armado de ultra-derecha es considerado inocente puesto que sus miembros utilizan solo “utensilios” en las palabras del Gobierno.

En el contexto de una sociedad donde cientos de miles están permanentemente en las calles – que en el caso de Santiago se han practicamente tomado Alameda desde la Plaza de la Dignidad hasta la propia Moneda – , una minoría sigue gozando y abusando del sistema por los privilegios que obtiene mediante la explotación del trabajo, donde se deja que la pandemia mate diariamente personas sin que el sistema de Salud reciba un peso más de ayuda, donde el gobierno de turno del duopolio vive en una realidad paralela y es insensible al hambre y la desesperación. ¿qué soluciones posibles tiene el Pueblo?

¿Será que la Derecha tiene también miedo que incluso en la elección de convencionales de repente los opositores al continuismo de la constitución Pinochet-Lagos obtengan los requeridos y poco democráticos ⅔ de sus miembros para así redactar una verdadera constitución democrática?  Cuales son las hipótesis que baraja la clase dominante si tal ocurriera? Ellos están seguros que no será así y la historia electoral les da la razón. Pero igual existe una posibilidad – por remota que esta sea – que no lo consigan. ¿Y no será que el miedo a esa pequeña posibilidad los hace incurrir en provocaciones diarias a los trabajadores con vistas a que el Pueblo se levante finalmente con violencia y ellos poder recurrir nuevamente a las FFAA como último bastión del neoliberalismo?

 

La diputada Jiles

De que tienen miedo no hay duda. Miedo que expresa también la clase política incluida la ex Concertación y el Frente Amplio. Toda la escena hecha con el retiro del segundo 10% impulsado por la diputada Jiles que aparece ahora muy alto en las preferencias presidenciales según las encuestas, desató el pánico en el Partido del Orden y el Gobierno. Eso les echaría a perder todo el plan de la Democracia del Tercio. Plan que supone que Piñera consigue terminar su período presidencial – algo cada vez más difícil – y de hacer elegir nuevamente un Presidente de Derecha. Todavía peor, la diputada se coloca claramente fuera de la lógica de las mafias parlamentarias. Corre por fuera del establishment. Su candidatura sería una gran piedra en el zapato. La propuesta de Piñera – un plagio total apropiándose de la idea del proyecto- finalmente votada inequivocamente por diputados y senadores mostró claramente el contubernio. No se trataba de mejorar la entrega de este 10%. Nada de eso porque los intereses de los trabajadores los tiene sin cuidado. Se trataba de la vieja maniobra política de quitarle a la diputada Jiles el ser la promotora original del proyecto del 10% con lo cual obviamente ella subiría aún más en las encuestas, brújula principal de todo político en el capitalismo. Este patético episodio de paso nos ha mostrado también los verdaderos intereses de la clase política como tal clase. Lucha por su propia existencia e intereses. Los intereses de los votantes que los pusieron allí y los cuales les pagan millonarios sueldos no cuentan. Solo cuenta la lucha por permanecer en el Congreso administrando directa o indirectamente el aparato del Estado.

¿Será que – repetimos – en su afán de mantener el Poder la clase dominante estaría dispuesta a imponernos otra era de Dictadura eliminando así la remota posibilidad del Partido del Orden ser democráticamente derrotado y terminar con una Constitución que no acepta?

Debemos todos tener claro que si el Pueblo se levanta masivamente – y aumentan las posibilidades de que eso acontezca -, no solo habrá represión y matanza de los trabajadores y supresión de todas las libertades ciudadanas, sino que todo el proceso de la nueva constitución será enviado al olvido, terminándose así para la clase dominante el riesgo de perder el control y tener que lidiar con una nueva constitución que les cortaría fuertemente todos sus privilegios, comenzando por las cuestiones económicas determinadas por el principio de subsidariedad, llave rectora del reinado sin contrapeso de la empresa privada en todos los ámbitos de nuestra vida ciudadana.

Las próximas semanas y meses (el tiempo político corre por estos días y la situación cambia rápidamente) dirán si estas hipótesis se verifican y cual será el camino que seguirá la clase dominante en su afán de conseguir mantenerse en el poder. Los antagonismos de clase han llegado hasta este punto. El problema del Poder ahora se plantea con mucha más claridad a los ojos de chilenas y chilenos. O es la clase dominante que lo conserva e impone sus intereses por sobre aquellos de los trabajadores, o es el Pueblo trabajador que lo gana para resolver los problemas del 80% de las y los chilenos. Una cosa sí es cierta. No se necesita mirar y observar mucho para saber que la Derecha nunca dejará el Poder democráticamente. Nunca. Toda la Historia lo confirma porfiadamente.

Que el Pueblo lo tenga muy claro.

 

Por Patricio Serendero



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  1. Felipe Portales says:

    Concuerdo en general con el artículo, pero creo que el título se demasiado optimista. Chile con sus instituciones heredadas de la dictadura no califica para ser considerado una democracia. Así que no le veo sentido a la idea de que la derecha (¿y por qué no hablamos mejor de las dos derechas, que fueron las que consolidaron en estos 30 años la obra de la dictadura?) querría «cancelar» la democracia. Y lo otro que echo de menos es que no se mencione que el único modo institucional conque el pueblo podría bloquear la imposición de una «nueva» Constitución consensual de las dos derechas sería a través de que los partidos, independientes y organizaciones sociales populares obtengan más de un tercio de los convencionales. Pero esto todavía ni siquiera se ha planteado…

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