55 años de Punto Final, grande como un monumento
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Este 15 de septiembre, la revista Punto Final, de Chile, publicación de referencia obligada para el mundo progresista y latinoamericano en general, celebró sus 55 años. Un lustro atrás recibió el homenaje de la Unión de Periodistas de Cuba, con la entrega a Manuel Cabieses, su director, de la Moneda Conmemorativa 50 años de la Upec.
Esta vez, en medio de la pandemia, la Upec recuerda aquel otorgamiento, fundamentado por la vigencia y trayectoria combativa de Punto Final a lo largo de la historia chilena. Se habló entonces de la represión, asesinatos, tortura y expulsiones del país que sufrieron varios periodistas de la publicación a raíz del sangriento golpe de estado de Augusto Pinochet y su dictadura (1973-1990). También, de la valía de la revista, su compromiso con la izquierda y su plataforma antimperialista, a la vez que se subrayó el papel de Punto Final y de Cabieses en el traslado a Cuba del Diario del Che en Bolivia en 1968.
Cabieses, notable escritor y analista, estuvo preso más de dos años en manos de la junta militar pinochetista y se mantuvo firme en la idea de denunciar aquellos tristes sucesos.
Punto Final se reeditó en México de 1981 a 1986, pero no fue hasta 1989 que pudo reaparecer en Chile, aunque igualmente debió enfrentarse a los últimos estertores de censura de Pinochet.
Con motivo de este aniversario de Punto Final, Fernando García Bielsa, diplomático cubano, especialista en América del Norte, hizo llegar a la Unión de Periodistas de Cuba el texto que publicamos a continuación:
Este 15 de septiembre se cumplen 55 años de la fundación en Chile de la revista Punto Final, una de las más prestigiosas, combativas y consecuentes publicaciones de izquierda en Nuestra América, fruto de la dedicación y la creatividad de los que entonces, en 1965, eran un grupo de jóvenes llenos de ideales y con profundas convicciones y deseos de contribuir al mejor destino de la Patria Grande.
Ejemplo de periodismo honrado, analítico, profundo, militante, solidario con todas las causas justas en América y en el mundo, en buena medida fruto de cuidadosas investigaciones y de un prestigioso círculo de colaboradores.
Han sido cronistas de más de medio siglo de luchas, éxitos y reveses de los movimientos populares y los procesos sociales en Chile y en la región, sin olvidar una rica cobertura de los más variados asuntos de interés.
Ello ha sido posible en base a un gran esfuerzo diario y de mucha dedicación, fervor y desprendimientos personales de los que han integrado ese colectivo, no pocos de los cuales cayeron al lado de Allende en La Moneda, o en otros momentos de la lucha de ese pueblo hermano.
Uno entre muchos de aquellos formidables jóvenes sobresale Manuel Cabieses Donoso, quien ha sido su director entonces y ahora. Este periodista e intelectual orgánico cuenta con una pluma que alumbra el pensamiento. Con muchos sacrificios y con su portentoso espíritu de siempre ha llevado adelante la publicación, que ahora nos llega en formato digital.
Nada mejor, para traer al lector de nuestros días el espíritu de aquellos tiempos fundadores que reproducir aquí el editorial de agosto de 1966 donde mejor se expresara el compromiso con que se constituyó y se ha mantenido inhiesta la revista Punto Final:
“Al reiniciar nuestro contacto con los lectores quisiéramos puntualizar algunas cosas. Desde luego, nuestra posición política.
Todo órgano de prensa tiene una posición, aun aquellos que se escudan en una aparente ‘objetividad’.
Nosotros no queremos engañar a nadie. Estamos en la izquierda, o sea, entre las fuerzas políticas y sociales que combaten por el socialismo. Somos, en consecuencia, antiimperialistas y antioligárquicos. Estamos contra el feudalismo y sus nuevas expresiones: el neocapitalismo y el ‘gorilismo’. No creemos, por cierto, que el reformismo sea un remedio aconsejable para los países en vías de desarrollo, como el nuestro. Por el contrario, estimamos que es un factor de retraso, si no se le combate y denuncia, en el proceso de liberación de nuestro pueblo.
Buscamos divulgar, por lo tanto, un auténtico pensamiento revolucionario. En esa tarea seremos todo lo amplios que exige la inquietante y compleja realidad nacional. Pero seremos firmes y consecuentes en nuestro propósito. Consideramos que, si bien nuestro pueblo no necesita de tutores que encuadren la dirección de sus luchas, ni de pontífices que digan la última palabra, hay urgencia de entregar antecedentes que actúen como factores estimulantes del combate.
Una corriente renovadora del pensamiento revolucionario recorre América Latina. No es ningún misterio que ella emana de la Revolución Cubana. Se está manifestando en cada uno de nuestros países, en diferentes formas. Es necesario, por eso, contar con amplios elementos de juicio. No ocultaremos lo que otros esconden. Trabajaremos con armas ideológicas limpias, sin odios ni resentimientos y no rehuiremos la polémica. Pero siempre nos guiará el convencimiento de que las organizaciones políticas que el pueblo se ha dado, son instrumentos cuyo perfeccionamiento debe buscarse con lealtad, nunca su destrucción o división. Combatiremos, entonces, al verdadero enemigo.
Estamos, en resumen, en el gran cauce del movimiento político y social empujado por las aspas de la revolución socialista que llama a la conciencia latinoamericana. En esta corriente pueden existir, y de hecho existen, matices y opiniones diferentes. Pero todas confluyen a un mismo objetivo. Eso lo tendremos presente”.
Fuente: Cubaperiodistas.cu
luis rodriguez says:
Punto Final era el faro de la mejor inteligencia Chilena y latinoamericana,la rekuerdo siempre manteniendo » la unidad en la diversidad», nada de sektarismo y siempre kon el titular konsigna ajustado a las màs difìciles horas Nuestro amado presidente ALLENDE se konfiò demasiado en la fidelidad de los miltikos, ke son de mentaludad de putas, al mejor postor
PUNTAL FINAL era el reactor de la genialidad del analisis , de las propuestas dinàmikas innovadoras …Yo nunka fuì extranjero en Chile fuì latinoamerikano punto final
Gino Vallega says:
Siempre consecuente , Punto Final fue una publicación de izquierda revolucionaria como no ha habido otra ; sufrió la traición de la concertación como muchas otras publicaciones y serán recordadas como víctimas de la renovada centro izquierda y su viraje al neoliberalismo faascista. Al tiempo del golpe ,tuvimos que quemar colecciones completas de PF’s siempre con la esperanza de mantener sus ideas y conceptos para seguir los diálogos hoy muy venidos a menos. Fue una buena fuente de inspiración.
Felipe Portales says:
Y, por cierto, lo anterior se sumó a la política casi inimaginable de Frei Ruiz-Tagle, Lagos y Bachelet de haberse subordinado plenamente al duopolio «El Mercurio-Copesa» en su deleznable guerra contra Víctor Pey para impedirle por todos los medios -usaron ilegalidades, mentiras y corr upción, entre otros- la indemnización respecto de la confiscación de «Clarín» por la dictadura, indemnización que Pey se comprometió a utilizar para relanzar «Clarín» y terminar al menos con el duopolio establecido por la Concertación en los 90, al promover exitosamnente la liquidación de «La Epoca» y de «Fortín Mapocho».
Felipe Portales says:
«Punto Final» fue otra de las víctimas de las políticas de exterminio de los medios de centro y de izquierda llevadas a cabo cruel y maquiavélicamente por los sucesivos gobiernos -solapadamente derechistas- de la Concertación. Utilizaron para ello la mantención de la discriminación del avisaje estatal que les hizo la dictadura. A ello le sumaron los bloqueos de ayudas financieras externas -LO QUE NI SIQUIERA LA DICTADURA PUDO HACERLES-; y la compra de algunos medios por personeros concertacionistas para luego cerrarlos. Víctimas de todo ello fueron: «La Epoca», «Fortín Mapocho», «Siete», «Siete+Siete», «Análisis», «Apsi», «Página Abierta», «Hoy», «Rocinante», «Plan B» y «Punto Final», entre otros.
Esta ha sido quizá una de las políticas concertacionistas más vergonzosas, junto con el salvamento de Pinochet de la Justicia, tanto en Europa como en Chile; el regalo de la mayoría parlamentaria a la derecha a través de la Reforma Constitucional de 1989; y el actual regalo del quórum de los dos tercios destinado a que la «nueva» Constitución, sea del gusto de la derecha y preserve el modelo neoliberal chileno heredado de la dictadura.