El futuro de las personas lo deciden las personas. Un mensaje del gobierno de Cataluña al pueblo chileno
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Desde Cataluña celebramos hoy ver cómo el pueblo chileno ha podido emplear este referéndum para iniciar el camino hacia el cambio y mejorar su país, objetivo por el que el pueblo catalán también trabaja desde hace mucho tiempo. Desde Cataluña entendemos y compartimos también la necesidad de un referéndum como herramienta para avanzar democráticamente. El referéndum, sin duda, nos sirve para dar voz a la ciudadanía y para resolver los conflictos políticos de forma democrática. Son una clara herramienta de empoderamiento de los pueblos y de las personas y una manera de construir conjuntamente nuestras sociedades, tal y como se les espera a las democracias avanzadas del siglo XXI.
Evidentemente, los cambios estructurales son difíciles y complejos, pero compartimos la necesidad de impulsar los cambios que nos permitan avanzar socialmente, tal y como plantea el pueblo chileno a través de este referéndum. Que hoy, por fin, puedan votar 14.855.719 chilenos nos alegra en Cataluña. Como destaca mi antecesor y ahora preso político Raül Romeva (ministro de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia del Gobierno de Cataluña 2016-2017) en su último libro, Ubuntu: La República del bien común, “una mirada ubuntu nos lleva a empezar por pequeños cambios en nuestro entorno que formen parte de una auténtica revolución global”. El referéndum de esta semana es, sin duda, un paso más en esta revolución global hacia unas sociedades más justas, libres y resistentes.
Chile ha realizado un intenso camino en forjar un futuro de oportunidades para el conjunto de la sociedad chilena. El plebiscito de esta semana es fruto del empoderamiento de su gente y de la ocupación de sus calles hace un año, reivindicando derechos y democracia. El referéndum es el resultado del clamor popular para una nueva constitución, en un marco de crisis democrática que, a su vez, está afectando a muchos países occidentales en ámbitos como la libertad de expresión, el derecho a manifestarse, la violencia policial o el respeto a los derechos fundamentales.
Nuestras sociedades comparten un pasado reciente en el que la dictadura generó una fractura social aún presente en muchos ámbitos. Sus efectos en nuestras comunidades dejaron conflictos latentes sin resolver y las circunstancias económicas de las últimas décadas han cronificado las diferencias sociales que hoy siguen sufriendo los más vulnerables y las minorías. Vulnerabilidad que, sin duda, a día de hoy sigue presente ante las desigualdades de género y por las cuales nos sentimos plenamente comprometidos a través del movimiento #metoo y celebramos la aprobación de la paridad de género para el proceso constituyente este mes de marzo en el senado chileno.
En Cataluña, como en Chile, hay un anhelo democrático y una voluntad, por una parte importante de la sociedad, de decidir su propio futuro y avanzar hacia la construcción de una República catalana. Estamos convencidos de que es fundamental dar voz al pueblo para que los cambios sean democráticos y reales. De hecho, alrededor del 80% de la población catalana quiere resolver esta cuestión mediante un referéndum. En este sentido y a falta de respuestas ante esta mayoría, ya se avanzó en el año 2017 con la celebración de un referéndum de autodeterminación. Un referéndum que, desgraciadamente, dio la vuelta al mundo por las imágenes de violencia policial contra ciudadanos pacíficos ejerciendo el derecho a voto a través de las urnas.
La respuesta a un conflicto político ha sido, sistemáticamente, la judicialización y la represión.
A día de hoy, nueve personas de la sociedad civil, del gobierno y del parlamento de Cataluña están en la cárcel, con condenas de hasta 13 años por sedición, además de una parte del gobierno y parlamento al exilio y más de 2850 personas represaliadas, con causas judiciales abiertas. Delante de esta situación, des de Cataluña pedimos diálogo.
Precisamente esta semana salió una encuesta de la Generalitat de Cataluña realizada por el Centro de Estudios de Opinión (CEO), que apunta que el 87,3% de los catalanes consideran que «hay que dialogar con el gobierno español para dar salida al conflicto político entre Cataluña y el estado español». Las vías democráticas son el único camino para resolver el conflicto. Desde Cataluña, entendemos que este problema político sólo se resuelve a través del diálogo. Un diálogo que pasa por poner en la mesa la amnistía de todos los presos y represaliados y un referéndum acordado que de voz al pueblo. Como se haría en cualquier democracia avanzada. Como lo que se está viviendo en Chile.
Desde Cataluña expresamos nuestra admiración hacia el pueblo chileno por la celebración de este referéndum y por dar un paso más hacia el empoderamiento popular. El futuro de las personas lo deciden las personas.
Bernat Solé i Barril, ministro de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia del Gobierno de Cataluña
Teresa Künzler says:
Es , simplemente asi: Las Personas que Cambian, Progresan .» ,Los Pueblos que Cambian , Progresan »
Les deseamos a los habitantes de Cataluna- Espana.
Con un cordial saludo
Teresa Künzler S
Chilenos en Europa.
Agramunti says:
Solo el pueblo salva al pueblo- Revolución Francesa
Felipe Portales says:
¡Buenos deseos desde Cataluña!; pero como bien dice Germán, Bernat Solé desconoce los diversos elementos que convierte nuestro «proceso constituyente» en un gran fraude destinado precisamente a impedir que la voluntad mayoritaria de los chilenos pueda realmente elaborar y aprobar la Constitución de nuestro país. Con el antidemocrático e inmodificable quórum de dos tercios se está igualando el poder de 34 al de 66. ¡Incluso la actual Constitución, suscrita por Lagos y todos sus ministros en 2005, es más flexible al disponer para varios apartados de ella un quórum para su reforma de 60%!…
Jaime Iturra says:
El futuro del pueblo lo define el pueblo. No a los políticos y gobernantes corruptos. Votar apruebo y asamblea constituyente!!!
Germán Westphal says:
El plebiscito de mañana domingo no incluye la opción de una Asamblea Constituyente, sino que la opción entre una Convención Constitucional Mixta o una Convención Constitucional 100% electa, ambas sujetas a las normas en mi comentario inicial y, por tanto, muy distintas de una Asamblea Constituyente democrática y autónoma en que el pueblo pueda definir su futuro.
Germán Westphal says:
Definitivamente Bernat Solé i Barril desconoce los siguientes detalles implícita o explícitamente especificados en el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” y la Reforma Constitucional y leyes que lo implementan:
(1) El sistema de elección de los delegados constitucionales que privilegia la representación de los partidos políticos por sobre los representantes independientes de la ciudadanía. Esta es una consecuencia del método D’Hondt que se usa para la elección de diputados y que se usará para elegir a los delegados constitucionales.
(2) El sistema de distritos electorales para la elección de diputados que también se usará para la elección de los delegados constitucioales genera una aberrante desproporcionalidad entre el número de electores y representantes a elegir. Así, por ejemplo, según ha destacado Patricio Navia, el Distrito 8 (Comunas de Maipú, Estación Central, Cerrillos, Pudahuel, Colina, Lampa, Quilicura y Til Til) escogerá 8 escaños, por lo que cada delegado representará a 182 mil habitantes pero el Distrito 4 (Copiapó y todas las comunas de la Región De Atacama) escogerá 5 escaños, por lo que cada delegado representará a 57 mil habitantes. Esta desproporcionalidad se repite en todo el país y distorsiona gravemente la representación ciudadana.
(3) El quórum de 2/3 requerido para la aprobación de todos los acuerdos de la Convención Constitucional, sea cual sea su formato —una garantía de la política de los “grandes consensos” entre los conglomerados políticos que han dominado y controlado el quehacer político nacional desde hace 30 años.
(4) La intangibilidad de los tratados internacionales, incluidos —por definición— los tal llamados “Tratados de Libre Comercio”, piedras angulares para la mantención del sistema neoliberal.