
Medios, política y concentración: el montaje de Mega contra Winter y el urgente debate sobre la pluralidad informativa en Chile
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La reciente aclaración de la Fiscalía Regional de Coquimbo respecto al diputado Gonzalo Winter ha vuelto a poner en el centro del debate la relación entre medios de comunicación, política y concentración de propiedad mediática en Chile.
La aclaración de la Fiscalía
Luego de un reportaje emitido por Meganoticias que sugería una presunta citación del diputado Winter en el llamado “Caso Clínica Sierra Bella”, la Fiscalía de Coquimbo aclaró que el parlamentario no está en calidad de testigo ni imputado, y que no ha prestado declaración en la causa dirigida por el fiscal Patricio Cooper. Winter, además, negó cualquier relación con la compra fallida de la ex clínica y cuestionó la rigurosidad del reportaje emitido por el canal.
El parlamentario calificó el contenido difundido como una “mentira deliberada” impulsada por un estafador, y criticó que el canal Mega haya servido de plataforma para amplificar esa información a pocos días de inscribir su candidatura presidencial por el Frente Amplio.
Concentración de medios y sesgo informativo
El caso reabre la discusión sobre la concentración de la propiedad en los medios de comunicación chilenos. Megamedia, grupo propietario del canal Mega, pertenece al holding Bethia, ligado a intereses empresariales en sectores como el comercio y la salud. Este fenómeno de concentración limita la diversidad de voces y perspectivas en el debate público y genera cuestionamientos sobre la independencia editorial de los medios respecto de los intereses económicos y políticos.
Diversos sectores sociales han planteado la necesidad de avanzar hacia una legislación que promueva un ecosistema mediático más plural y representativo, que garantice el acceso equitativo a la información y resguarde el rol del periodismo como servicio público, independiente de presiones comerciales o partidarias.
El rol de los medios en la agenda pública
El episodio también plantea preguntas sobre el papel que juegan los grandes medios en la configuración de la agenda política nacional. Más allá del caso puntual, existe preocupación sobre el uso de plataformas de alta audiencia para instalar temas, en ocasiones sin el debido rigor periodístico, que pueden impactar procesos políticos relevantes como elecciones o campañas.
Para algunos analistas, hechos como este muestran la necesidad de revisar no solo la estructura de propiedad de los medios, sino también de fortalecer estándares éticos y mecanismos de control ciudadano sobre la información que circula en el espacio público.
El caso de Gonzalo Winter no es una excepción. Es una advertencia.
Felipe Portales says:
Comparto plenamente lo denunciado por Serafín Rodríguez y que yo también he planteado: Los partidos de la «centro-izquierda» se quejan hipócritamente de lo que ellos mismos desarrollaron a través de todos sus gobiernos desde 1990. Esto es, la asfixia económica negando todo avisaje estatal lo que produjo la desaparición de TODOS ellos. Razón obvia: Se dieron cuenta que su solapada y progresiva derechización iba a ser denunciada -a la larga- por dichos medios, los cuales no habían experimentado la derechización de la cúpula «centro-izquierdista»…
Serafín Rodríguez says:
El Fiscal Nacional también aclaró que «Se trata de una diligencia realizada en el marco de una investigación que tiene carácter reservado. Yo sólo insisto en un punto: hemos dicho en la investigación del caso ProCultura y la investigación del caso Guardia Vieja han tenido niveles de reserva bastantes apropiados a lo largo de estos meses. Lamentablemente, y esto lo hemos dicho, lo voy a decir incluso hasta el extremo de la majadería, cuando se vencen los plazos de secreto y reserva y estamos obligados a entregar copia, estos antecedentes provenientes de la investigación comienzan a divulgarse y a aparecer en la prensa. Es por eso que hemos pedido insistentemente, hemos propuesto, solicitado que se modifique la ley para que no estemos obligados a entregar copia de antecedentes reservados en este estado de la investigación a todos los intervinientes, incluidos querellantes que no son ni siquiera propiamente víctima de los hechos.»
Bien o mal según el parecer de quien sea, la diufsión en cuestión es legal.
En el oficialismo, quienes fueron parte del concertacionismo y hoy rasgan vestiduras por la concentración de los medios de prensa alineada con la concentración económica, son responsables de ambas. En cuanto a la primera, asesinaron los medios infependientes, una cuestión que ha sido ampliamente demostrada, además de perpetuar el caso de este medio –el caso Cl;arín–, de lo cual el actual gobierno también es responsable. Por tanto, ,todos harían bien en no contar cuentos y comenzar por reconocer sus propias responsabilidades antes de alzar la voz contra el enemigo que han creado y alimentado.
Patricio Serendero says:
Las mentiras falsas son el pan de cada día de los medios de comunicación de la Derecha.
Están además para transmitir los valores y la cultura de la clase dominante. Para eso les pagan.
8.000 periodistas y 900 medios de comunicación en el mundo recibían dinero de la CIA como se sabe de los documentos desclasificados recientemente del Gobierno de EEUU. Cuantos de esos periodistas son chilenos(as)? Y además del Mercurio, que ya lo sabíamos desde hace años, que otros están en la nómina de la CIA?