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La deuda externa de Chile
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La deuda externa de un país no es muy diferente a la deuda de una empresa o incluso de una familia. Para llevar adelante en forma eficiente las actividades que son propias de cada entidad, ésta tiene que recurrir en forma más o menos frecuente a los préstamos de terceros, para complementar los flujos de ingresos y de gastos, para llenar los vacíos de tiempo entre las ventas y las compras, o para financiar la compra de bienes de inversión o de consumo durable, tal como una máquina, un carro o una casa.
Ninguna empresa puede funcionar en el presente solo con los fondos propios. Todas tienen que recurrir a los créditos, generalmente de origen bancario. Ese crédito se va pagando en los años venideros, con una tasa de interés previamente convenida. Para que todo esto funcione se necesita que los ingresos a futuro permitan el pago de los créditos contratados, pues sería poco serio endeudarse más allá de lo que se puede pagar en los períodos siguientes, y condenar de esa forma a esa empresa o a esa familia a pasar hambre – o grandes limitaciones – en un futuro cercano – para poder pagar la deuda que contrajeron. Lo que pasa con las empresas y/o con las familias pasa también con los países: no hay ningún país que no tenga hoy en día algún grado de deuda externa. Además, la deuda posible, sin causar problemas futuros, va variando de acuerdo al tamaño de la empresa o del país: mientras más grande se es en términos económicos más créditos se necesitan, mayor es la capacidad de pagos y más confianza tienen en él los entes financieros.
En síntesis, la deuda externa es como el cilantro: es buena pero no tanto. En consecuencia, no cabe debatir si un país tiene o no tiene deuda externa, pues todos la tienen. Las dudas y el debate pueden girar en torno a si el crecimiento de la deuda es compatible o no con las condiciones económicas del país y con su capacidad de pago. Y en ese asunto, cabe recordar que la deuda externa chilena creció desde 184.220 millones de dólares, a fines de en 2O18, a 235.405 millones de dólares fines de en 2021. Es decir, aproximadamente 50 mil millones de dólares en los cuatro años del gobierno del segundo mandato del presidente Piñera. En los tres años del presidente Boric, a su vez, la deuda externa creció desde 235.405 millones de dólares a fines de 2021 a 246.890 millones de dólares, a fines del año 2024. Es decir, poco más de 10 mil millones de dólares en esos tres años. El presente gobierno es, por lo tanto, quien hace un uso más mesurado del endeudamiento externo.
Pero la deuda externa del país es en parte deuda del gobierno y en parte deuda del sector privado. En el último gobierno del presidente Piñera la deuda del gobierno creció desde 23.379 millones de dólares, a fines del 2018, a 45.671 millones de dólares a fines del 2021. Es decir, un incremento de aproximadamente 22 mil millones de dólares en ese periodo presidencial. En los tres años del presidente Boric esa deuda gubernamental ha crecido desde 45.671 millones de dólares a fines del 2021, a 46.824 a fines del 2024. Es decir, un incremento de aproximadamente mil millones de dólares en tres años. Una diferencia sustantiva, por lo tanto, entre esas dos administraciones en materia de incremento de la deuda gubernamental: la primera la aumentó en 22 mil millones de dólares y la segunda la ha aumentado de escasos mil millones de dólares.
La deuda privada es la que ha presentado un incremento más elevado en la última década. Pasó de 101.175 millones de dólares a fines del 2018, a 121.001 millones de dólares a fines del 2021. Aproximadamente 20 mil millones de dólares de aumento en dicho período presidencial. Y pasó de 121.001 millones de dólares en el 2021 a 132.449 millones de dólares a fines del 2024. Un aumento de aproximadamente 11 mil millones de dólares en los últimos tres años.
Hay dos cosas que es importante tener en cuenta en estos análisis de la deuda externa del país. La primera es que la deuda gubernamental se hace en los mercados financieros y se sabe con claridad meridiana a que tasa se transó, y a que se destina. La deuda privada, en cambio, es una deuda entre entes privados, a tasas pactada entre ellos, y con destinos no siempre claros y, por lo tanto, goza de mucha menos transparencia que la deuda gubernamental.
Una última cuestión es que cuando un país se endeuda más allá de su capacidad pagos, el sistema financiero internacional empieza a desconfiar de su capacidad cumplir con sus compromisos y eso se refleja en la llamada tasa riesgo país. Y Chile, en los actuales momentos tiene una de las tasas de riesgo país más bajas de toda América Latina y el Caribe, superado solo por Uruguay. En síntesis, Chile es hoy en día un país que se endeuda en forma más mesurada que antes, y que no genera dudas internacionales sobre su capacidad de pago.
Sergio Arancibia