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Política Global

Amnistía Internacional advierte sobre una grave crisis global de derechos humanos impulsada por el “efecto Trump”

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 34 segundos

El informe anual denuncia el retroceso de los derechos humanos universales y el ascenso de prácticas autoritarias en el mundo, liderado por el gobierno de Estados Unidos.

Amnistía Internacional ha lanzado una severa advertencia sobre el alarmante estado de los derechos humanos a nivel global, denunciando que el llamado “efecto Trump” ha acelerado tendencias autoritarias que amenazan décadas de avances. En su informe anual La situación de los derechos humanos en el mundo, la organización señala que los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump han intensificado el colapso del orden internacional basado en los derechos humanos, alimentando retrocesos que marcaron el año 2024.

Según el informe, la administración Trump ha atacado con rapidez e intención deliberada los pilares del multilateralismo, el derecho al asilo, la justicia racial y de género, y la acción climática, dando impulso a líderes y movimientos que desprecian los derechos humanos. “La campaña del gobierno de Trump contra el reconocimiento de derechos está vaciando de contenido las salvaguardias internacionales y poniendo en peligro a miles de millones de personas”, afirmó Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

El documento, que analiza la situación en 150 países, describe un escenario marcado por la represión generalizada de la disidencia, la intensificación de los conflictos armados, la negligencia frente al colapso climático y el deterioro de los derechos de mujeres, migrantes, refugiados y personas LGBTI. Callamard denunció que la inacción de los Estados más poderosos, ejemplificada en la indiferencia ante el genocidio en Gaza, ha puesto al mundo en una “encrucijada histórica”.




Amnistía documenta una proliferación global de medidas autoritarias: gobiernos que prohíben protestas, disuelven ONG y partidos políticos, encarcelan a disidentes bajo cargos infundados y criminalizan a activistas. En países como Bangladesh, Mozambique y Turquía, la represión ha sido letal, mientras que en Corea del Sur la ciudadanía logró revertir medidas autoritarias tras una masiva movilización.

En el plano internacional, el informe detalla crímenes de guerra y violaciones sistemáticas del derecho humanitario. Destaca el genocidio cometido por Israel en Gaza, el aumento de la violencia rusa en Ucrania, las atrocidades sexuales en Sudán y la continua persecución contra los rohinyás en Myanmar. La reducción de la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos, bajo Trump, ha agravado la crisis en regiones como Yemen, Siria y Tailandia, afectando a miles de personas vulnerables.

La crisis climática también figura como uno de los frentes más críticos. La COP29 fue calificada como un fracaso debido al peso de los grupos de presión de la industria fósil y a la presión de países ricos sobre los más pobres. “El año 2024 fue el más cálido de la historia, y el primero en superar el umbral de 1,5 °C. Si no se actúa, el calentamiento global alcanzará niveles catastróficos”, alertó Callamard.

La desigualdad económica y social se ha profundizado. El informe denuncia que, mientras la pobreza extrema aumentó y las deudas nacionales se dispararon, las grandes fortunas siguieron creciendo. Gobiernos y movimientos políticos, lejos de abordar las causas estructurales, recurrieron a discursos racistas y xenófobos para justificar sus políticas.

Los derechos de mujeres, niñas y personas LGBTI están bajo ataque en todo el mundo. Desde las restricciones extremas en Afganistán e Irán hasta leyes anti-LGBTI en África y Europa del Este, el informe evidencia una ofensiva global contra la igualdad de género. La administración Trump ha reforzado esta tendencia al desmantelar programas de salud, educación y derechos reproductivos, y al alinear su agenda con sectores ultraconservadores.

Otro foco de preocupación es el uso de la tecnología como herramienta de control. Amnistía denuncia que las plataformas digitales, alentadas por el gobierno de Trump, han eliminado controles como la verificación de datos, facilitando la propagación de discursos de odio y desinformación. Esta connivencia entre el poder político y los gigantes tecnológicos amenaza con consolidar una nueva era de corrupción, vigilancia y exclusión.

Pese a este panorama sombrío, Amnistía destaca los esfuerzos persistentes por la justicia internacional, incluso frente a las sanciones del gobierno estadounidense contra la Corte Penal Internacional. Algunos gobiernos del Sur Global han tomado la iniciativa para defender el derecho internacional y enfrentar la impunidad.

“La lucha no está perdida”, concluye Callamard. “Mientras los poderosos destruyen el andamiaje de los derechos humanos, millones de personas en todo el mundo siguen resistiendo. Los Estados que aún creen en la justicia deben liderar con valentía, fortalecer el multilateralismo y devolver a la humanidad el rumbo hacia la dignidad y la igualdad”.



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