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Iglesia templo de Satán

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Sorprende que el Ministerio de Justicia, rechazara la inscripción de la «Iglesia Templo de Satán» como entidad religiosa. El hecho se originó hace algunos días en Chile y nadie quiso preocuparse del tema y apenas se divulgó en la prensa. Alguien manifestó: “Es mejor que los amantes de Satanás tengan donde reunirse y sesionar, que andar por ahí escondidos”. Aunque se ignora quienes son estos luciferinos, la medida constituye un flagrante abuso de poder. ¿Y dónde queda nuestra cacareada libertad de expresión y asociación?

Que existan en Chile, dudosas instituciones, cuyo objetivo es esquilmar al pueblo, esta nueva organización en ciernes, parece inofensiva. Casi una jugarreta de jóvenes pícaros, aburridos de usar el celular. Una gota de agua en el océano de la permisividad. Un rayo de sol en nuestra apesadumbrada vida. Aunque a diario nos engatusan y los bribones no se acaban, el diablo está incorporado a nuestra cultura. Vive a expensa de los incautos y es el mayor causante de nuestras desgracias. Negar la existencia de Satán o Lucifer, constituye una afrenta, hacia quienes lo veneran o piensan distinto. Su existencia, desde hace milenios, ha confundido a la humanidad y por algo se cuestiona su existencia. Don Sata, merece tener templos para ser adorado, pues es quien más influye en nuestras vidas. Negarle ese derecho es una afrenta.

Quizá esta singular iglesia vendría a disipar las dudas de quienes son los auténticos diablos en nuestra sociedad y saber distinguirlos. Debemos admitir, que Lucifer está en todas partes, por ser el lado oscuro de nuestro ser. Esa actitud encaminada a burlarse del prójimo y andar cometiendo diabluras. Se funda un partido político y nadie reclama que bajo su alero protector, se van a propiciar trampas, embustes y triquiñuelas destinadas a embaucar a la gente.

Desde luego, no debería permitirse a semejante iglesia, sacrificios de personas, como en los tiempos de la Santa Inquisición. Abusos hacia la dignidad humana, aunque en nuestra bendita sociedad, se exalta la guerra y quienes concurren a ella, se convierten en héroes. Desde siempre el heroísmo se ha vinculado a la muerte. Entonces, la “Iglesia templo de Satán”, vendría a representar a quienes no poseen iglesia y deambulan en busca de la razón de vivir. “La razón de la sinrazón”. A nadie se le puede prohibir tener en el pecho el tatuaje de una cruz o el símbolo de otras religiones o cofradías. O el nombre de quien se ama, aunque se trate de un espíritu maligno.




Hace siglos se debate sobre la existencia de Satanás; y quienes la niegan, parecen estar ciego, tuertos o con los ojos cerrados, ante tamaña evidencia. Es él quien fabrica las armas, estimula las guerras, el hambre, las epidemias y se empeña en crear animadversión entre los países. Se jacta de su poder. De ahí que su cola, la mete donde nadie lo espera y las evidencia son múltiples. La Iglesia templo de Satán, a nuestro juicio, vendría a crear un nuevo pensamiento dentro de la filosofía demoníaca, vinculada a quienes aman el poder. Ahora, si usted ahonda en el tema, empeñado en ofrecer otra tesis, arribará a las numerosas iglesias satánicas que hay en Chile, destinadas a embaucar y nadie las molesta.

Una más que se estableciera a la luz de la libertad de expresión y asociación, constituiría una demostración, que en nuestro país, las instituciones funcionan. Es aconsejable que los diablos permanezcan juntos y visibles, en vez de vivir desparramados.

 

Walter Garib

 



Walter Garib

Escritor

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