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¿De la entrega de Checoslovaquia a la entrega de Ucrania?
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No bastándole a Donald Trump con su plan de apropiación colonial de la Franja de Gaza, ahora no se le ocurre nada mejor que entregarle Ucrania en bandeja a Vladimir Putin, luego de plantear que se reunirá con el tirano ruso para terminar la guerra a puertas cerradas, sin la presencia de Volodimir Zelensky.
De ahí que más allá que en la reciente conferencia en Munich, el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, haya señalado frente a Zelensky que Trump quiere una paz duradera, en el fondo es una entrega completa de Ucrania a Rusia, que nos recuerda la entrega que se le hizo a Hitler de Checoslovaquia.
Un paralelismo histórico que nos muestra nuevamente la complicidad de Estados Unidos con el apoyo a tiranos y una Europa completamente subordinada a lógicas imperiales, vaciando de contenido a la democracia liberal y cualquier posibilidad de vivir en un mundo que respete el derecho internacional.
Esto sin omitir otro paralelismo histórico, como lo es la complicidad de cierta izquierda, que al igual que con la invasión de Checoslovaquia de parte de la Unión Soviética, sigue callando y justificando la invasión de Rusia a Ucrania, reproduciendo así un discurso binario de la guerra fría, que solo perjudica a los pueblos en el mundo.
En consecuencia, el abandono de Ucrania, así como pasó con el abandono de Checoslovaquia, de parte de distintos sectores de derecha e izquierda, sólo nos muestra un futuro poco esperanzador, mientras no se reforme la estructura de Naciones Unidas y un Consejo de Seguridad controlado por las grandes potencias imperiales con capacidad de veto.
Por lo mismo, ante la debilidad estructural de Naciones Unidas, debemos levantar la voz más que nunca por el pueblo ucraniano, con la misma fuerza que lo hacemos por el pueblo palestino y pueblo sirio, ya que también ha tenido que soportar la destrucción de su país por meros intereses imperiales.
Los números están a la vista de la tragedia en Ucrania en estos últimos 3 años y son un reflejo del sufrimiento de todo un pueblo, aunque algunos no quieran verlo: 15 millones necesitan ayuda humanitaria, 10 millones tuvieron que irse de su país, 122.000 presuntos crímenes de guerra de parte de Rusia y 20.000 niños han sido secuestrados por los ocupantes rusos (1).
Ante esta cruda realidad, los fanatismos ideológicos no nos van a llevar a ningún lado, solo fortalecen a personajes como Trump y Putin, que se dedican a mostrar su hombría de macho alfa a costa de la humillación, el desprecio y la muerte de miles de inocentes, los cuales necesitan de nuestra solidaridad y que nos movilicemos por ellos de alguna forma.
Quedarnos callados frente a esto no solo nos hace cómplices de la tragedia humanitaria ucraniana, también es abrir la puerta para que cualquier país sea invadido por otro, con cualquier excusa y pretexto para imponer su dominio, y se naturalice así la ley del más fuerte, en desmedro de una institucionalidad global que nos proteja como pueblos.
Por eso es tan importante presionar para que Ucrania sea parte activa de las negociaciones que está llevando burdamente Trump con Putin a puertas cerradas, ya que de no ser así, el pueblo ucraniano quedará completamente subordinado al imperio ruso y a sus lógicas coloniales, lo que será su fin como país.
Dicho todo lo anterior, no podemos dejar solo al pueblo ucraniano como si su sufrimiento no importara y fuera un episodio más de su historia, siendo testigos pasivos de como Rusia y Estados Unidos nuevamente se reparten el mundo ante nuestros propios ojos.
Andrés Kogan
Felipe Portales says:
En efecto. Muy buena analogía hace Renato Alvarado entre la inaceptable amenaza sufrida por Estados Unidos en 1962 por los misiles nucleares soviéticos que le apuntaban desde Cuba, y que la Unión Soviética se avino a desarmar ante el bloqueo de Cuba efectuado por Kennedy; con la inaceptable amenaza sufrida hoy por Rusia ante la avalancha expansionista de una alianza militar antirusa (la OTAN) que la estaba cercando por Occidente, a lo que se agregaron las sostenidas agresiones militares sufridas por los ruso-étnicos en Donetz y Lugansk entre 2014 y 2022 ¡que habían dejado cerca de 14 mil rusos muertos!; y, más aún, la voluntad de Francia y Alemania de apoyar las agresiones de Ucrania ¡reconocidas públicamente por Angela Merkel y Francois Hollande a fines de 2022! de que ambos países habían suscrito los Acuerdos de Minsk de 2014 con Rusia y Ucrania -destinados a generar una relativa autonomía de Donetz y de Lugansk del gobierno central ucraniano- como una simple fórmula (¡ENGAÑO!) destinada a que Ucrania ganase tiempo para armarse mucho mejor para enfrentar a Rusia…
Renato Alvarado Vidal says:
Dejando de lado que este artículo busca ignorar que la guerra de Ucrania fue montada por la camarilla demócrata de los Clinton y los Biden, de hecho no estalló en 2016 sólo porque doña Hillary perdió las elecciones, este parangón con el pacto de Munich 1938 es de una superficialidad que resulta sorprendente.
En 1938 Checoslovaquia no era amenaza para nadie sino un botín deseable, y los británicos, franceses e italianos se lo entregaron a Hitler para fortalecerlo ante un tercero que obviamente no estaba invitado a esa reunión, la idea era que no tuviese motivos para enfrentarse a Occidente y así poder centrarse en su misión declarada, destruir al comunismo encarnado en la URSS.
Un paralelo más adecuado es el acuerdo entre la URSS y USA en 1962, cuando otro país dependiente, en ese caso Cuba, fue despojado de su carácter de «amenaza», sin ser consultado.
Felipe Portales says:
Está certificado por los historiadores que Bush padre engañó a Gorbachov al llegar sólo a un compromiso oral (¡Gorbachov tuvo la ingenuidad de que no se estableciese por escrito!) de que a cambio de la aceptación de la reunificación alemana la OTAN (alianza militar contra la URSS) no se extendería ni un milímetro hacia el este. Esto lo relata, por ejemplo, en detalle el historiador estadounidense William Taubman, en su voluminoso libro «Gorbachov. Vida y Epoca» (Penguin Random House, Barcelona, 2018; pp. 540-48).
Y una pléyade de intelectuales y diplomáticos estadounidenses de todos los «colores» (desde Henry Kissinger a Noam Chomsky, pasando por George Kennan, Joseph Stiglitz y muchos otros) advirtieron en todos los tonos lo nefasto que sería para la paz en Europa la extensión de la OTAN hacia el este. Y tuvieron razón…
Hugo Latorre Fuenzalida says:
Plenamente de acuerdo con Andrés. Europa sacó del hoyo a Rusia, luego de la caída de la URSS. Las inversiones de Alemania, Reino Unido y Francia. Integraron la economía rusa a Europa, también salvaron a los países satélites de la URSS, Que quedaron abandonados y en la miseria.
Lo de Trump es un burrada más.
Rafael Alfredo Cerpa says:
Esta son palabras, donde está la evidencia.
jaime norambuena says:
Estos comntarios parten ummmmmmm ! Um!
Es»»»»» fundamental»»»»lo escrito por el Gorgo Mayor ??????
Patricio Serendero says:
El señor Kogan entiende que Putin es exactamente lo mismo que Hitler. Ucrania sería su Checoslovaquia. Su comparación no resiste el más mínimo argumento. No frustró la paz EEUU de la mano de su socio inglés en Estambul apenas dos meses de comenzada la guerra, paz propuesta por Rusia donde Ucrania no perdía ni un metro cuadrado de territorio? Curioso Hitler este que advirtió de esta guerra muchas veces si se pretendía colocar misiles atómicos a 5 minutos de Moscú. Y que apenas comenzada la guerra ya estaba dispuesto a no tomarse su Checoslovaquia si acaso la OTAN quedaba fuera.
Felipe Portales says:
Hay que hacer una necesaria distinción. El «plan» de Trump sobre Gaza, de realizarse, sería ciertamente el mayor crimen contra la humanidad cometido en este siglo ¡Una barbaridad espantosa! Pero lo de Ucrania podría ser («podría», porque con Trump nunca se sabe…) una forma de revertir una guerra provocada en definitiva por la nefasta política de Estados Unidos, iniciada en la década de los 90 del siglo pasado, de promover indefinidamente la extensión de la OTAN al este, hasta literalmente cercar a Rusia por Occidente con una alianza militar hostil.