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Piedras en el camino

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En las actuales circunstancias en que los sectores público y privado pareciera que han llegado a un acuerdo para no generar los puestos de trabajo formales y estables que se necesitan, resulta inadmisible la violenta ofensiva intensificada este verano contra quienes forzosamente ejercen el comercio ambulante.

Esta campaña es encabezada por el gran comercio establecido que se considera tocado en sus intereses, contando con el apoyo de la casta política desprestigiada, desacreditada y hasta corrupta que busca más que nada una retribución de los dueños del dinero para sus candidaturas en este año electoral.

También se han sumado alcaldes de distintos colores ante la presión sostenida de acaudalados empresarios que no soportan ver en las calles a gente modesta vendiendo a menor precio productos y artículos que en sus establecimientos cuestan un ojo de la cara.

Las denuncias a Carabineros y la incautación de mercaderías ocurre a diario de manera inflexible. Por lo general lo decomisado no es devuelto a quienes lo han adquirido con mucho esfuerzo para ponerlo a la venta en la vía pública a su propia clientela, que en muchos casos los prefiere.




La persecución a los afectados parece haberse acentuado últimamente en comunas donde hay alcaldes cansados de los reclamos y presiones patronales. Es lo que explica que haya lugares del Área Metropolitana donde en las veredas se han colocado piedras de gran tamaño por orden alcaldicia, para evitar la instalación allí de vendedores callejeros.

Al caminar por las aceras las piedras anti ambulantes obstruyen el paso de los transeúntes, que han expresado su molestia. Es improbable por ello que esta medida de dudosa creatividad pueda ampliarse o extenderse en el país.

Siempre al servicio de los grupos económicos que los mantienen, los medios de comunicación y principalmente los canales de televisión a través de los matinales han celebrado esta singular iniciativa. Esta pretende la desaparición de un oficio como tantos al que se suman cada vez más hombres y mujeres sin posibilidades de un empleo formal. Hay asimismo extranjeros que llegan a Chile en busca de una oportunidad laboral, que no encuentran.

La cesantía no es tema para el modelo neoliberal que rige desde la dictadura en adelante. Los operadores del modelo impuesto a sangre y fuego solo se preocupan de incrementar la concentración económica de una minoría que no toma en cuenta a los demás y se limita a ver sin alterarse las agudas necesidades de las mayorías. A raíz de ello las cartas de despido en el sector privado por “necesidades de la empresa” suman y siguen, y no entran en informe oficial alguno.

El hecho de no contar con un empleo formal ha pasado a ser una situación normal en Chile, que algunos asumen con naturalidad. Ello significa que miles de trabajadores en la indefensión se hayan en la informalidad y deben limitarse a estructurar un precario presupuesto hogareño que suele conducir a un elevado endeudamiento.

Ejercer el comercio ambulante para miles y miles de chilenos – o millones – sin dinero y sin expectativas no es una opción ni una oportunidad. Es una necesidad que se agudiza, que hay que afrontar a diario con voluntad y ánimo tratando de evitar la discriminación. Muchos de ellos participaron por un mejor destino en el estallido social, lo que exacerba las odiosidades en su contra por parte de los poderosos.

El comercio callejero es una historia humana cargada de precariedades sociales y económicas.  Es también la decisión de salir adelante a punta de esfuerzo y trabajo cada día del año, en condiciones adversas y sin caer en las provocaciones que intereses mezquinos van colocando premeditadamente.

Con dos dedos de frente hay quienes sostienen que, si se saca a los ambulantes, crece la delincuencia. En tal caso, no se sabe a dónde irían a parar y en qué circunstancias. Es gente que, como todos, tiene que comer todos los días.

Los grandes mercaderes no lo quieren ver así y persisten en su violenta embestida contra compatriotas que hacen lo posible por sobrevivir dignamente, sin caer en la delincuencia o el narcotráfico. Los casos que se conocen de este tipo son una excepción o una pequeña minoría entre las multitudes que se ganan la vida honradamente a veces incluso junto a sus hijos y hasta sus abuelos.

Colocar piedras en las aceras obviamente no es una solución. Si en lugar de gastar enormes sumas de dinero en “seguridad” – incluyendo un nuevo ministerio – se destinaran más recursos a la generación de empleos de calidad con salarios justos, las actuales condiciones comenzarían a cambiar sustancialmente.

 

 

 

Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso



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  1. lo ramon roman says:

    Está Chile regido económicamente por un sistema CAPITALISTA, ¿SI o No? ¡¡¡Está, por la ch..a!!! Por lo tanto, ¿significa en Chile que la libre competencia, en este sistema con un capitalismo extremo, no es efectivo? ¿Es la libre competencia solamente efectiva para los grandes capitales nacionales y extranjeros pero no para el resto del pueblo chileno? ¿Se olvidó el ue vonaje que pinochet reconoció que hasta un vendedor de maní con su barquito era un emprendedor capitalista? Ignorantes de m…a, mientras exista en este sistema la ley económica del capitalismo de la OFERTA Y LA DEMANDA, va a existir el capitalista que va a proporcionar ofertas menores que los otros competidores y estas ofertas, los emprendedores, van a existir mientras haya demandas, es decir, compradores. Chu…s, el uevonaje en su mayoría está feliz con este sistema, pero, no permiten que este sistema sea aprovechado para subsistir por una minoría. ¿Es el capitalismo chilensis solamente para algumos?

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