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¿De la Declaración de Balfour a la Solución Final en Gaza?

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Por si fueran pocas todas las brutalidades que ha dicho Donald Trump al asumir nuevamente como presidente de Estados Unidos, lo planteado por él recientemente sobre el futuro de la Franja de Gaza, mientras se encontraba reunido con Benjamin Netanyahu, son de una gravedad máxima.
Lo planteo ya que señalar que Estados Unidos se apoderará de Gaza y que expulsará a todos los palestinos que se encuentren viviendo ahí, no solo viola el derecho internacional, sino que es una propuesta criminal que hace recordar a Hitler, cuando propuso en su momento enviar a todos los judíos de Polonia a Madagascar.
De ahí que el anuncio de Trump pueda generar una profundización del genocidio existente contra el pueblo palestino actual, mientras Naciones Unidas sigue mirando para otro lado y no es capaz de hacer nada al respecto, que permita entregar alguna esperanza para todas esas personas.
No obstante, me parece que es un error centrarse solamente en las brutales palabras de alguien tan deleznable como Trump y su macabro plan para convertir a Gaza en un gran centro turístico, sin ver que este anuncio se enmarca dentro de un proceso histórico colonial, imperial y de negación del pueblo palestino por más de un siglo.
Me refiero con esto a la Declaración de Balfour de 1917, emitida por el gobierno británico, que sentó las bases para la futura construcción del Estado de Israel, a costa de la negación de los derechos del pueblo palestino, abriendo así la puerta a la inmigración judía masiva que llevó al desplazamiento de cientos de miles de habitantes de ahí.
En consecuencia, aunque no les guste aceptarlo, tanto a los sionistas de derecha como de izquierda, el Estado de Israel fue fundado a partir de una catástrofe (Nakba) contra el pueblo palestino, generando desde sus comienzos una limpieza étnica que se ha profundizado con el paso de las décadas.
Con esto no se trata de negar el derecho a los judíos a vivir dentro de un Estado, como cualquier otro, sino que el problema pasa por no ver que ese Estado no puede existir si lo hace negando a un otro palestino, y replicando las lógicas coloniales europeas y de Estados Unidos.
Por lo mismo, importa poco que los judíos sigan identificados con el sionismo, mientras se eliminen los asentamientos ilegales, el apartheid, el racismo contra los palestinos y se entienda que si se acepta el plan de Trump puede derivar en una nueva Solución Final contra los palestinos, así como ocurrió con los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
En otras palabras, más que pedir el fin del sionismo, el cual la gran mayoría de los judíos se identifican con él, hay que exigir que el Estado de Israel deje de pisotear al pueblo palestino, y se retire de todos los territorios ocupados, volviendo a las fronteras de 1967, ya que sólo así se podrá comenzar un proceso de paz sostenible y sin fanatismos.
De no ser así a corto plazo, no solo los palestinos seguirán viviendo su aniquilación como pueblo, sino los mismos judíos estarán mucho más desprotegidos, aunque crean torpemente muchos de ellos que aferrarse a un Estado fuerte militarmente es garantía de su seguridad en el futuro
Por eso es tan importante que judíos y personas de ascendencia judía empaticemos, levantemos la voz y veamos a Gaza como un territorio de vida no sólo para los palestinos, sino también para toda la humanidad, la cual necesita un poco de esperanza, en un momento en donde cualquier fanático sale de presidente y dice cualquier cosa.
Andrés Kogan



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Andrés Kogan

Sociólogo Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable Diplomado en Masculinidades y Cambio Social Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea Con cursos de Doctorado en Estudios Sociales de América Latina Profesional de la Municipalidad de Ñuñoa Militante de Convergencia Social

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