Debate Poder y Política Trabajo

Las y los trabajadores clasistas no seremos parte del fraude constitucional de la patronal

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Como clase trabajadora seguimos inmersos en una profunda crisis capitalista a nivel mundial la cual lleva décadas impactando negativamente a las y los trabajadores y en la actualidad tiene a más de 500 millones de estos sin empleo, donde la pandemia del COVID sólo vino a ahondar aún más la crisis y generar hambre, desempleo y muerte.

Entre medio de estos importantes acontecimientos, como trabajadores y trabajadoras hemos vivido una erupción de lucha que tuvo su punto culmine el 18 de octubre y las posteriores protestas populares masivas que mostraban a escala nacional un rechazo total al sistema de explotación y dominación e impulsaban un pliego de demandas reivindicativas que de forma integral interpelaban a la sociedad dividida en clases y a las formas de propiedad que impone el sistema capitalista.

Son los primeros días de noviembre, y luego de una importante huelga nacional, en plena crisis del Gobierno de Piñera cuando en las cuerdas, acorralado por millones que estaban en las calles, movilizados y movilizadas, a través de un ultimátum convoca al conjunto del parlamento a que corran al auxilio de la institucionalidad de las y los patrones dando vida al híbrido pacto por la paz y la nueva constitución.

No debemos olvidar que este pacto nace en medio de una ola represiva y de violencia policial que tiñó las manos de sangre de quienes gobiernan y sus cómplices en el parlamento; cerca de 50 personas asesinadas, más de 2500 procesados, 500 casos de traumas oculares, violaciones y maltrato a las y los detenidos era el escenario trágico de la rebelión.




Este pacto nacido en la cocina del poder, es producto de un acuerdo entre la burguesía y el reformismo para imponer el orden y retomar el control del pueblo en lucha, y desde luego desembocará en una constitución hecha a la medida de los dueños del poder y la riqueza, pues son ellos quienes tienen el control hegemónico en esta sociedad dividida en clases y porque además serán ellas y ellos mismos quienes, a través de sus propias leyes podrán elegirse para discutir y redactar la nueva constitución.

Por otro lado, las constituciones políticas no aseguran una profundización democrática ni resuelve los derechos negados de las y los trabajadores, es la lucha por el poder, el control de los medios de producción y la distribución de las mercancías lo que modificará la realidad de nuestra clase, bien sabemos que cuando los poderosos ven amenazados sus intereses de clase, no dudan en violar cualquier constitución que se les atraviese en el camino, ejemplos en la historia hay muchos.

No hay que dejar de denunciar el rol que jugó el reformismo en el parlamento actuando como rescatista del sistema y corriendo presuroso a ayudar a estabilizar la endeble democracia de quienes nos explotan y oprimen.

 

Debemos impulsar las demandas de la clase trabajadora

 

El pacto por la paz y la nueva constitución buscó imponer una agenda institucional y modificar el escenario político desde la calle al parlamento y al sistema electoral, actuando como un dique de contención ante las protestas que no cesaban y abriendo la posibilidad de contener un ciclo de movilizaciones abiertas desde inicios del 2000.

Las y los trabajadores debemos impulsar la lucha por el pliego de demandas de la clase trabajadora, no ser cómplices de esta farsa electoral y denunciar la operación política de la patronal y el reformismo por generar una institucionalidad que siga perpetuando la explotación y opresión capitalista y patriarcal.

Las y los clasistas debemos seguir impulsando la organización de las y los trabajadores, en los centros productivos y comerciales, aglutinar a las y los cesantes y junto al conjunto de la clase trabajadora exigir soluciones a las demandas que dieron origen al alzamiento de octubre. Y en ese mismo camino comenzar a cimentar una verdadera alternativa al orden imperante, que emane de la organización clasista y popular, y se dé la tarea de emprender el camino hacia una nueva sociedad.

 

– Fin a la ley de protección al empleo

– Reincorporación inmediata de todas y todos los despedidos de octubre a la fecha

– Restitución de cotizaciones y remuneraciones de las y los trabajadores suspendidos por la ley de protección al empleo

– $500.000 de sueldo mínimo

– Igualdad salarial entre hombres y mujeres

– Fin al código laboral

– Contrato único en el estado

– Fin al subcontrato

– Locomoción y alimentación para todas y todos los trabajadores

– Salas cunas para todas y todos los hijos de la clase trabajadora

– Protección a la maternidad

– Post natal igualado para hombres y mujeres

– Pensión mínima igual o superior al sueldo mínimo

– Instalación de baños, espacios de alimentación y descanso para las y los trabajadores de la locomoción colectiva

– Reconocimiento de las TENS en el código sanitario

 

Por Pan, Trabajo, Salud y Techo

 

Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras (AIT)

 

 



Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras

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  1. Felipe Portales says:

    ¡No puede estar más equivocado señor Vallega! Primero, no se trata de rechazar la Constitución de Pinochet, sino la de Lagos. No sé si usted tiene en su casa una Constitución posterior a 2005. Allí verá que ella está suscrita por Lagos y todos sus ministros. Y no creo que sea tan joven como para olvidar que la actual Constitución fue entusiastamente alabada por el conjunto del liderazgo de la Concertación como «democrática y representativa de todos los chilenos». Tanto fue así que quisieron catalogarla como «Constitución de 2005». Segundo, ¡no se da cuenta aún! que, independiente de los convencionales que se elijan, el inmodificable quórum de dos tercios para aprobar la «nueva» Constitución hará virtualmente imposible que aquella no tenga que contar con el visto bueno de la derecha que, desde 1990, ha obtenido siempre -¡lejos!- más de un tercio de los votos y congresales electos, con o sin sistema electoral binominal.

    Y por supuesto que el pueblo obtendrá en algún momento la posibilidad de elegir por primera vez en su historia una auténtica Asamblea Constituyente, pero no será ahora bajo el fraudulento marco del nefasto acuerdo del 15 de noviembre.

  2. Gino Vallega says:

    La derecha no puede menos que agradecer a aquellos que torpedean la votación del plebiscito que puede significar seguir con la constitución
    Pinochetista-Guzmán. Las amarras impuestas podrían cambiarse si la votación y el movimiento popular logra alguna organización para elegir constituyentes que NO SEAN LOS POLÍTICOS DE SIEMPRE. Ni aylwin ,ni frei ni alessandris ni luksic ni bachelets en las listas…….Si no se logran los cambios,
    el pueblo tendrá que seguir luchando hasta la VICTORIA SIEMPRE.

  3. Felipe Portales says:

    ¿Ha habido alguna señal, la más mínima, de que el liderazgo de la ex Concertación se ha arrepentido de haber legitimado, consolidado y perfeccionado el modelo neoliberal impuesto por la dictadura? ¿De que se ha arrepentido de haber salvado a Pinochet de su debido juicio y condena? ¿De que se ha arrepentido de haber exterminado la generalidad de los medios escritos de centroizquierda a través de la discriminación del avisaje estatal? ¿De qué se ha arrepentido de consolidar la privatización de la gran minería del cobre que ya va en más del 70%? ¿De qué se ha arrepentido de haber querido legitimar la autoamnistía de 1978 y/o de haber querido disminuir sustancialmente las penas para los violadores de derechos humanos, a través del acuerdo-marco (1990); del proyecto de ley Aylwin (1993); del proyecto de ley Frei y el Acuerdo Figueroa-Otero (1995-96); de un proyecto de let del conjunto de la Comisión de Derechos Humanos del Senado (1999); del proyecto de ley de inmunidad (2003); de un proyecto de ley de senadores concertacionistas y aliancistas (2005); y de su intento de reflotamiento por Bachelet (2007)? ¿De que se ha arrepentido de hacerle la guerra a Victor Pey y «Clarín» para impedir que este diario digital se transforme en un diario físico? ¿De que se ha arrepentido de haber suscrito la Constitución de Pinochet modificada en 2005, presentándola como una Constitución democrática que representaba a todos los chilenos? ¡No señor Córdova! ¡Absolutamente no! La dirigencia de la ex Concertación sigue siendo de derecha desde fines de los 80 como lo reconoció crudamente su principal ideólogo, Edgardo Boeninger en 1997 y por eso mismo no tuvo empacho en realizar en conjunto con la derecha tradicional el fraude constituyente del 15 de noviembre, regalándole a ella el poder de veto en la elaboración de una «nueva» Constitución. ¡No hay que jugar con las ilusiones del pueblo!

  4. Pienso que la Oposición ha sido maquiavélicamente dividida con la acción de la DC, lo que no me sorprende, y acarrea con si a los «izquierdistas» vendidos al vil billete obtenido de la educación, farmacias y otros lugares.
    La reaccion de estos grupos que hablan y vitorean que la solución es «no votar», «no apoyar», deberían meditar e irse a la ch…
    Estos grupos hacen daño.
    Este tipo de artículos en un diario que se dice «firme junto al pueblo» representa un divisionismo de las fuerzas opositoras.
    Todo aquel que lea este articulo que esta «muy bien escrito», resuman como lo mas malo que se puede hacer en contra de la Oposición.
    Y que quede claro: lo que se quiere es rectificar errores, traer algo diferente, y se debe ganar con un 61% por lo menos.

  5. Felipe Portales says:

    Y el liderazgo de la ex Concertación al regalarle el 15 de noviembre de nuevo a la derecha (como lo hizo en 1989 con la Reforma Constitucional concordada ese año) el quórum de dos tercios que le permitirá bloquear toda Constitución efectivamente democrática; está nuevamente subordinándose a la derecha económica y política con tal de mantener (de modo vergonzante, pudiendo echarle la «culpa» a ellas) el «modelo chileno» con el cual dicho liderazgo se sintió ya identificado a fines de los 80, de acuerdo al descarnado reconocimiento en ese sentido hecho por Edgardo Boeninger en su libro de 1997: «Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad», libro que debería ser de lectura obligatoria en todos los liceos y colegios de nuestro país.

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